POR VALENTÍN TRUJILLO
Michel Rolland es, desde hace más de una década, uno de los hombres más influyentes del mundo del vino, sino es el más. La primera vez que lo vi fue en el genial documental Mondovino (2004), dirigido por Jonathan Nossiter.
Con su barba rala, su sonrisa pícara, sus explicaciones más risueñas, su toque burlón y sus hambrienta cualidad para los buenos negocios, el perfil que surge del documental es el de un empresario que va por el mundo vendiendo su fórmula para fabricar vinos exitosos.
La segunda vez que lo vi, fue cara a cara. Le hice una entrevista para El Observador en el Hotel Conrad, cuando presentó una cata vertical, degustando vinos de siete años seguidos, de su vino Clos de los Siete, un emprendiemiento que Rolland tiene en Argentina. Entonces me trató con simpatía y aprecio hasta que le nombré Mondovino y se puso como una araña peluda. Debe seguir enojado con Nossiter hasta hoy.
Incluso me espetó esta frase, en perfecto español: “La gente tiene derecho a tomar el vino que quiera, incluso si el vino es una mierda”.
Clos de los Siete es un gran vino, de los que se recuerdan en el paladar, y Rolland dio para los asistentes una charla interesante, analizando las variaciones del clima en el gusto y justificando las mínimas alteraciones en los blends que hizo en cada año.
La tercera vez fue la más fugaz. Estaba en Chile, viajando por distintos valles y probando vinos. En la hermosa bodega que Casa Lapostolle tiene en esa herradura llamada Apalta, dentro del Valle de Colchagua, me encontré una fotito de Monsieur Michel colgada en la pared, con su eterna sonrisa. Rolland aconseja a Lapostolle y los resultados son soberbios.
La última fue en junio de este año, cuando en una cata a ciegas que organizó Barricas Club en el restorán La Carola de Montevideo el vino ganador fue un Terroir 2009, de la bodega brasileña Miolo, bajo la tutela de Rolland.
A pesar de las resistencias que pueda generar su estilo y su personalidad, lo innegable es que el tipo diseña grandes vinos. Por lo menos en la opinión de un aficionado, quien es quien firma esta columna.
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