Opinión > Opinión

Cómo reaccionamos cuando la que denuncia es Romina Celeste y el acusado es Penadés

Desde hacía horas en los medios se sabía que esto iba a pasar y en las redacciones discutíamos qué hacer y de qué manera cubrirlo
Tiempo de lectura: -'
01 de abril de 2023 a las 05:03

Cuando Romina Celeste Papasso dijo el nombre de Gustavo Penadés, la euforia la invadió. Un torrente de mensajes le llegaban al celular, algunos aplaudiéndola por lo bajo, otros solidarizándose –incluidas mujeres políticas– y tantos otros cuestionándola. La denuncia pública fue esta: Papasso dijo en el programa Hacemos lo que Podemos de Directv que el senador Gustavo Penadés la había levantado en Parque Batlle cuando ella tenía 13 años –en ese entonces ella no había hecho su transición de género y lucía como varón– y le había pagado por sexo. 

Desde hacía horas en los medios se sabía que esto iba a pasar y en las redacciones discutíamos qué hacer y de qué manera cubrirlo. Los primeros comentarios que salieron en el debate fueron: “Es Romina Celeste” –traducción: es una loca, está mal de la cabeza, es un personaje– y “es Gustavo Penadés" –traducción: el senador más respetado del oficialismo, el más cercano, el mejor negociador, al que conocemos desde hace años y con el que hablamos casi que todos los días–. La acusación ya la tenían otros medios cuando Hacemos lo que Podemos la divulgó. El resto publicó después.

¿Cómo presentar la noticia? ¿Teníamos que decir que Penadés denunciará a Romina Celeste por difamación tras denuncia de explotación sexual infantil? ¿O en realidad la noticia era que Romina Celeste lo acusó por pagarle por sexo a una persona menor de edad? En el primer enfoque del título el énfasis estaba puesto en que Penadés estaba siendo difamado. En el segundo, que había una acusación de un delito contra él. 

La cuestión no es debatir si lo que Romina Celeste cuenta pasó o no pasó, si es verdad o está mintiendo. Incluso para la Justicia sería extremadamente difícil dirimir al respecto. El punto está en cómo nos paramos cuando ella –la militante blanca– lo señala a él –el senador del oficialismo– por una denuncia de explotación sexual infantil. 

Papasso dio detalles al punto tal que su relato es verosímil: reprodujo diálogos, marcas de celulares, hora de la tarde en la que pasó, el hotel al que fueron, lo que se compró con la plata que recibió. Relató que Gustavo –así se presentó la persona que ella identifica como Penadés: solo con el nombre– la llamó a la semana siguiente y se volvieron a encontrar.

Romina Celeste encarna todo eso que los negacionistas del abuso sexual encasillan en el rol de malas víctimas: es trans, se prostituía, antes fue gay, qué estaba haciendo en el Parque Batlle con esa edad, qué había ido a buscar, le preguntó el periodista Ignacio Álvarez, bajo el inequívoco subtexto de estabas buscando sexo a cambio de plata. Es impulsiva, y protagonizó momentos escandalosos, como haberle escupido en la cara a una funcionaria municipal durante la participación de Lula Da Silva en la explanada de la intendencia, lo que la llevó a estar detenida y luego condenada.

Y además, tiene una ambición clara: quiere triunfar en política. Sabe lo que implica tener minutos de televisión, porque explotan sus redes sociales cada vez que ella aparece en pantalla. Sabe lo que es que hablen de ella, y sabe que necesita de eso si quiere ser popular. 

Tiene, además, poca credibilidad. No sabe cómo gestionar su imagen pública, ni que tener exposición no necesariamente es bueno. Ha aprovechado cualquier motivo para estar en la conversación. Dijo, por ejemplo, que el Frente Amplio le había ofrecido US$ 50 mil para que militara con la fuerza política, cuando en realidad lo que recibió fue una llamada de alguien que, en nombre del Frente Amplio –y que no sabe quién fue– le hizo esa oferta.
 
Pese a tener toda una vida militando –tiene 30 años y dice que lo hace desde niña– tiene también nula experiencia sobre cómo funciona el lenguaje político, las instituciones, la Justicia. 

Actuó basada en un impulso: Papasso dijo que sintió que Penadés la había ninguneado cuando afirmó que ella no integraba al Partido Nacional –algo que sí hace– y que, como eso le dio rabia, se quiso vengar. Por eso decidió contar su historia, que es la historia de un niño explotado sexualmente. Ahora evalúa en su fuero íntimo si esto perjudica su imagen política o, por el contrario, la impulsa. Cualquier persona con aspiraciones políticas lo haría.

Del otro lado, el acusado, el presunto victimario, Penadés: uno de los legisladores más respetados del sistema político –por el oficialismo, por la oposición, y hasta por periodistas que tratan con él a diario–. 

Es al que le sobra credibilidad, al que le sobra conocimiento de las cuestiones públicas, al que le sobra conocimiento sobre la gestión de su imagen –y cómo dejar completamente a la sombra su vida privada–. A tal punto, que por primera vez en décadas hizo explícito ante el público masivo que tiene “una orientación sexual”: que es homosexual. 

Fueron varios, respetados, inteligentes, formados hombres a los que les dolió la acusación contra Penadés. Pobre Penadés, qué triste lo que le está pasando. Otros dijeron que les daba lástima, un hombre tan loable, un valor tan importante y tan necesario. El presidente Luis Lacalle Pou fue el más firme en su respaldo: “Creo en él”, dijo. 

Cuesta pensar que los violadores, o los abusadores o los explotadores sexuales de niños tienen cara de personas comunes y corrientes, de buenos padres de familia, de hombres integrantes de la sociedad, y que sí, que pueden tener cara de legisladores valorados.

En cambio, en el imaginario íntimo, en el fondo de cada uno, está la idea de que un abusador se parece, más o menos, a un monstruo. Y uno nunca ve como un monstruo a una persona que conoce, que la ve, con la que tiene cercanía. 

Penadés es, para mucha gente, un hombre cercano. Quizá sea inocente y esto sea solo una acusación. Esa es una posibilidad real. No es culpable y habrá una investigación fiscal al respecto que debería laudar sobre la acusación –la trampa acá es que en estos casos las pruebas de la víctima suelen escasear, sobre todo si el hecho que se denuncia es de hace 17 años–.

El punto es que todo el contexto de Romina Celeste Papasso y de Gustavo Penadés solo hizo sombra, enturbió lo que debió estar siempre en foco: la denuncia de explotación sexual infantil contra un senador de la República. 

Todo el resto siempre debió ser dos pesos aparte.

¿Cómo no se escucharon repudios por lo alto? ¿Cómo nadie puso demasiado el grito en el cielo? Ninguna organización de la sociedad civil fue a buscar estos testimonios, a ver si hay algo más grande detrás. El Partido Nacional no fue a intentar identificar quién es el intermediario denunciado en redes sociales, que integra la colectividad política, y que presuntamente le presentaba menores a Penadés. Ningún político le dio el respaldo público a Romina Celeste por su denuncia, ni siquiera dentro de su propio partido. Hasta la tarde del viernes ni siquiera se sabía qué fiscal investigaría de oficio esta denuncia: la fiscal a la que le tocó, Mariana Alfaro, no quiso tomarlo bajo el argumento de que no le correspondía por cuestión de fechas.

Hay una denuncia de abuso sexual infantil y a todos les queda incómodo salir a ver qué fue lo que pasó. Porque en este caso, más que nunca, importó que quien hizo la denuncia fue Romina Celeste Papasso, y el acusado –el atacado– fue el senador Gustavo Penadés. Cómo nos paramos ante esto sin ni siquiera saber exactamente qué pasó: él ya está ganando, ella ya está perdiendo.  

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...