Economía y Empresas > ES LA PRIMERA VEZ QUE OCURRE

China, el principal mercado de Uruguay, sin meta de crecimiento para 2020 por el covid-19

En la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo),el primer ministro, Li Keqiang, aseguró que esta decisión se debe a la "gran incertidumbre" a nivel mundial por el virus
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22 de mayo de 2020 a las 12:27

El impacto económico de la pandemia del covid-19 y la incertidumbre sobre su evolución a corto plazo han provocado lo impensable hace tan solo unos meses: que China decida, por primera vez, no marcarse una meta de crecimiento económico para el año en curso. La potencia asiática es desde hace años el principal mercado para los bienes que produce Uruguay. 

La noticia tampoco es una gran sorpresa, ya que la prensa estatal venía lanzando globos sonda al respecto desde hace semanas, pero sí que es un indicador - uno más - de lo que ha supuesto para la economía mundial el coronavirus: es la primera vez que China no se fija una meta de crecimiento desde que empezó a hacerlo en 1990.

Esta misma semana, los analistas encuestados por el rotativo oficial Global Times que pronosticaban que sí que habría una meta de crecimiento apostaban por una cifra de en torno al 3 por ciento, superior a las previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), del 1,2%, o del Banco Mundial (BM), del 2,3%. En 2019 el avance había sido del 6,1%.

Cualquiera de estas opciones habría supuesto el peor desempeño anual de la economía china desde 1976, por lo que el Ejecutivo parece haber optado finalmente por no pillarse los dedos, máxime cuando la recuperación está siendo tímida después de que el PIB sufriese entre enero y marzo su peor contracción en más de cuatro décadas (-6,8%).

En la inauguración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (ANP, Legislativo), celebrada hoy y en la que tradicionalmente se divulgan los objetivos económicos para el ejercicio en curso, el primer ministro, Li Keqiang, aseguró que esta decisión se debe a la "gran incertidumbre" a nivel mundial por el virus.

"El principal motivo por el que no hemos planteado una meta concreta (...) es que el desarrollo de nuestro país puede verse afectado por factores difícilmente previsibles derivados de la gran incertidumbre sobre la situación mundial de la COVID-19, de la economía y del comercio", apuntó el jefe del Gobierno.

Empleo como máxima prioridad

Esta abrupta crisis económica ha causado una importante destrucción de empleo en China, donde el paro en zonas urbanas, que había terminado 2019 en el 5,2%, creció en los primeros cuatro meses del año hasta el 6% de finales de abril.

Los datos oficiales sugieren una pérdida de 3,7 millones de empleos en zonas urbanas en lo que va de año, pero las estimaciones de la consultora británica Capital Economics son mucho peores: creen que desde enero se han destruido hasta 20 millones de puestos de trabajo.

Así pues, consciente de la importancia que tiene este indicador sobre la estabilidad nacional y sobre el apoyo popular a un régimen que, desde hace décadas, ha dejado de lado la ortodoxia maoísta para entregarse a la apertura económica, el Gobierno ha marcado como principal prioridad para este año "la estabilización del empleo y la protección de las condiciones de vida del pueblo".

El empleo ya era la primera de las "seis estabilidades" marcadas por Pekín en 2018 como líneas de actuación gubernamental, a las que recientemente se sumaron las "seis garantías", de las que también el mercado laboral es la principal y entre las que también figuran la seguridad alimentaria o la protección de las cadenas industriales y de suministro.

En su discurso de hoy, el primer ministro chino exhortó a las administraciones regionales a "suprimir las restricciones excesivas al empleo, establecer todas las medidas necesarias para fomentar el empleo y utilizar todos los medios necesarios para incrementar (la cantidad de) puestos de trabajo".

No obstante, más que mejorar las cifras de desempleo, parece que lo que busca Pekín es detener la sangría de puestos de trabajo, ya que el objetivo para este año será mantenerlo en torno al 6 % actual y crear 9 millones de empleos (brutos, no netos).

Estas cifras serían las más bajas desde 2013, inferiores a los objetivos del año pasado (paro del 5,5% y creación de 11 millones de empleos) e insuficientes para "estabilizar el empleo" para el analista del Banco de Comunicaciones Tang Jianwei, que esta semana indicaba en la prensa estatal que Beijing debía generar al menos 10 millones de puestos de trabajo para conseguir ese objetivo.

La meta que Beijing parece haber descartado definitivamente es la de doblar en 2020 el PIB de 2010 - necesitaría un avance del 5,6 % este año para conseguirlo -, aunque no se trataba de un proyecto del actual presidente, Xi Jinping, sino de su predecesor, Hu Jintao.

El otro de los planes marcados con anterioridad para 2020 sí que parece mantenerse, ya que Li insistió en "eliminar la pobreza" este año en las zonas rurales, allanando así el terreno para la consecución de una "sociedad moderadamente próspera en todos los aspectos".

EFE

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