Guillermo Freijido había tenido apariciones en televisión en el programa Masterclass (Canal 12)

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Caso Freijido: lo que dijo la Corte sobre el abuso sexual infantil

La corporación explicó porqué el relato de los niños y las pericias psicológicas son evidencia "copiosa" de la culpabilidad del profesor
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11 de agosto de 2022 a las 05:03

Al profesor de música Guillermo Freijido la Justicia lo encontró tres veces culpable de haber abusado sexualmente de un alumno y de su hijastro.

Este lunes, el máximo órgano judicial, la Suprema Corte de Justicia, explicó en una sentencia de más de 100 páginas por qué el relato de los niños y las pericias psicológicas realizadas eran prueba más que suficiente –la calificaron de "copiosa"– de que el profesor es culpable de esos crímenes. Además, esgrimieron sus posturas de cómo tienen que ser tratados este tipo de casos, de una naturaleza tan particular.

Entre los varios argumentos que utilizaron para destacar la fuerza del relato de los menores, recogen que las profesoras Viola, Di Lorenzo y García Maggi, de la cátedra de Psiquiatría Pediátrica de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, manifestaron: "Cuando un niño denuncia libre y espontáneamente un ASI (abuso sexual infantil), éste realmente aconteció en un porcentaje que oscila entre el 92% y el 98% de los casos de acuerdo a diferentes estudios". En este caso, ambos niños contaron lo que les había pasado a sus padres espontáneamente. 

Además, hicieron hincapié en que el relato de las víctimas coincide con el de los testigos, y que a su vez fue validado por peritos psicólogos que no fueron cuestionados por la defensa de Freijido. Si bien en el caso de su hijastro existe una pequeña discrepancia temporal en cuanto al momento en el que le contó a su madre los hechos, la Corte entendió que se trata de una diferencia fortuita y menor. 

"La sentencia condenatoria se cimentó en la declaración de ambos menores. Dichas declaraciones no presentan fisuras, fueron espontáneas, precisas, con detalles de tiempo y lugar", valoró la corporación y agregó que "la prueba ofrecida por la defensa no logró desacreditar la solidez del relato de cada una de las víctimas". 

Sobre el caso del hijastro, la defensa del profesor afirmó que los abusos habían ocurrido cuando el niño ya había cumplido los 12 años. Al advertir que no hubo amenazas –los abusos se dieron en el medio de lo que el menor entendía que era un juego– y que tenía (según la defensa) 12 años, Freijido podía verse exento de responsabilidad. De acuerdo al juicio de la ministra Doris Morales, esto no solo no fue así porque aún tenía 11 años, sino que además, en la ley prevé que si la víctima se encontrara entre los 12 y 15 años se podría presentar prueba en contrario para demostrar que no hubo consentimiento alguno, lo que en su opinión quedó más que probado. 

"No pudo –en ningún sentido posible– mediar consentimiento de las víctimas en las conductas que se le imputan al acusado", zanjó Morales, quien refirió a una sentencia de la Corte en un caso similar, donde la víctima tenía 14 años e igual se entendió que era de orden computar el agravante. 

El caso

Un niño de 11 años que asistía a clases con Freijido en el año 2013 manifestó sus intenciones de tomar clases de piano, a lo que la madre contactó al condenado para pedirle que le recomiende a alguien que pudiera darle clases. Él les contestó que lo haría gratuitamente en su caso, dado que tenía buena relación con el menor y manifestó que sería "un privilegio" ayudarlo. 

A partir de eso, el niño comenzó a concurrir a la casa a tomar clases. En los primeros encuentros no sucedió nada extraño, pero luego comenzó a pedirle que se descalce para enseñarle el ritmo con el que debía apretar los pedales. Freijido se arrodillaba del lado de enfrente y la misma estructura del piano lo cubría. La víctima descubrió varios indicios claros de que en ese momento, el profesor apoyaba su pene en su pie descalzo y otras veces se masturbaba. 

Sus padres contaron lo sucedido en el colegio, que manifestó entre líneas que tanto la víctima como otro niño que decidió no denunciar estaban fabulando, pero no radicaron la denuncia por miedo a dañar aún más a su hijo. En 2017, su hijastro se decidió a contar en la Justicia que cuando jugaba a las luchas con el marido de su madre, este le tocaba la entrepierna o lo hacía ponerse en posiciones sexuales y, sin que él se diera cuenta, le apoyaba su miembro. 

En ese entonces, los padres de la primera víctima le preguntaron a su hijo si quería hacer la denuncia junto a la otra víctima y este les pidió que sí, para poder dar un cierre a esa historia. 

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