Disminuyó el número de centroamericanos interceptados en la frontera de Estados Unidos

Los datos, aunque no son oficiales, fueron revelados en el marco de un diálogo telefónico mantenido por funcionarios del Departamento de Estado con periodistas acreditados en la Casa Blanca y recogidos por la agencia de noticias AFP. "Esta tendencia nos anima, sabemos que no es estática", explicó la fuente que prefirió mantener el anonimato.

Sin embargo, desde julio pasado, cuando Harris puso en marcha la nueva estrategia, aumentó la cantidad de migrantes que llegan a Estados Unidos provenientes de Venezuela, Nicaragua, Cuba y Haití, un reflejo del acuerdo alcanzado por el presidente Joe Biden y su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, en virtud del cual Washington se comprometió a dejar ingresar 30.000 personas por mes a su territorio.

Aunque los requisitos establecen que las personas deben presentar la solicitud desde el país donde se encuentren, contar con un patrocinador en Estados Unidos y llegar por vía aérea, Washington sigue bloqueando en su frontera con México a la inmensa mayoría de los miles de migrantes que llegan por vía terrestre y no disponen de la documentación requerida para ingresar.

Según los datos oficiales, en agosto de 2021 las autoridades interceptaron en la frontera a 91.925 emigrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala, y a 35.995 en septiembre de 2022, el último mes del que se dispone cifras que no incluyan a mexicanos. Según los funcionarios estadounidenses, el descenso se debe a la reanudación de los programas humanitarios, el aumento de las visas entregadas a trabajadores temporales, la lucha contra las redes de tráfico de personas y lo que definen como una "excelente cooperación de expulsión" por parte países de tránsito.

Biden, quien propuso una vía hacia la ciudadanía para 11 millones de inmigrantes que no se concretó, decidió combatir las olas de migrantes abordando, según su perspectiva, las "causas fundamentales", una tarea que encomendó a su vicepresidenta para fomentar una política que rompiera con la línea dura de su predecesor, el republicano Donald Trump. "El Congreso debe arreglar nuestro sistema migratorio roto" y "debe proporcionar los fondos", insistió Harris al comienzo de una mesa redonda en el marco de la Alianza para Centroamérica, que reúne a líderes del sector público y privado.

En lo inmediato, la inmigración es uno de los temas que siguen preocupando a los estadounidenses y el caballo de batalla del Partido Republicano, que acusa a Biden de haber perdido "el control efectivo" en la frontera con México. Críticas que han ido en aumento luego que el gobierno levantara la emergencia sanitaria por el Covid-19, lo que le permitía expulsar casi automáticamente a los inmigrantes sin darles la posibilidad de solicitar asilo.

El acuerdo firmado con México fue incluso duramente criticado por unos 80 congresistas demócratas, que reprochan al presidente Biden que la aceptación de 30.000 migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela se haga "a expensas del derecho legal a pedir asilo" en la frontera con México.

En línea con la política aplicada por los demócratas, Harris anunció nuevos compromisos de inversión en el sector privado de Centroamérica por unos US$ 950 millones, que elevan el total de las inversiones y ayudas económicas a US$ 4.200 millones desde mayo de 2021, momento en el que Washington lanzó un plan para que las empresas centroamericanas se comprometan a descomprimir la situación mediante la creación de oportunidades laborales.

Según la vicepresidenta, en los países de origen "un millón de personas han podido incorporarse a la economía financiera formal, incluidas 65.000 que ahora tienen cuentas bancarias". Harris, además, anunció el lanzamiento de una nueva fase de la asociación público-privada, que bautizó Centroamérica Adelante. Según prometió, Washington seguirá apoyando y profundizando las inversiones para financiar iniciativas y respalda programas de capacitación orientados a los jóvenes.

Por lo pronto, y más allá de la leve mejora que registra la cuestión migratoria desde que los demócratas desplazaron de la Casa Blanca a Trump, los números siguen siendo dramáticos. Desde el comienzo del año fiscal en octubre último hasta el pasado 31 de diciembre, las autoridades estadounidenses interceptaron a 863.929 migrantes. Además, la estrategia de Biden ha sido también objeto de advertencia por parte de Naciones Unidas.

Según el Alto Comisionado de la ONU para Derechos Humanos, Voker Türk, el nuevo plan podría vulnerar derechos fundamentales. "El derecho a solicitar asilo es un derecho humano, independientemente del origen de las personas, de su situación migratoria o de la forma en que llegaron a la frontera", dijo el funcionario, quien destacó que las nuevas medidas van "en contra de la prohibición de las expulsiones colectivas y del principio de no devolución". Una clara referencia a la advertencia de Biden, quien afirmó que las personas que lleguen de forma irregular a la frontera serán más propensas a ser objeto de expulsiones inmediatas.