Después de la larga noche, volvió Viatri

Empezó a pagar con creces la paciencia que los dirigentes del club le tuvieron y que él mismo reconoció durante todo este período en el que no pudo jugar. Extrañaba la pelota, pero sobre todo a Peñarol y el gran ambiente que había vivido desde agosto del año pasado cuando vistió por primera vez la casaca mirasol.

Ya había vuelto durante 17 minutos en el partido ante Racing, pero este debía ser "su" partido. Porque contra River en el Prado era la primera vez que era titular desde aquel accidente con suerte, como se le podría llamar ahora.

Se saludó con Maximiliano Calzada efusivamente antes del encuentro en la mitad de la cancha y el jugador de River le hizo un gesto sonriendo como diciendo "hoy no nos vayas a hacer un gol". Se conocen desde 2015 cuando compartieron equipo en Banfield de Argentina.

El recuerdo que había dejado en el hincha aurinegro era ambiguo. Es que tras su llegada, muchos pensaron que venía un goleador al club y él no lo es. Es un futbolista que hace goles, pero no un bombardero de los habituales.

Sin embargo, con el paso del tiempo, se fue ganando el cariño de esos hinchas que aún permanecían escépticos. Se metió en la piel.

En esa segunda parte del Uruguayo que jugó, anotó cuatro goles y dio tres asistencias. También convirtió el cuarto penal, el decisivo, que sirvió para el 4-2 en la definición ante Defensor Sporting antes de que marrara Romário Acuña. Allí dio la vuelta con Peñarol.

Pero la vuelta que también él celebró fue la del domingo en el Parque Saroldi.

Marcó una diferencia relevante con y sin pelota. Pero sobre todo, jugó los 90 minutos después de estos siete meses interminables, sin sentir molestias físicas y por el contrario, imponiéndose ante los rivales.

Tanto fue así que se ganó el elogio del técnico Diego López una vez terminado el partido. El propio entrenador se sorprendió con lo que esperaba de él, ya que estaba en sus planes sacarlo y no darle 90 minutos para no exigirlo tanto, pero vio lo que rendía que prefirió dejarlo.

"(Lucas) Viatri me gustó y me asombró. Para ir haciendo los cambios teníamos que ir viendo cómo estaban los jugadores. Lucas venía con una inactividad grande por el problema que tuvo y me sorprendió que aguantara todo el partido", expresó el DT tras su primera victoria con los aurinegros.

Su estilo de juego se diferencia del de Gabriel Fernández. El Toro es más de ir al choque y el argentino es más jugador de todo el frente de ataque.

Viatri mostró mucha movilidad para marcarle pases a los volantes, jugó de espaldas al arco pero haciendo la diagonal para entrar al área con pelota dominada. Fue figura sin descollar en un equipo que necesitaba ganar y ganó. Punto. No mucho más.

Participó de tres jugadas de gol. La primera fue una combinación con su amigo-compinche Maximiliano Rodríguez. Su remate se fue cruzado afuera a los 12 minutos, segundos antes de que lo amonestaran por llegar tarde a un cierre. Allí fue el único momento que mostró un atisbo de falta de fútbol y competencia.

Luego tuvo un cabezazo que Facundo Silvera le sacó sobre la línea en un córner.

La tercera fue en un contragolpe –uno de los dos que tuvo en todo el segundo tiempo el equipo– a los 90+1', bien sobre el final del partido. Saltó a la carrera tras un pase del Lolo Estoyanoff, pero la inclinación del cuerpo no le dio para pegarle bien con el empeine.

Esta versión de Viatri trabajó mucho en la recuperación de la pelota y eso fue lo que llevó a ese gran despliegue físico del que se hablaba.

Queda claro que a Viatri le falta un tiempo para poder llegar a ponerse al mismo nivel físico y futbolístico que sus compañeros. Le faltan minutos. Pero el domingo también se demostró que el futbolista dio mucho más de lo que se esperaba. La noche tan larga, esa de los siete meses, parece haber quedado atrás.