El Ejecutivo comunicó ayer parte del nuevo modelo que regirá para la comercialización y distribución de
combustibles a partir del próximo año. El margen que percibirán los estacioneros se otorgará en tres franjas en función de los volúmenes de comercialización, y se liberará el precio para las distribuidoras en la boca de salida de la refinería de la La Teja pero se mantendrá tarifada la venta al público. Este cambio permitirá reducir en 10% (unos US$ 36,2 millones) los costos de distribución y comercialización que alcanzan los US$ 362 millones anuales. Ese ahorro que tendrá el ente no será trasladado a los precios de venta al público. También permitirán que las estaciones tengan más libertad para escoger su sello, para equilibrar el peso en la negociación que deberán enfrentar con las distribuidoras en los próximos días.
Luego de una reunión donde la presidenta de
ANCAP, Marta Jara, le comunicara a la Unión de Vendedores de Nafta (Unvenu) los cambios que prevé instrumentar para la comercialización y venta de combustibles al público, se convocó a una conferencia de la que participó la ministra de Industria, Energía Minería,
Carolina Cosse, la directora Nacional de Energía, Olga Otegui, y el gerente general del ente petrolero, Ignacio Horvath, para explicar el alcance de los cambios. "Hay que empezar a transitar un camino donde los roles de regulador y empresa (por ANCAP) se empiecen a separar", dijo Jara.
El margen que ANCAP otorga a las estaciones asciende a US$ 273,2 millones por año. Por cada litro de gasoil y nafta comercializado perciben en promedio $ 4,887. Con el nuevo esquema, ANCAP elevará ese pago para los primeros 30 mil litros mensuales que reciban las estaciones para cada combustible (gasolinas y gasoil). Eso beneficiará a unas 60 estaciones en todo el país. En tanto, aquellas que comercializan entre 30 mil y 150 mil litros mantendrán en esa franja el mismo margen –lo que involucra a un universo de 250 a 300 estaciones–, mientras que aquellas que comercializan por encima de 150 mil litros mensuales –unas 170 bocas– verán reducidos sus márgenes en las ventas que superen ese volumen.
Para cuantificar el impacto, Cosse comentó con un modelo la dimensión de ese ajuste. Por ejemplo, una estación que comercializa 60 mil litros mensuales (30 mil de nafta y 30 mil de gasoil) hoy recibe $ 294 mil mensuales, con el cambio pasará a percibir $ 308. En tanto, una estación que vende 100 mil litros mensuales ($ 490 mil de bonificación) ahora pasará a obtener $ 504 mil. Las que saldrán perdiendo serán las que comercialicen mayores volúmenes. Una estación de 400 mil litros mensuales que hoy obtenía un margen $ 1,9 millones, ahora pasará percibir $ 1,5 millones.
La ministra indicó que espera que el rol de la distribuidora Ducsa –propiedad de ANCAP– opere como un "ancla" para la forma de operar del resto de los sellos (Esso y Petrobras). "Cambiar de sello es una de nuestras propuestas para balancear el poder de las distribuidoras. Nuestro objetivo es buscar un modelo equilibrado", acotó Jara.
"Por ahora no tenemos elementos para asegurar que esto se va a trasladar inmediatamente a la tarifa. Tenemos que trabajar en este proceso de emprolijar los números de ANCAP que lleva tiempo", explicó Cosse.
Los otros ingresos de las estaciones
"Las estaciones de servicio tienen otros negocios más allá del combustible que venden. La estación es un polo que atrae tránsito y consumidores y, como tal, puede aportar otros negocios", dijo Jara. En la conferencia se mostró una gráfica con el "valor llave" de una estación que arroja una tendencia alcista desde 2002. Hoy ronda los US$ 4 por litro. Una estación que vende 200 mil litros tendría hoy un valor de mercado de unos US$ 800 mil.