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¿Cómo viene el segundo tiempo para la política económica?
Para que Uruguay pueda sostener tasas de crecimiento más importantes a largo plazo, resulta “imprescindible” impulsar una agenda ambiciosa de reformas, que aborde desafíos en múltiples frentes, como seguridad social, inserción internacional, relaciones laborales, regulación y competencia, educación, pobreza y marginalidad. Esa fue una de las principales conclusiones que planteó la consultora Exante este miércoles en un desayuno de trabajo denominado Pasó el covid; quedó la LUC. ¿Y ahora qué?
En ese sentido, los economistas y socios de la consultora Pablo Rosselli, Tamara Schandy y Florencia Carriquiry coincidieron en que la discusión política post referéndum continúa enfocada en urgencias de corto plazo que pueden terminar “relegando”, al menos en parte, el abordaje de esa agenda de reformas.
Según dijeron, la discusión política de las últimas semanas ha estado enfocada en la suba de la inflación, que a su vez ya está tensionando otros objetivos de la política económica como la recuperación de los salarios y pasividades en términos reales.
Además, señalaron que el contexto de alta inflación mundial, la guerra en Ucrania y el freno de China son factores de alto riesgo, que podrían conducir a un final abrupto del ciclo alcista de los precios de las materias primas que está favoreciendo a Uruguay.
Sobre ese punto, insistieron en que la preservación de adecuados equilibrios macroeconómicos (inflación, déficit fiscal, competitividad, salarios y empleo) resulta clave para los próximos años, que estarán paulatinamente marcados por la proximidad del ciclo electoral y probablemente por mayores tensiones entre los distintos objetivos de la política económica.
Durante la presentación a la que asistieron unos 200 altos ejecutivos clientes de la firma, los economistas señalaron que las perspectivas de corto plazo lucen auspiciosas y la economía crecerá alrededor de 5% este año, y algo por encima de 3% el año próximo. Eso basado en el rebote de la actividad post pandemia, y el contexto internacional favorable de altos precios internacionales de materias primas que Uruguay exporta.
En relación a las expectativas empresariales, destacaron que el contexto se presenta favorable, , lo que permite aguardar un aumento de la inversión en 2022 y 2023. La encuesta de expectativas empresariales que Exante realiza cada seis meses marcado la mejor percepción del clima de negocios en más de 10 años.
En sentido, explicaron que los balances de las empresas se están recuperando luego del shock provocado por el covid-19, aunque con disparidad sectorial. A modo de ejemplo, mencionaron que a partir de un análisis realizado en base a la herramienta Lince/ Monitor de Estados Financieros, se constata que más de la mitad de las empresas aumentaron sus ventas en 2021 y más del 60% mejoraron sus márgenes de rentabilidad.
Sin embargo, insistieron en que dentro de una perspectiva de largo plazo Uruguay está mostrando tasas de crecimiento muy reducidas: en la década 2012 a 2022 el crecimiento de Uruguay se sitúa en apenas 1,6% anual —muy por debajo de la media mundial—, al tiempo que la inversión resulta baja en una comparación internacional.
“Uruguay necesita potenciar su crecimiento económico de largo plazo pero no existe la llamada 'madre de todas las reformas”, indicaron. Mirá la presentación completa en este link.
