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Dos hipótesis sobre por qué el aumento de casos de covid-19 no corresponde a una epidemia

El Grupo Interdisciplinario para el Análisis de Datos de coronavirus analizó lo que está pasando en el país con el virus
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13 de abril de 2020 a las 17:36

"Las irrupciones de epidemias suelen asociarse a crecimientos explosivos en el número de casos”. Sin embargo,“los datos reportados indican que la dinámica de los casos confirmados en Uruguay se desvía de un crecimiento exponencial”, como ha ocurrido en otros países, señaló un informe del Grupo Interdisciplinario para el Análisis de Datos de covid-19 (Guiad-covid 19), un grupo de ocho científicos de distintas áreas que crearon un equipo para analizar diversos datos estadísticos relacionados con la pandemia al país y también su impacto a nivel mundial.

En la última publicación, el grupo comparó las diferencias de contagio que tuvo el virus en Uruguay con respecto a otros países del mundo, y también en comparación a lo que se espera de cualquier epidemia. “Durante un crecimiento exponencial, el número promedio de contagios por enfermo se mantiene constante en el tiempo”, mientras que en Uruguay, ese valor ha ido disminuyendo, aproximándose a un valor estable. A este tipo de crecimiento, se le llama subexponencial. 

¿Por qué sucede esto?

Los motivos por los cuales el impacto del virus no corresponde a las características de una epidemia son varios, pero el Guiad-covid 19 plantea dos posibles hipótesis en su informe. 

En primer lugar el equipo interdisciplinario menciona “un defasaje entre el número de nuevos casos y la capacidad de detectarlos o reportarlos”. Los especialistas consideran que esta es una opción factible para el Uruguay considerando la cantidad de tests que se vienen realizando diariamente. Si bien en los últimos días el número de testeos se incrementó y entre jueves y viernes se realizaron 1.300 análisis, hasta ahí se venían haciendo de a 300 por día en promedio, cuando se había hablado de que la meta era hacer mil diarios. Además, el modelado utilizado por el equipo tomó los datos hasta el 28 de marzo, por lo que resulta parcializado.

“El número de potenciales infectados a los cuales se les realiza un test que confirme la enfermedad está limitado por la capacidad de confirmar la infección por las pruebas diagnósticas”, explicó y, por lo tanto, a medida que el número de infectados aumenta, “una fracción cada vez menor puede ser confirmada”. 

Como consecuencia de esta primera hipótesis, “el número de reportados se desvía de una exponencial no por un proceso real sino por el incremento progresivo de caso no detectados”. Si este fuera el caso, los especialistas advierten que la enfermedad podría estar avanzando por fuera de los registros. 

Surge así, una segunda hipótesis: la epidemia avanzó primero en grupos pequeños y luego se fue expandiendo. Al encontrarse en una red de contactos menos densa, “desaceleró su velocidad de avance”, explicaron. Una explicación factible de esta situación es la tendencia de las personas a relacionarse en pequeños grupos. “Esta competencia entre infectados genera una capacidad de contagio disminuida”, teorizan. 

Por otro lado, los expertos aseguran que las medidas de distanciamiento social disminuyen la transmisión del virus, “pero la magnitud de su efecto es difícil de estimar”. Sin embargo, el patrón de desaceleración que se ha tenido hasta el momento “podría revertirse” si se produjera un aumento de los contactos por fuera de los establecidos.

Por ese motivo, el grupo de especialistas aclaró que los regímenes subexponenciales pueden pasar a un régimen exponencial si se diera un avance abrupto de contagios. 

El equipo de especialistas lo integran: Matías Arim (Departamento de Ecología y Gestión Ambiental, Centro Universitario Regional Este (CURE), Universidad de la República, Uruguay), Daniel Herrera e Ignacio Sanguinetti (Laboratorio de Neurociencias, Instituto de Biología, Facultad de Ciencias, Universidad de la República), Javier Pintos y Alicia Alemán (Departamento de Medicina Preventiva y Social, Instituto de Higiene, Facultad de Medicina, Universidad de la República), Héctor Romero (Departamento de Ecología y Evolución, Facultad de Ciencias / Centro Universitario de la Región Este, Universidad de la República), María Inés Fariello (Instituto se Matemática y Estadística), Rafael Laguardia, (Facultad de Ingeniería), y Horacio Botti (Laboratorio de Biofísica Integrativa, Departamento de Biofísica, Facultad de Medicina, Universidad de la República). 

Comentarios de otros científicos

El trabajo también incluye los comentarios de otros científicos que sumaron aportes a las conclusiones del grupo interdisciplinario. Uno de ellos fue Gonzalo Bello Bentancor, PhD en Biologia y Epidemiología Moleculares, quién apuntó que el hecho de que el modelado incluya los datos hasta el 28 de marzo no hace "posible ver los efectos de las medidas de restricción de movilidad general que fueron implementadas en Uruguay el 16 de marzo", teniendo en cuenta que en China llevó de 12 a 15 días para que las medidas de Lockdown total fueran visibles en una estabilización/reducción del crecimiento del número de nuevos casos y casos acumulados.

Por otra parte, señaló que el hecho de que Carrasco y Pocitos concentren 40% de los casos diagnosticados (y la mayoría vinculados al casamiento) "habla a favor de una fuerte compartimentalización de la epidemia en Uruguay en las primeras semanas". 

"Por otro lado tenemos que 60% de los casos de covid están fuera de Carrasco/Pocitos lo que demuestra que hay otros compartimientos operando o que la epidemia salió del compartimento Carrasco/Pocitos para otros barrios. Si tomáramos en cuenta el crecimiento de los casos fuera del compartimiento Carrasco/Pocitos, ¿seguiríamos viendo un crecimiento subexponencial de la epidemia?", se preguntó.

Juan Gil, PhD en Epidemiología Clínica y Bioestadística, opinó que lo que se está viendo en Uruguay es sólo "la punta del iceberg". Desde su punto de vista, por un lado, la implementación de las medidas de restricción precoces han generado que la epidemia no registrara el crecimiento "natural", y por otro el efecto de muestreo puede estar atenuando un crecimiento mayor. "No olvidar que se trata de una enfermedad con una fracción de "portadores asintomáticos" que parece ser relativamente alta (ronda según reportes de otros países entre 10-20%) y muy difícil de estimar dicha proporción debido a que el test no puede realizarse sistemáticamente a toda la población", sostuvo.

Al respecto de los asintomáticos, Rafael Radi, PhD en Biología, señaló que "las últimas estimaciones a partir de datos poblaciones con mayor cobertura de test diagnósticos indican que los asintomáticos podrían estar en la zona de 40 a 50 %. Es decir muchos. Sin embargo un dato "duro" es el número de pacientes actuales del CTI que rondan los 12 casos. Considerando que ahí llegarían un porcentaje en la zona de 2-3 %" podría estimarse cuántos infectados hay.

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