Por Paula Castillo Martínez
Haz por un momento el ejercicio de dar un paso a la vez hasta completar la figura de un cuadrado, ¿te imaginas viajando en ese espacio durante 40 minutos con 9 personas adicionales? Esa es la experiencia de un usuario del metro de San Pablo, Brasil, en las horas más congestionadas. Ejemplos como estos abundan; el sistema rápido por autobús BRT de Santiago de Chile ha alcanzado concentraciones de un poco más de 7 pasajeros por metro cuadrado en sus buses, al igual que el de Transmilenio en Bogotá, por dar algunos ejemplos.
Si al hacer el ejercicio, la escena la imaginaste incómoda, ya sabes por qué hablar de comodidad en los sistemas de transporte público es importante. Además, es el modo con el que se moviliza la mayor parte de la población en las áreas metropolitanas de la región. Se estima que alrededor del 43% de las personas se movilizan en transporte público colectivo, el 29% en vehículos y motocicletas, y el 28% a pie y en bicicleta.
Reconocer la importancia de definir e implementar estándares que aseguren un mínimo nivel de confort en los buses de transporte público tiene, afortunadamente, una tendencia creciente. Mientras que en 2009 la UNEP y GEF mencionaban estándares comunes de mínimo 4 pasajeros por metro cuadrado y máximo 9, actualmente organizaciones como ITDP proponen una penalización por sobrecupo a sistemas con más de 5.
¿Con cuántas personas adicionales viajarías relativamente cómodo en el cuadrado que completaste?. Actualmente, el BID está analizando cómo valoran los usuarios la comodidad y la seguridad en los sistemas de transporte público. Los resultados serán insumo para alimentar la discusión sobre cambios para hacer más amable el viaje de los actuales pasajeros, y por qué no, para convertir el transporte público de la región en una alternativa real, confiable, cómoda y segura para los que tradicionalmente se movilizan en automóvil. De nuevo, la discusión apenas comienza.
Este es el primer post de la Serie Humanizando el transporte, publicado en el blog Moviliblog del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
Este post fue publicado originalmente en el sitio web del BID.
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