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Carlos Julio Pereyra, el socio díscolo de Wilson Ferreira

El histórico dirigente blanco murió este domingo a los 97 años
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09 de febrero de 2020 a las 16:35

Carlos Julio Pereyra, muerto este domingo a los 97 años, alcanzó fama nacional en 1971, como compañero de fórmula del caudillo blanco Wilson Ferreira Aldunate. Pero antes, y particularmente después, tuvo una intensa vida política propia.

De origen rural humilde, reservado y receloso, Carlos Julio Pereyra fue legislador durante 30 años, pese a que debió tolerar una dictadura y la gradual extinción de su sector político.

Wilson y Carlos Julio

Maestro de escuela y docente de Secundaria nacido en 1922 en una zona rural cercana a la ciudad de Rocha, inició su carrera política profesional en 1951, como edil del Partido Nacional Independiente, opuesto al liderazgo de Luis Alberto de Herrera o “Herrerismo”. Siguió la estela de Javier Barrios Amorín, un prestigioso legislador blanco que en 1964 fundaría el Movimiento Nacional de Rocha.

Fue diputado entre 1963 y 1967 y senador desde 1967 hasta el golpe de Estado de 1973. Se destacó en la Cámara alta por algunas interpelaciones a ministros y denuncias en una época de gran inestabilidad, movilizaciones sindicales y estudiantiles y violencia política, en especial por la irrupción de la guerrilla del MLN-Tupamaros.

En 1969 desplazó a Alberto Gallinal, un hombre conservador, del liderazgo del Movimiento de Rocha, y a fines de 1970 acordó con el emergente líder blanco Wilson Ferreira Aldunate compartir fórmula presidencial en las elecciones nacionales de 1971. Representaban el nuevo Partido Nacional, rejuvenecido y volcado al centro-izquierda, postura que se expresó en la propuesta conjunta “Nuestro Compromiso con Usted”, fuertemente intervencionista y estatista.

El formidable carisma personal de Ferreira, unido a la novedad ideológica dentro de un partido conservador, provocó un gran entusiasmo entre los blancos, que también pudieron disputar el voto joven al naciente Frente Amplio. Pero el colorado Juan María Bordaberry, protegido del presidente Jorge Pacheco Areco, les arrebató el triunfo por sólo 12.800 votos.

Dictadura y apertura

Tras el golpe de Estado del 27 de junio de 1973 se refugió por dos semanas en Argentina. Desde 1976 integró el Triunvirato que dirigió al Partido Nacional en la clandestinidad, junto a Dardo Ortiz y Mario Heber Usher.

En setiembre de 1978 salvó su vida de manera azarosa después que un regalo anónimo de tres botellas de vino envenenado –para él mismo y para Luis Alberto Lacalle y Mario Heber– le costara la vida a Cecilia Fontana de Heber.

Tras la derrota del régimen dictatorial en el plebiscito constitucional de 1980, Pereyra viajó varias veces al exterior para reunirse con Ferreira Aldunate, quien permanecía exiliado entre Londres y Barcelona. También mantuvo muchas conversaciones en Uruguay con jefes militares en busca de un camino de apertura.

Los militares le devolvieron sus derechos políticos (“desproscripción”) en noviembre de 1983, lo que le permitió la actividad política pública. Ferreira Aldunate, en tanto, fue detenido en junio de 1984 cuando regresó a Uruguay.

Los partidos políticos, salvo los blancos, pactaron con los militares una vía de apertura democrática en agosto de 1984, en el Club Naval. Con Ferreira Aldunate preso en un cuartel de Trinidad, el sector mayoritario del nacionalismo se vio impedido de competir en las elecciones de noviembre con la misma fórmula de 1971: Wilson-Carlos Julio, como los nombraba la propaganda. Pereyra aspiraba a la candidatura presidencial, pero la negativa de Ferreira Aldunate, quien designó a otros, terminó por distanciar a ambos líderes.

Después de algunas negociaciones, la mayoría del Partido Nacional concurrió a los comicios tras la fórmula Alberto Zumarán, de Por la Patria, y Gonzalo Aguirre, designado por Pereyra. Pero perdieron ante Julio Sanguinetti-Enrique Tarigo, del Partido Colorado, por casi 117.000 votos.

En el Senado

Pereyra reingresó a la Cámara alta en febrero de 1985, después de casi 12 años de dictadura. Fue uno de los tres senadores blancos que votaron contra de la Ley de Caducidad de 1986, una suerte de amnistía de hecho para militares y policías, lo que provocó una ruptura personal con Ferreira y el fin de la sociedad Por la Patria-Movimiento de Rocha.

En 1989, tras el fallecimiento de Ferreira Aldunate, se candidateó a la Presidencia de la República. Fue ampliamente derrotado por su correligionario Luis Alberto Lacalle, quien representaba el ala conservadora de los blancos y se había aliado a Gonzalo Aguirre, un prestigioso jurista que defendió la Ley de Caducidad y rompió con Pereyra.

Reelecto senador, Carlos Julio dio su “apoyo crítico” al gobierno de los blancos, pero luego comenzó a discrepar con las reformas liberales desde su nacionalismo estatista. (En sus filas se contaba el intendente de Cerro Largo, Rodolfo Nin Novoa, quien luego abandonó el Partido para formar con Tabaré Vázquez la fórmula presidencial del Frente Amplio desde 1994 hasta el triunfo de 2004).

En las reñidas elecciones nacionales de 1994, que significaron el segundo triunfo de Julio Sanguinetti, la fórmula Carlos Julio Pereyra-Wilson Elso Goñi obtuvo 65.666 votos, sólo suficientes para que Pereyra conservara su banca en el Senado.

En las elecciones internas partidarias de 1999 respaldó la candidatura de Juan Andrés Ramírez, quien fue ampliamente vencido por Luis A. Lacalle. De todas formas logró ser reelecto senador en octubre. Ya entonces el viejo Movimiento de Rocha estaba casi extinguido, y su líder sobrevivía en la actividad política gracias a su prestigio pasado y a acuerdos electorales ventajosos.

En 2005, cuando asumió el gobierno del Frente Amplio, Pereyra completó su séptimo y último período como legislador. Todavía presidió el Directorio del Partido Nacional entre 2008 y 2009, cuando los líderes Lacalle y Jorge Larrañaga compitieron en elecciones internas.

Casado con Rosa de los Santos, enviudó el 6 de diciembre de 2016.

En 2013 respaldó la precandidatura presidencial de Luis Lacalle Pou, hijo de su rival herrerista, y presentó su último libro: “Wilson – Las cartas del exilio”. Entre otros libros de su autoría se cuentan una biografía comentada de Javier Barrios Amorín, publicada en 1983, y un recuento de su vida política editada en 2006 bajo el título “Soy testigo”.

Y aún en noviembre de 2019 pudo ver otra vez triunfante al Partido Nacional, esa vez liderado por Luis Lacalle Pou, quien lo distinguió visitándolo en su casa.

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