No invento la gomina cuando digo que en este país pasan cosas que superan la lógica, al menos aquella que funciona con base en disquisiciones racionales porque, claro, la lógica del amor solo la entienden quienes padecen ese sentimiento caracterizado por la irracionalidad. Para el tema de hoy, habría que hablar también de una “lógica del fútbol”, no de cualquier fútbol, sino del uruguayo; de quienes lo manejan. Hay una lógica signada por lo ilógico que va más allá de lo comprensible y cada tanto impone su apabullante poderío ante la tímida intervención del raciocinio. Le gana por goleada a cualquier intento que busque encontrar sentido a lo que no lo tiene, ni en la superficie ni en el fondo. Esta vez tiene que ver nuevamente con lo que debemos llamar desorganización; al hecho de hacer las cosas en camiseta. No recuerdo cuándo fue la última vez que la selección uruguaya ocupó el quinto lugar en el ranking de la FIFA. Creo que es una situación inédita, que para lo primero que debería servir (y quizá es para lo único que sirve) es para hacer dinero por un tiempo.
Dinero que se recauda, tal cual lo hacen las demás selecciones con destaque en el ranking, jugando partidos amistosos, los cuales, dadas las favorables circunstancias, deberían ser más regulares y de mejor calidad a lo acostumbrado, considerando el prestigio que cuenta ahora la selección celeste El otro día jugó en Houston contra México, y al estadio fueron 60.617 personas (cifra oficial). Para el público fue un acontecimiento que la selección quinta en el citado ranking se presentara en una ciudad estadounidense, a poco tiempo de terminado el Mundial. Para México, el partido contra Uruguay fue el primero de los dos que iba a disputar por la fecha FIFA (el otro fue este martes, contra Estados Unidos). Lo insólito, es que Uruguay solo disputó ese partido, pues el otro que iba a jugar fue cancelado, tal como informó este diario, “por motivos económicos”. ¿Quién es el responsable de la inaceptable situación, según la cual “el contratista no daba garantías para el pago? Entre sospechas de corrupción, emerge también la ineptitud como otra de las protagonistas del gran circo que es la dirigencia del fútbol uruguayo.
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