Desde febrero, unas 900 personas han muerto por causas relacionadas con el hambre en la región de Karamoja, al noreste de Uganda, según informaron fuentes locales al diario Daily Monitor.
La información indica que la mayoría de las muertes son de niños y ancianos, afectados por la falta de alimentación y la escasa respuesta oficial para enfrentar la crisis alimentaria.
Un largo período de sequías ha impactado sobre las cosechas y pasturas, disminuyendo al mínimo la provisión de alimentos a humanos y animales que son, por cierto, parte fundamental de la dieta consumida por los habitantes de la región.
La ola de calor ha secado las fuentes de agua que bajan del cercano monte Moroto, transformando la región en un páramo arenoso sin vida.
De acuerdo con informes de la Unicef y estadísticas del gobierno, ocho de cada diez hogares mantienen condiciones de inseguridad alimentaria, lo que significa que no tienen capacidad de mantener un adecuado nivel de reservas de alimentos para enfrentar los períodos de escasez.
La situación que atraviesa la región genera un aumento de los enfrentamientos entre comunidades debido a los intentos de robo de ganado, lo que a su vez motiva la intervención del ejército que desde mayo pasado arrestó a 400 personas.
Los riesgos mayores por la falta o inadecuada alimentación los corren, además de menores y ancianos, quienes padecen enfermedades como HIV o tuberculosis.
El presidente del submunicipio de Lotisan, John Robert Adupa, dijo que es difícil para los extranjeros entender la situación hasta que visitan los asentamientos. “No hay casi nada para cosechar, los cultivos se marchitaron, la gente necesita ayuda del gobierno, pero no llega".
"Algunos han recurrido a hervir pieles y cueros de cabras y vacas para comer”, agregó Adupa al Monitor visiblemente perturbado.
En el distrito de Kotido, 626 personas han muerto en los últimos cinco meses, informó en Robert Okuda, funcionario de producción del distrito, quien agregó que la mitad de los 165 mil residentes no tienen suficiente alimento para comer por una combinación de escalada de precios, inseguridad y plagas de insectos que afectaron las cosechas.
El panorama es similar en todos los municipios de la región, con una población mayormente rural que tiene la agricultura y la ganadería como base principal de subsistencia y no es alcanzada en forma efectiva por los programas de ayuda del gobierno central.
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