Juan Samuelle

El precio del novillo va por otro récord y el foco pasa a la fábrica de producir terneros

El precio del novillo va por otro récord, incluso no descartan llegue a los US$ 6 por kilo y a la vez el foco está en la capacidad de la fábrica de terneros

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17 de junio de 2022 a las 05:03

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En el mismo día en que las bolsas de valores de Estados Unidos se desplomaban y arrastraban a la baja al precio de soja y trigo, mientras en el mundo parecía que el único refugio de seguridad era el dólar billete o los bonos estadounidenses, en Uruguay emergía otro activo valorizado: el novillo, la vaca y la vaquillona.

La Asociación de Consignatarios de Ganado (ACG) reportaba un aumento de precios que era convalidada por los productores, que recibían ofertas por sus ganados mejores a las de la semana anterior.

Las cotizaciones de los mejores novillos de exportación –que habían ajustado por debajo de US$ 5,40 por kilo– volvían a superar esa línea, que en otros tiempos era impensada.

Y eso sucede a las puertas de la etapa del año en que la oferta es menor y cuando –en consecuencia– debería esperarse que los precios se mantengan firmes.

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El precio del ganado gordo llegó este año por primera vez a los US$ 5 por kilo de carcasa y todo hace pensar que pueda sostenerse por encima de esa referencia. Porque, además, con los altos precios los productores han vendido todo lo que han podido hasta marcar en mayo un récord de faena en 12 meses, y ahora empieza un tiempo de escasez.

Luego de 15 meses de muy alta faena empieza una nueva etapa de la mano del rigor de las heladas de las últimas dos semanas. Con el último envión de la oferta dos semanas atrás la industria intentó una moderación de precios. Pero aún cuando puedan llegar ciertos ajustes del precio externo por la carne vacuna la exportación se mantiene firme.

Y ahora vienen los meses de invierno y de los comienzos de la primavera, en los que la oferta será acotada.

¿Novillo a US$ 6 por kilo?

Con demanda y una oferta disminuida el precio sube y cabe preguntarse si explorará nuevos máximos históricos en estos meses que son los de estacionalmente menor oferta.

Históricamente se estimaba que el precio del ganado gordo subía 25% en la poszafra, pero partiendo de los US$ 5,40 actuales, sumarle un 20% llevaría el novillo a bastante más de US$ 6 por kilo, lo que parece un precio absurdo.

Una hipótesis más cauta es una cotización que se sostenga cerca de los US$ 5,50, lo que ya es un precio inédito.

Desde el 2008, cuando se dio la primera gran suba de precios de la carne y el ganado, la cotización normal se ha ubicado en un eje de US$ 3,40 por kilo de carcasa.

Cuando previo a la pandemia ese precio llegó a US$ 4,50 en 2019 parecía una cotización que nunca podría superarse nuevamente. La pandemia hundió los precios durante 2020 y el primer trimestre de 2021, pero luego los precios se dispararon sin final a la vista.

La suba del precio de esta semana da inicio a una poszafra extraña. La faena semanal que a mediados de mayo superó los 60 mil vacunos bajó la semana pasada a 48.945 cabezas. La industria, si pudiera, seguiría acelerando su actividad.

En otros tiempos estos precios llevarían a reclamos de la industria respecto a sus bajos márgenes, pero en los últimos dos años, son muy pocas las quejas de la industria. La exportación empuja y hay una mayor competencia entre las empresas y eso se refleja en una relación histórica que parece haber cambiado, la relación entre el novillo y el precio de la carne exportada.

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Históricamente el precio de la carne de novillo valía aproximadamente 93% del precio de exportación. Esa relación se ha vuelto más favorable a los invernadores. De modo que si tomamos los US$ 5.570 por tonelada que ha sido el precio de exportación del último mes, el novillo históricamente se situaría cerca de US$ 5,18. Pero la operativa por novillos gordos bien terminados se realiza a US$ 5,40 y más. Esa ha sido la lógica de todo este año, favorable al invernador en cuanto a captar una porción mayor del precio de exportación del que lograba en la década pasada.

Y el invernador también se ha beneficiado de una relación de compra en los terneros más favorable de la histórica. Luego de años de penar por el alto precio del ternero y el escaso pasaje de precios de exportación las dos relaciones se revierten y los engordadores apuestan a producir con la mayor eficiencia posible. La velocidad del engorde acelera, lo que antes se terminaba en dos años ahora se llega al peso de faena en uno.

El precio de las categorías de cría también ha subido, pero bastante menos. De modo que los invernadores mejoran sus márgenes por la compra y por la venta y nadie se queja.

Mientras la faena ha aumentado en dos años en 400 mil cabezas, la producción de terneros permanece estable, resistiendo los embates de La Niña algo debajo de los tres millones. Abundante en términos históricos, pero no tanto ante el nuevo contexto de muy alta extracción.

 

El dato

11,5% creció la faena de vacunos en lo que va de 2022 con relación al mismo lapso de 2021, con 1.218.814 cabezas. El incremento es distinto con base en la mirada de cada categoría principal: 9,4% en novillos, 10,5% en vacas y 25,6% en vaquillonas.

 

Eso pone en foco el precio del ternero. En los últimos 15 meses la muy alta faena se “comió” buena parte de la población de novillos de más de dos años. En particular el stock de novillos de más de tres años es el más bajo de la historia y va en caída libre. Es decir que para sostener la faena hay que ensanchar la base. Se precisa producir más terneros.

¿Será el 2023 el año en el que los criadores cosechen el mejor premio por su esfuerzo?

Así lo expresaba en un tuiteo Pablo Carrasco este lunes, con una foto campestre: 2.700 vaquillonas esperando el 1º de julio para preñarse con terneros de US$ 4 el kilo.

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El excelente precio del ternero

En este año el precio del ternero se ha estabilizado en US$ 3 por kilo, una cotización excelente, pensando que el precio “normal” de esta década ha estado sobre los US$ 2,20.

Si tomamos en cuenta que la relación de precios promedio, la llamada relación de reposición, se ubica sobre 1,20 el kilo de ternero debe valer 20% mas que el de novillo. Probablemente deberíamos esperar que la relación en 2023 mejorara de la mano de la escasez creciente que exige competir para reponer.

Ahora las categorías grandes escasean cada vez más y la necesidad de reponer se hace más frecuente en el tiempo.

Si el actual precio del novillo fuera una nueva normalidad en US$ 5,40 por kilo de carcasa, eso significaría unos US$ 3 en pie, con una relación de reposición histórica el ternero se iría a US$ 3,60 el kilo.

Pero si efectivamente luego de la baja de población de novillos la escasez impera y los invernadores tienen que competir por la oferta, ya convencidos de que los altos precios del gordo llegaron para quedarse, la hipótesis del ternero a US$ 4 por kilo puede tener su chance.

En cualquier caso, si Uruguay logra sostener el actual precio de la carne hay una revolución en proceso que hasta ahora ha llegado más a la invernada que a la cría

La producción de terneros intenta afianzarse por encima de los tres millones, pero dada la muy alta faena de vacas y vaquillonas y la exportación de hembras en pie a China, eso solo es posible mejorando la eficiencia reproductiva que ha quedado históricamente estancada en el 66%.

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Expectativa por la tasa de preñez

El 21 de junio habrá una primera pista respecto a cuánto estos cambios en la agroindustria ganadera nacional han impactado en la cría. Si los talleres de gestación que organiza INIA Treinta y Tres siempre causan gran expectativa por el dato que permite proyectar la producción de terneros, en este año la expectativa es aún mayor. 

La tasa de preñez es directamente afectada por La Niña y sus faltantes de lluvia. En 2020 fue 74,9%, en 2021 pasó a 76,4% y en 2022 puede que sea el 78%.

Si cruza los 78% podríamos ilusionarnos con que la suba de precios además de tantas transformaciones empieza a mover uno de los indicadores que se han mantenido más rígidos desde el siglo pasado.

Puede ser el inicio de una escalera de la mejora reproductiva, eslabón final de la revolución ganadera uruguaya.

Juan Samuelle
El desafío es incrementar la producción de terneros para que la demanda industrial pueda estar siempre satisfecha.

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