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De Bordaberry a Vázquez: cómo varió la aprobación de los presidentes en las últimas cuatro décadas

En los gobiernos post dictadura la aprobación se ubicó entre 20% y 30% y tuvo picos con el Frente Amplio que empiezan a bajar; en mayo de 1973 25% aprobaba al gobierno de turno
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24 de octubre de 2018 a las 18:50

Con la vuelta de la democracia en 1985, los estudios de opinión pública sobre el desempeño de los presidentes comenzaron a ser cada vez más frecuentes. A partir de 1988, Al menos una vez al año, desde que Julio María Sanguinetti asumió la Presidencia por primera vez, las encuestadoras consultan a los uruguayos si aprueban o no la gestión de quien está al frente del Poder Ejecutivo. 

En los últimos 30 años, las aprobaciones de los mandatarios han tenido altibajos que van desde niveles de desaprobación que se ubicaban entre 40% y 50% en los gobiernos de Sanguinetti y el de Lacalle, una luna de miel para Jorge Batlle en su primer año de gobierno que lo posicionó con un saldo positivo de 10 puntos y que culminó con la llegada de la crisis, buenos niveles para Tabaré Vázquez y José Mujica entre el 2005 y 2015 y una fase de caída para Vázquez en su actual mandato, que se agudizó en 2017.

Así lo analizó el director de Equipos Consultores, Ignacio  Zuasnabar en una publicación de julio de 2018 titulada “Treinta años de opinión pública en Uruguay”, de la Fundación Konrad-Adenauer, que cuenta con la colaboración de Martín Opertti, en el que se analizan diferentes aspectos que van desde la aprobación presidencial hasta la economía y los liderazgos políticos en general. 

Pero Zuasnabar no se quedó solo en los años post democracia, sino que fue un poco más atrás. El analista de opinión pública accedió a encuestas realizadas en 1973 por la encuestadora Gallup que consultó a los uruguayos sobre la aprobación del entonces presidente Juan María Bordaberry. Según los datos publicados en su informe, en enero de ese año un tercio de la población respaldaba la gestión de Bordaberry. Cuatro meses después, a semanas del golpe de Estado, 25% de los uruguayos apoyaba la gestión del exmandatario y 39% tenía una postura crítica. 



Luego de la dictadura, Sanguinetti retomó el gobierno democrático con niveles de aprobación de entre 20% y 30% y de desaprobación de casi la mitad de los encuestados. Al asumir Lacalle en 1990, la desaprobación fue mayor y tuvo un pico en 1992 de más de 60%, según los datos relevados por Equipos Consultores. Hacia el final de su mandato, su aprobación mejoró y se ubicó en cerca de 30%.

En su segundo gobierno, Sanguinetti se mantuvo estable con niveles de desaprobación que no superaban el 50% y un pico máximo de aprobación que, al igual que Lacalle, se ubicó en 30% aproximadamente.

Batlle, en tanto, tuvo el peor nivel de aprobación en la historia post dictadura del país en 2003 motivado por la crisis económica de 2002: aprobaba su gestión menos de 10% de los uruguayos. “Batlle terminó su primer año de gobierno con un saldo positivo de alrededor de diez puntos. El año siguiente, sin embargo, los juicios habían vuelto a la normalidad, más parecidos a la etapa previa, y culminó con un saldo negativo de nueve puntos. La segunda fase es la de la crisis, tan breve como intensa. Entre 2002 y 2004, en medio de una crisis social, económica y política sin precedentes, los juicios sobre el desempeño de Jorge Batlle asumieron una negatividad inusual. Una parte de esta insatisfacción estaba explicada por el deterioro económico descrito en el punto anterior, pero también hubo elementos propios de la dinámica política, la que durante muchos momentos de esos años mostró fuertes fragilidades”, explica Zuaznabar.



Con la llegada del Frente Amplio al gobierno, los porcentajes cambiaron. El director de Equipos afirma que entre 2005 y 2015 hubo una “fase de optimismo”, con una “importante luna de miel” al asumir Vázquez en 2005, que logró récords positivos en su aprobación.  

“Más allá de algunas caídas puntuales en medio de la discusión de algunas políticas, los juicios se mantuvieron con un balance muy favorable todo el período, y Vázquez llegó al final de su mandato con niveles históricos de aprobación, superiores al 60% en algunos meses”, indica la publicación.

Durante el gobierno de Mujica pasó algo similar y su aprobación tuvo siempre saldos favorables. Sin embargo, esa tendencia que parecía mantenerse en los gobiernos de izquierda cambió radicalmente en este último mandato, especialmente entre 2016 y 2017. De hecho, en 2016 fue la primera vez durante los gobiernos del Frente Amplio que la aprobación del presidente bajó del 40%, lo que empeoró el año pasado. Precisamente, Vázquez comenzó el 2017 con un saldo negativo de -10 y según la última medición de la consultora Cifra, la desaprobación se ubicó en 50%

Zuasnabar destaca en su informe que el resultado de saldo negativo -10 “es algo más positivo del que solían recibir los presidentes en las décadas de 1980 y 1990 pero que muestra un estado de opinión pública claramente diferente al de los dos primeros períodos de gobierno” frenteamplistas.

“Este indicador se suma al de las percepciones económicas para constituir la idea de un cambio de ciclo en términos de opinión pública. Durante 2016 y 2017 se atravesó una fase en la que el humor colectivo sobre la marcha de las cosas es más negativo que en las etapas previas y afecta las visiones sobre la economía, el desempeño del gobierno y el aprecio por el elenco político en su conjunto”, concluye.

Líderes con mayor simpatía

El informe también analiza quienes han sido los líderes políticos con mayor simpatía y cómo han variado esos liderazgos. Si se mira al Frente Amplio, Vázquez se ubica entre los tres con mayor simpatía desde 1990 a la actualidad y posee un pico de 75% de simpatía de febrero de 2010, un mes antes de terminar su primer mandato. 

Dentro del partido de gobierno, Zuasnabar destaca siete nombres: Mariano Arana, Vázquez, Rafael Michelini –el que tuvo mejor imagen política a mediados de 1990-, Danilo Astori, Raúl Sendic, José Mujica y Daniel Martínez en los últimos años. En el caso de Sendic, es el político que tuvo un crecimiento y caída abruptos más notorio en los últimos 30 años.

A nivel de partidos tradicionales, Sanguinetti tuvo el liderazgo entre 1992 y 1994 y hasta 1997 lo alternó con Lacalle y Alberto Volonté. Ese año, el político más popular era Juan Andrés Ramírez. En enero de 1999, el podio lo tuvo Luis Hierro López y Batlle hasta 2002. 

En tanto, Jorge Larrañaga fue el líder opositor mejor evaluado hasta 2009, cuando Lacalle y Pedro Bordaberry compitieron por el primer lugar. A partir de 2014, Luis Lacalle Pou es el político de la oposición con más aprecio a nivel de opinión pública. 
 

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