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Cero diva

Espontánea, sencilla (y hasta un poco vergonzosa frente a la exposición pública), Florencia Infante se ha ganado un lugar en el humor y como referente de la improvisación
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09 de octubre de 2015 a las 05:00

Florencia Infante entró al mundo de la radio por la puerta grande. Primero la llamaron de Océano FM para un programa de verano y luego le propusieron estar una vez por semana en el popular Segunda pelota. "Es como que te digan: 'No sabés jugar al fútbol pero tomá la pelota que mañana empezás a jugar con Luis Suárez en el Barcelona'", sonrió.

Cuando Florencia Infante se sube a un taxi, basta con que diga a qué dirección quiere ir para que, invariablemente, suceda lo mismo. El taxista se da vuelta y la descubre, como si estuvieran jugando a la escondida: "Vos sos la de la radio, ¿no? La de Océano".

Trabaja como actriz desde 2005, es directora y docente, y se ha convertido en una de las referentes del arte de la improvisación en Uruguay. Es una de las creadoras de la compañía Impronta Teatro, que el mes próximo cumplirá 10 años de existencia. Pero la coconducción del programa Segunda pelota en Océano FM, desde 2012, es lo que parece haberle dado la mayor exposición.

Nos contactamos por correo electrónico y quedamos en encontrarnos en una pizzería de Pocitos. "¿Y cómo nos vamos a reconocer?", me pregunta. "Yo te voy a reconocer a vos", respondo un tanto sorprendida. "Genial", dice en el siguiente mail.

Florencia llega con una gran sonrisa, nada de maquillaje y ropa cómoda. Justo la había visto la semana anterior en una obra de improvisación para niños en el Undermovie, organizada por el banco Itaú. Se metió a los chicos en el bolsillo a los dos segundos y junto con el resto de los actores los tuvieron como hipnotizados todo el tiempo.

Considera que es mucho más conocida por su voz que por su imagen, lo que le da, opina, "cierta impunidad que está buena" que le sirve para algo que le encanta: observar a la gente.

A mí me da la sensación de que, igualmente, debe ser mucha la gente que la reconoce. ¿Cómo hace para manejar eso? "Es que creo que nadie me conoce", ríe. "Además me muero de la vergüenza de todo". La miro con incredulidad. "En serio. Cualquiera de mis amigos te lo puede decir. Si llegamos a un lugar y me conocen, me quiero ir, me viene como una cosa que no sé manejar. Hay gente que me dice que no puede ser que me dé vergüenza, que es como incoherente. Pero no, porque una cosa es mi trabajo y otra es mi vida", explica.

De todas formas, piensa que está bueno el reconocimiento de la gente porque siempre viene desde el cariño. Igualmente, insiste en que ser conocido es otra cosa. Y recuerda una anécdota con Rafa Cotelo. Estaban en Montevideo Shopping, yendo por uno de los corredores hacia el cine. Era tanta la gente que lo paraba para saludar que Cotelo empezó a demorar. "Te espero en el cine", le dijo Florencia. Ella demoró dos minutos en llegar. Él, más de media hora.

Vive a pocas cuadras de la pizzería. Le gusta Pocitos, que haya tantos servicios, que todo el tiempo "esté vivo"; pero ella siente que pertenece a Sayago, que "es más barrio barrio". "Al principio dije qué alucinante un apartamento, pero ahora cada vez que voy a lo de mi madre quiero frotar la cara en el pasto".

La hora de las brujas

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Florencia Infante está casada con Enrico "Quico" Greco, quien también forma parte de Impronta Teatro. Se conocieron en la escuela de teatro. "Éramos amigos, yo tenía novio. Un día nos dimos cuenta de que estábamos enamorados. Lo admiraba y lo admiro pila. Es tremendo actor e improvisador. Lo admiro porque es un salado. Y además tengo la suerte de que lo amo y él me ama a mí".

Florencia asegura que nunca utilizan a favor el hecho de ser pareja, pero que sí considera que los favoreció cuando se presentaron al casting para una propaganda de Canarias. "Creo que ganamos ese casting porque éramos pareja de verdad. Un viernes me estaba por ir a Buenos Aires cuando me suena el celular. Me estaban convocando para un casting ese mismo día. Volvía el domingo, así que descartado. La persona me dice que además estaba buscando a un compañero mío, Enrico Greco. Mirá, le digo, estoy yendo a Buenos Aires a comprar el cotillón porque justamente me caso con Enrico Greco. Cuando se enteraron de eso arreglaron todo para que hiciéramos el casting el lunes de mañana. Y fuimos elegidos, porque creían que la sintonía que íbamos a tener sería más fuerte".

Hace cinco meses se convirtieron en padres de Manuel, y la vida "cambió 100.000%; es otra vida". Florencia ve a su bebé como un niño feliz, que sonríe y se expresa mucho. Tiene, como la mayoría de las madres, una red de apoyo bien armada integrada por su madre y sus suegros. "Funciona espectacular, se hablan entre ellos, se coordinan, todo fluye naturalmente".

Hace varias semanas, tras la licencia maternal, volvió a trabajar. Vivió el regreso como necesario, ya que las personas con "cabezas que van muy muy rápido" precisan estar haciendo cosas. "Estar inactiva me generaba más dolor que volver al trabajo. Necesitaba subirme al escenario, hablar en la radio, exorcizar todos los demonios que viven a mi cabeza", apunta.

Si uno pasa por la casa de Florencia entre las siete y las ocho de la tardecita seguramente escuche voces cantando en un enganchado delirante de canciones que van desde los Beatles a David Bisbal, de Chayanne a Silvio Rodríguez. "Es la hora de las brujas, ese momento en que los bebés se vuelven locos y las madres también. El humor nos ayuda mucho. Hemos descubierto que cantando y bailando se le pasa. Así que se puede escuchar cualquier cosa, sin ningún tipo de criterio", comenta.

Dejar el ego de lado

Empezó a estudiar teatro a los 14 años, pero fue como podría haber ido a clases de tejido, recuerda. Nunca le daban el papel principal. En el colegio tampoco la elegían para los actos o las representaciones. Después de estar un tiempo en Segunda pelota, empezaron a escribirle compañeros de liceo y le resultó gracioso que le dijeran que ella siempre había pintado para actriz. "Lo que sí siempre fui muy dada, era de las que se llevaba bien con todos. En sexto de liceo mis compañeros me eligieron para dar el discurso final porque los representaba a todos. Pero esas son cosas que te das cuenta después, de grande", comenta.

Egresó del Instituto de Actuación de Montevideo (IAM), se formó en improvisación y es una de las fundadoras de la Escuela de Impro de Uruguay. También trabaja en secundaria como profesora de Arte Escénico e Improvisación. En colaboración con psicopedagogos y psicólogos, considera que la improvisación bien utilizada puede servir para mucho, como por ejemplo detectar ciertas problemáticas.
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Durante la charla, Florencia hace especial énfasis en la reivindicación de la improvisación como género teatral. Dice que muchas veces los críticos directamente no van a ver este tipo de obras porque piensan que son livianas. Le parece que persiste en Uruguay el preconcepto de que es algo fácil, que cualquiera puede hacerlo. "Sí, cualquiera lo puede hacer si estudia, como cualquiera puede ser abogado. Pero necesita teoría y fundamentos. En muchos países estas obras son reconocidas por la crítica, pero en Uruguay todavía no lo hemos logrado".

Con paciencia de docente, me explica que ser actor e improvisador es diferente; que tienen hasta formaciones distintas. La improvisación es de ida y vuelta, y tiene reglas. "Una de ellas es la escucha. Y otra es dejar el ego. Siempre hay que pensar que el otro tiene una mejor idea que vos. Es la única manera de conectarse. Lamentablemente en el mundo de hoy importa solo uno mismo. Pero en la improvisación no, lo que importa es el otro", amplía. Lo primero que les dice a sus alumnos es que se saquen "la mochila, el chip" y se miren a los ojos con un compañero. No pueden hacerlo. Se hablan pero no saben lo que dijo el otro, porque están buscando la aprobación, están pensando qué decir para parecer inteligentes. "Pero yo no quiero que sean inteligentes, sino que sean. No sabés qué difícil que es ser. Lo que demora la gente en romper eso", reconoce. "Y ver cuando empiezan a hacer así (hace un gesto como de sacarse una máscara) es maravilloso".

Más de 40 mil personas han visto ya la obra Imprevisto de la compañía Impronta en la sala del Movie. Florencia no se olvida más del día del debut: fue el 3 de abril de 2010, era sábado de Semana Santa. "Hacía años que andábamos atrás de esa sala. Ahora no somos nadie, y en esa época éramos menos que nadie, pero creíamos mucho en la propuesta", rememoró. Tanto insistieron que la encargada de la sala, Soledad Ortiz, les permitió probar suerte. Ya llevan seis temporadas y además lograron "el sueño", "la locura" de pasar a la sala grande. "Sabíamos que nos iba a ir bien, pero nunca nos imaginamos que tanto".

Bienvenida al Club de Tobi

Y fue entrar a jugar con Jorge Carlos "Piñe" Piñeyrúa, Rafa Cotelo, Mariano López y Pablo Fabregat. Seguramente hace gran uso de sus conocimientos de improvisación. "Hay que tener cintura", bromea. "Son unos genios, seres muy generosos. Son tipos de los medios de hace años. Compartir horas al aire con cualquiera de ellos es aprendizaje todo el tiempo".

Suele decirse que una de las claves del éxito del programa es la mezcla de perfiles bien distintos. "Esa es la inteligencia de (Pablo) Lecueder, que es como el ojo de Gran Hermano", resume.

Florencia sabe que con su incorporación "se la jugaron", que buscaban sacudir y que podía haber salido muy mal. "Pero la gente me bancó. Como en el liceo. Obvio que tengo mis haters, como dice Diego González. Pero todos tenemos haters".

Le gusta el juego de ser la única mujer y le parece interesante poder aportar la visión femenina. Reconoce que estar en Segunda pelota le ha generado oportunidades de trabajos publicitarios, y acepta las propuestas que le parecen dignas y le divierten.

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Cuando le dicen que es comunicadora, ella responde que es actriz. Entiende que por su formación calza muy bien en Segunda pelota, pero que no es comunicadora. Le gustaría estudiar radio o gestión cultural, porque es "muy defensora de respetar los espacios. Entiendo que mucha gente se pregunte por qué estoy ocupando ese lugar tan codiciado, si no me formé para eso".

Pero pensar que estudiar vaya a suceder en lo inmediato le parece realmente una utopía. Hoy, con todas las actividades y un bebé de cinco meses, "con suerte me puedo bañar", dice resignada.

Por el momento, prefiere disfrutar lo que tiene. "Segunda pelota es tremenda escuela. Ahí estaré, aferrada, hasta que me digan gracias por todo. Y ese día me voy a ir superagradecida".

La mujer jirafa y el perro Muzza

Al preparar la entrevista con Florencia Infante, dos cosas llamaron mi atención. Una fue su participación en I Dove Me, en un encuentro llamado "Mujeres que eligieron ser otro tipo de modelo". Florencia despertó risas al explicar por qué ella se identificaba con una jirafa ("la parte que más me gusta de ser jirafa es que estoy con los pies en la tierra pero con mi cabeza muy cerca del cielo"). "Todas somos parcialmente todos los animales. Hoy soy jirafa, pero puedo ser cisne, araña, puma, perro cachorro y perro viejo. Tengo la potencialidad de mutar en millones de animales para vivir. Y en la manada, me reconozco, me identifico, me encuentro, me celebro. Hay que usar más a la manada para celebrarse y no para juzgarse.", instó Florencia.

Otro momento interesante fue toparme con una entrevista para la revista My Pets centrada en Muzza, el bulldog francés "atlético" de Florencia Infante. Le pregunté qué pasó con Muzza ante la llegada de Manuel, el bebé. "El Ruso, un compañero de Océano que trabaja en Justicia infinita y es veterinario, me pasó pila de consejos y le hicimos caso en todo. El perro era el bebé antes y ahora el perro es el perro".
Florencia asegura que bebé y perro se llevan bien. Existe algo así como una armonía. "Algo muy gracioso es que el perro ronca mientras el niño duerme. Deja de roncar el perro, alguien mueve algo y se despierta el nene. ¿Qué onda?".

No entender nada, entender todo

La formación permanente es un pilar de la compañía Impronta, por eso de forma permanente uno de los nueve integrantes viaja a algún lugar del mundo para aprender algo nuevo y volcar ese conocimiento al grupo.

Florencia recuerda uno de esos viajes en particular, no tanto por la información que pudo obtener sino por la experiencia en sí. Estaba en San Pablo junto a Dana Liberman, otra de las fundadoras de Impronta, cuando el grupo de improvisación Barbixas las invitó a actuar. "Son actores que se hicieron conocidos porque sus videos se volvieron virales en Youtube. Ser virales en Brasil es que te vean ocho millones de personas. Fue la primera vez en mi vida que actué ante 1.500 personas en una función en portugués, y yo hablando en español. Sin entender nada y entendiendo todo. Fue como mágico, como otra esfera del entendimiento. La gente se mataba de risa porque estaba sucediendo algo alucinante. Fue una de las cosas más fuertes de mi vida".

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