En Francia, las autoridades judiciales dispusieron este martes la detención de cinco policías de pertenecientes al cuerpo de élite RAID por la muerte de un hombre de 27 años durante los disturbios que sacudieron el país a finales de junio e inicios de julio.
La fiscalía de Marsella informó en un comunicado que dispuso la custodia policial a los cinco agentes a petición de un juez de instrucción en el marco de una investigación abierta el 4 de julio.
Los disturbios en los cuales se produjo el hecho que se les imputa comenzaron el 27 de junio cuando Nahuel M., un adolescente argelino de 17 años fue muerto por un disparo a quemarropa por la policía durante un control de tránsito en las afueras de París el 27 de junio. Las violentas protestas que se generaron a raíz del asesinato del adolescente comenzaron en París y se extendieron a varias ciudades de Francia donde miles de jóvenes se enfrentaron en batallas campales nocturnas con la policía.
En la noche del 1 al 2 de julio en Marsella, donde se registraron daños y saqueos, Mohamed Bendriss, padre de un niño y cuya mujer espera otro, perdió la vida tras sentirse indispuesto cuando circulaba con su motocicleta.
Pero su autopsia reveló una marca a nivel del pecho que correspondería al impacto de una bala de goma utilizada por las fuerzas de seguridad en Francia y conocidas popularmente como LBD o "flash-ball".
En otro caso, también ocurrido en Marsella, la justicia imputó a cuatro policías por "violencia voluntaria" tras propinar una paliza a Hedi, un joven de 22 años, al que se le tuvo que extirpar una parte del cráneo.
El mantenimiento en prisión preventiva de uno de los cuatro agentes acusados desató una ola de protestas policiales en una situación agravada por diversos reclamos de los cuerpos policiales referidos a sus salarios y condiciones de trabajo.
El cuerpo de élite RAID (Búsqueda, asistencia, intervención, detención) es una unidad especializada fundada en 1985. Su papel principal es intervenir en situaciones de crisis, como secuestros con rehenes, fugitivos atrincherados o detenciones de delincuentes peligrosos. También trabaja con las unidades dedicadas a la lucha antiterrorista y con la policía antimotines.
Su actuación, al igual que la del resto de las instituciones policiales y de seguridad francesas se encuentra desde hace años en la mira por su violento accionar en casos de protestas y disturbios, muchas veces marcado por actitudes racistas.
Hay acusaciones de larga data de los grupos de derechos humanos sobre el racismo sistémico en la policía cuando se trata de reprimir disturbios en los barrios de clase trabajadora racialmente mixtos de las ciudades francesas.
Precisamente en momentos en que se producían los disturbios de junio y julio, la oficina de derechos humanos de las Naciones Unidas afirmó que estaba preocupada por la situación en Francia e instó al gobierno a abordar la discriminación racial.
Pero los sindicatos policiales, y el ministro del Interior afirman que solo hay casos aislados de racismo y niegan que sea sistémico o generalizado.
"Sí, hay racistas, eso nadie lo niega", dijo Anthony Caille, del sindicato de policías CGT. "Pero sistémico, no sé qué significa eso".
Debido a la falta de estadísticas precisas que contemplen el factor étnico en las denuncias contra el accionar policial, es difícil respaldar con datos el resentimiento generalizado entre las minorías raciales de que la policía las ataca en exceso y las discrimina.
(Con información de agencias)