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El próximo jueves el gobierno analizará la situación de Uruguay a raíz del aumento exponencial de casos de covid-19, especialmente en Montevideo.
El secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, volvió a hacer hincapié este domingo en el concepto que subrayó el presidente Luis Lacalle Pou desde los primeros meses de pandemia: para adelante todo lo posible, para atrás todo lo necesario. "Hay una perilla muy importante que es la salud, para que no cierre una fábrica, para poder comer hay que estar con salud. Todas las medidas que impliquen para atrás lo necesario implican la pérdida para algunos", remarcó en entrevista con el programa Santo y seña de canal 4.
Aunque el gobierno no adelantó las eventuales medidas que podrían aplicarse para frenar la ola de contagios, los integrantes del Grupo Asesor Científico Honorario (GACH) que trabajan con el gobierno ven a Alemania como "un caso interesante" para comparar con Uruguay.
Entre las autoridades y científicos alemanes se repitió desde el comienzo de la pandemia las frases “solidaridad mancomunada” –un mensaje en la misma línea que el “nos cuidamos entre todos” que adoptó Uruguay– y testeos masivos entre la población, incluso a personas con síntomas leves, una estrategia que el gobierno uruguayo busca mejorar triplicando los tests por día, como se lo solicitó semanas atrás a las mutualistas.
Solidaridad, testeo y rastreo. Esa fue la estrategia de éxito del país europeo que Uruguay miró junto a otros –como Corea del Sur o Japón–. Además, el gobierno optó por una comunicación abierta, y liderada por científicos del Instituto Robert Koch, el principal centro epidemiológico del país.
Alemania se mantuvo desde marzo con una cantidad de contagios baja en relación con la población de ese país. No llegaba a pasar los 7.000 casos nuevos y hubo días de menos de 500 y uno de 41 casos. Pero a finales de noviembre comenzó un crecimiento de contagios que llegó al pico máximo el 25 de noviembre, con 32.687 casos, lo que la llevó a adoptar más restricciones.
Incapaz de frenar la segunda ola de covid-19, Alemania decretó un confinamiento parcial a partir del próximo miércoles y hasta el 10 de enero, con el cierre de comercios "no esenciales", escuelas y jardines de infancia.
La canciller alemana, Angela Merkel, constató el domingo los "muy numerosos fallecimientos" debido a la epidemia del covid-19 y el "crecimiento exponencial" de las infecciones. "Estamos obligados a actuar, y actuamos ahora", aseguró.
Con este confinamiento parcial, las empresas deberán permitir a sus empleados trabajar desde sus casas o facilitar las vacaciones durante estas próximas tres semanas y media "para aplicar en todo el país el principio de 'nos quedamos en casa'".
Estas medidas fueron adoptadas por Merkel tras una reunión este domingo con los 16 líderes regionales de las estados federados.
En la práctica, los alemanes estarán sometidos a un confinamiento parecido al que atravesaron durante la primera ola de covid-19.
Se deberán limitar los contactos sociales a un máximo de cinco adultos de dos hogares distintos y tendrán que ser muy restringidos del 24 al 26 de diciembre, cuando los ciudadanos solo se podrán reunir con sus familiares más cercanos.
Además, quienes deseen celebrar la Navidad tendrán que reducir al máximo sus contactos en los siete días previos a las reuniones familiares. Esta práctica también fue aconsejada por el GACH en una de sus publicaciones referente a la fiestas de fin de año, en el que recomendaban que las personas que van a pasar juntas reduzcan sus contactos sociales dos semanas antes.
Asimismo, quedará prohibida la venta de alcohol en la vía pública a partir del miércoles, después de que numerosos cafés y bares, cerrados desde principios de noviembre, habilitaran puestos callejeros para vender vino caliente, una tradición navideña muy arraigada en Alemania.
Después de seis semanas del cierre total de restaurantes, bares, teatros, cines, museos e instalaciones deportivas, Alemania ha constatado que estas restricciones son insuficientes, sobre todo de cara a las fiestas de fin de año, cuando las compras se intensifican.
"La situación sigue siendo muy grave, incluso se ha agravado desde la semana pasada", había alertado el jueves Lothar Wieler, presidente del instituto de vigilancia sanitaria Robert Koch. Según él, la epidemia sigue progresando porque la población no ha reducido lo bastante sus contactos sociales.
Hasta ahora a los alemanes se les ha instado a "quedarse en casa" pero tenían libertad de movimiento y nunca se han visto sometidos a un confinamiento estricto como en España o Francia.
Con información de AFP
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