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Diez años de una nueva forma de aprender en la facultad

El llamado Entorno Virtual de Aprendizaje ha expandido las clases de más de 191.000 docentes y estudiantes
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18 de septiembre de 2018 a las 05:00

Si bien puede parecer un breve lapso, 10 años atrás las nuevas tecnologías estaban todavía empezando a irrumpir en el mundo educativo uruguayo como herramienta para los docentes. Este mes, precisamente, se celebra la primera década de vida del llamado Entorno Virtual de Aprendizaje, o Plataforma EVA, que utiliza la Universidad de la República como complemento a cursos de varias de sus carreras. Durante esta década, ha sido utilizado por más de 191 mil docentes y estudiantes y se han realizado casi 12 mil cursos, según cifras oficiales.

“Los cursos van más allá de lo que sucede durante una clase. Implican la experiencia en el salón de clase más lo que llega a través del entorno virtual de esta plataforma”, explicó Virginia Rodes, directora del EVA.

Y añadió: “Si tenés las clases grabadas, después podés hacer otras cosas en el aula. Es lo que se llama invertir la clase: tal vez no necesites tanto trabajar lo teórico durante la clase y puedas enfocarte en lo dialógico. En lugar de solo exponer, podés usar el tiempo de aula de otro modo, ya sea para hacer algo más reflexivo, práctico o para hacer trabajos grupales; según el área de enseñanza en la que estés”.

El EVA es una plataforma online que está abierta a cualquier usuario, pero dirigida especialmente a estudiantes y docentes universitarios. Es un sistema que incluye videos, audios, materiales de texto y foros de discusión, con los que los docentes expanden sus cursos y le permiten a los alumnos aprovechar de otra manera las clases presenciales.

“Este tipo de herramientas permite desarrollar actividades que impliquen un compromiso mayor de los estudiantes, para que no solo se sienten en el aula sino que se involucren”, agregó Rodes. “Eso no quiere decir que ese objetivo se logre mágicamente gracias a la tecnología porque hay que tener en cuenta que implica cambios profundos en la enseñanza y en los propios estudiantes”, agregó. Por ejemplo: se hace un foro de discusión online, pero a los estudiantes les cuesta participar porque les implica un mayor compromiso.

Durante sus primeros años de funcionamiento, el EVA fue solamente un moodle y, a partir de 2013 se convirtió en lo que sus responsables llaman “ecosistema virtual”. Un moodle es una herramienta online de gestión del aprendizaje, creada con códigos abiertos y aplicada en distintos niveles de enseñanza. Fue creada por el australiano Martin Dougiamas con la idea de que el conocimiento se construyera en la mente de los estudiantes en lugar de ser transmitido directamente desde libros. Es decir, es un mecanismo que apunta al aprendizaje cooperativo en lugar de vertical, aunque se aplica como un complemento.

“Este tipo de herramientas permite desarrollar actividades que impliquen un compromiso mayor de los estudiantes, para que no solo se sienten en el aula sino que se involucren”

A partir de 2013 los propios docentes pudieron crear más contenidos personalizados para complementar sus cursos y pasaron a construir un sistema online abierto. Por ahora, y aunque los demás recursos del EVA están disponible para toda la universidad, el hardware y el software con el que los docentes pueden grabar sus clases según sus propios criterios y subirlas al sistema sin asistencia del equipo de coordinación, están instalados en las facultades de Psicología, Ciencias Económicas y la de Información y Comunicación.

Las dos primeras instituciones son las dos facultades con mayor cantidad de usuarios del EVA, seguidas a poca distancia por las de Medicina e Ingeniería. Veterinaria, Ciencias Sociales, Química y la Universidad del Norte tienen su participación, aunque no llegan a tener la mitad de usuarios que las primeras cuatro. Esto se relaciona directamente con la cantidad de cursos disponibles, ya que las facultades con más estudiantes en la plataforma son las que más cursos tienen disponibles.

“Estos 10 años trajeron muchos cambios para los docentes y los estudiantes. No solo en las prácticas educativas sino en la forma en que las tecnologías se meten en nuestras vidas cotidianas”, comentó Rodes. 

La plataforma cuenta con un diseño de total privacidad para los estudiantes. La información queda en servidores de la universidad y está todo desarrollado con software libre. De hecho, los videos no están en YouTube ni en servidores que dependan de otros. “Como esto se hace con fondos públicos entendemos que todo lo que se produce aquí tiene que estar publicado como recurso abierto”, apuntó.

La elección desde el comienzo por el software libre, según Rodes, partió del supuesto de que la “tecnología no es neutral”. Y explicó: “Hemos discutido si usar Facebook, WhatsApp o Google para las clases. Cualquiera lo puede hacer a nivel personal. Pero, como institución, las decisiones que tomemos deben tener en cuenta otras cosas, sobre todo porque ahora los datos son el nuevo petróleo”. 

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