Crece el clima de tensión en Siria al compás de la crisis económica, los combates y las protestas

En la ciudad meridional de Al Sueida, de mayoría drusa, por decimotercer día consecutivo una concurrida manifestación salió a las calles para denunciar los efectos de la crisis y reclamar la dimisión del presidente Bashar al Asad, protestas inusuales en las áreas controladas por el gobierno, que suele reprimir con brutalidad cualquier espacio crítico, como lo hizo con las revueltas populares de 2011.

Tanto la red de activistas locales AlSueida24 como el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, una oenegé con sede en el Reino Unido y una amplia red de colaboradores sobre el terreno, situaron en cerca de 2.000 el número de manifestantes que se congregaron en una céntrica plaza de la ciudad, ubicada cerca de la frontera con Jordania.

"¡Bashar fuera, Siria libre!", gritó la multitud, al tiempo que varios carteles y banderas llevaban inscriptas la leyenda "Siria no es una granja, no somos ovejas", además de banderas sirias con tres estrella, emblemática del levantamiento de 2011, así como carteles que criticaban a Irán, un aliado clave de Asad.

Según ambos organizaciones civiles, la participación fue grande a pesar de las divisiones dentro del liderazgo druso sobre las manifestaciones. Algunos jeques han criticado los llamados de los manifestantes a que Asad renuncie y han dicho que cualquier mejora en la situación socioeconómica debe llegar a través del diálogo.

Las manifestaciones en la zona, que se conoce como la Pequeña Venezuela debido a cantidad de inmigrantes sirios-venezolanos, comenzaron hace casi dos semanas, después que el gobierno retirara el subsidio a los combustibles y que la lira siria alcanzara las 15.000 unidades por dólar en el mercado negro, un nuevo récord que implica una devaluación del 50% en poco más de un mes y que provocó una nueva suba generalizada de precios.

Al Sueida es la cabecera de la provincia homónima, región natal de la mayor parte de la comunidad drusa de Siria que permaneció en manos del gobierno durante toda la guerra y se salvó en gran medida de la violencia registrada en otros lugares del país.

Como ya ocurrió el pasado viernes y durante el fin de semana, varias localidades del noroeste que escapan al control del gobierno también celebraron actos paralelos para mostrar su apoyo a las reivindicaciones de Al Sueida y demandar la salida de al Asad, respaldado desde hace años por Rusia y Estados Unidos, pese a ser acusado de crímenes de guerra y violaciones sistemáticas a los derechos humanos y civiles.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, la última ola de protesta abarcó al menos ocho puntos geográficos controlados por las fuerzas armadas desplegadas por Turquía y sus milicias aliadas y el Organismo de Liberación del Levante, una alianza islamita que en el pasado funcionó como un brazo de Al Qaeda y que es considerada un grupo de terrorista por Moscú y Damasco.

En un contexto en el que el 90 % de la población vive por debajo del umbral de la pobreza, según datos de Naciones Unidas (ONU), el ejército de Estados Unidos pidió el fin de los combates registrados en los últimos días entre dos grupos rivales respaldados por Washington en el este del país, situación que según Washington podría ayudar al resurgimiento del grupo EI.

Los combates, que observadores locales calificaron como los peores de los últimos años, estallaron el lunes y dejaron al menos 40 muertos y decenas de heridos en la provincia oriental de Deir el-Zour, rica en petróleo, una zona en la que efectivos estadounidenses están estacionados desde 2015 para ayudar a combatir a los militantes del EI.

Los combates enfrentaron a miembros de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) lideradas por los kurdos contra su antiguo aliado, el Consejo Militar de Deir el-Zour, liderado por los árabes y algunos miembros de tribus árabes regionales que se habían puesto del lado de ellos.

La Fuerza de Tarea Conjunta Combinada (FTCC) que lidera Washington señaló en un comunicado que continúa monitoreando de cerca los acontecimientos y agregó que sigue "centrada en trabajar con las Fuerzas Democráticas Sirias para garantizar la derrota duradera de EI, en apoyo de la seguridad regional y la estabilidad".

Según los reportes, el jueves se produjeron enfrentamientos esporádicos en diferentes áreas a lo largo de la frontera con Irak y ambas partes estaban trayendo refuerzos. El miércoles, las SDF, en medio de un clima de creciente tensión, anunciaron que Ahmad Khbeil, más conocido como Abu Khawla, ya no comandaría el Consejo Militar de Deir el-Zour debido a que Khbeil y otros cuatro líderes de la milicia fueron despedidos por “múltiples delitos y violaciones”, incluido el “tráfico de drogas”.

La última ronda de enfrentamientos genera preocupaciones sobre la posibilidad de que se generen nuevas divisiones entre las SDF y sus aliados en el este de Siria, donde el EI alguna vez controló grandes extensiones de territorio y en donde los militantes del grupo extremista todavía realizan ataques ocasionales.

"Las distracciones de este trabajo crítico crean inestabilidad y aumentan el riesgo de un resurgimiento de EI", dijo el ejército estadounidense. "La violencia en el noreste de Siria debe cesar y el esfuerzo debe volver a crear paz y estabilidad en el noreste de Siria, libre de la amenaza de EI", añadió la comandancia de FTCC, fuerza que incluye unos 900 soldados estadounidenses y un número no revelado de mercenarios desplegados por contratistas del Pentágono.

(Con información de agencias)