Emojis ayudan a entender la percepción de los uruguayos sobre la comida

Estas palabras tendrían una mayor llegada emocional a los destinatarios siempre y cuando sean representados con algún dibujo.

Por eso, hay un grupo de uruguayos que en los últimos años ha recurrido a este medio de comunicación universal para llevar a cabo estudios científicos y entender las emociones de las personas respecto a los alimentos.

Gastón Ares es uno de ellos. Este ingeniero de alimentos y doctor en Química por la Universidad de la República e integrante del Polo Tecnológico ha estudiado más de una decena de artículos vinculados con esta forma de comunicación.

El interés de utilizar estos dibujos surgió a partir de un movimiento internacional de incorporar aspectos emocionales y asociaciones que generan los productos para entender “por qué comemos de la forma que comemos”.

Cuando a alguien se le pregunta por qué come determinado producto, generalmente responde de una forma racional. Y si se le pregunta por emociones contesta con las palabras: feliz, contento, triste o enojado.

“Los emojis tienen capacidad para darte respuestas menos racionales. Cuando la gente te pide palabras solo racionaliza. Estos dibujos son una forma de expresión de las emociones. Es más fácil que vos pongas un emoji que poner determinadas palabras cuando algo te pone contento”, explicó Ares.

Leonardo Carreño

El estudio en Twitter y su importancia en estudios posteriores

Una de las investigaciones de alimentos y emojis fue realizada en la red social Twitter. Lo que detectaron es que cuando los usuarios referían a alimentos no utilizaban palabras, sino emojis.

“Lo escriben de forma espontánea”, acotó Ares.

A partir de allí se empezaron a hacer estudios sobre qué significaba cada carita. “Hubo mucho trabajo vinculado con eso: entender el significado”, indicó.

También se dieron cuenta que estos dibujos son interesantes para entender cómo los niños se vinculan con los alimentos. Es una herramienta utilizada para decodificar sus emociones que sería menos efectivo si se utilizara una encuesta tradicional.

“Los niños no entienden tanto las palabras. La idea del emoji la entienden enseguida porque son más fáciles. Ahora participamos en un proyecto europeo donde trabajan en el uso de emojis en niños para entender cómo se vinculan con ellos”, puntualizó.

Si bien muchos de los niños no utilizan directamente estos íconos por no tener la edad para usar un celular, sí están expuestos de manera indirecta. Esto se debe, agrega el experto, a que pueden llegar a haber visto estos dibujos en algún momento en el celular de sus padres. O también porque comparan con otros dibujos similares que hayan percibido.

Esta lógica también sucede con la gente más añosa, que no está tan acostumbrada a mandar tantos dibujos de estas características. Muchos no los usan para enviarlos, pero sí los reciben, y entienden esas manifestaciones emocionales.

Los emojis que más se utilizan para los cuestionarios son los “faciales” que, si bien suelen estar vinculados a un concepto o emoción en concreto, en algunos casos pueden estar identificados a diferentes emociones. Por eso, la falta de una definición de algunos se vincula a que el uso de estos depende en muchos casos de la interpretación que hace cada persona sobre su significado.

El último estudio de los emojis en Uruguay

El grupo encuestó a 600 uruguayos para entender las reacciones emocionales a los alimentos subóptimos. Son aquellos que no tienen buena calidad en su apariencia, su estado de empaque, o porque se acerca la fecha de caducidad del producto.

El estudio dice que este “no es un concepto fijo y puede ser subjetivo”. “Que un alimento sea óptimo o no depende de cada persona” y está vinculado al contexto en el que va a ingerir ese alimento.

En general estos uruguayos mostraron reacciones emocionales negativas con los emojis.

Por ejemplo, encontraron más negativos en la pudrición de la papa que en los moretones de la manzana. “Se consideró como un efecto de apariencia/calidad más severo”, concluye la investigación.

Según análisis de la investigación, el abollado de un paquete también despierta sensaciones que tal vez no representan un riesgo para la salud. “Puede desencadenar asociaciones de seguridad alimentaria y emociones negativas, así como percepciones de calidad reducidas en todas las dimensiones”, señala. Por eso, este estudio puede ser una herramienta para crear campañas de comunicación destinadas a reducir el desperdicio de alimentos.

Gracias a este estudio utilizando emojis, se puede generar campañas para que los consumidores aumenten el conocimiento, por ejemplo, sobre qué categorías de alimentos deben inspeccionarse cuidadosamente cuando se acercan o superan la fecha de caducidad.

¿Qué impacto tiene en el alimento subóptimo, en los precios y la intención de compra de los consumidores? La reducción del costo es una de las estrategias que se ha implementado para animar a los consumidores a comprar productos de este tipo, señala el estudio. “Sorprendentemente, en el actual trabajo la reducción del precio aumentó la intención de compra sólo de forma limitada”, concluye.