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Dos recientes acuerdos comerciales de Estados Unidos

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27 de diciembre de 2019 a las 05:04

En coincidencia con el inicio del juicio político al presidente Trump, a principios del mes en curso su gobierno anunció un acuerdo sobre un nuevo texto para el tratado comercial con México y Canadá, en reemplazo del hasta ahora vigente Nafta, y un acuerdo con China para desactivar algunos de los capítulos de la guerra comercial iniciada hace más de un año.

Son dos noticias que quizá mejoren la imagen de Trump con vistas al juicio político en curso y a su intento por lograr la reelección en el próximo mes de noviembre. 

El nuevo texto del acuerdo con México y Canadá consagra una promesa electoral de Trump, que fue la de derogar el Nafta, al que criticó con dureza. Pero como la aprobación del Congreso sólo fue posible mediante un acuerdo con los demócratas, éstos también se ufanan de haber incorporado al tratado varias disposiciones a favor de los trabajadores y el medio ambiente, que contaron con el apoyo de la principal central sindical americana.

El nuevo texto extiende el alcance del acuerdo a nuevas áreas, como el comercio electrónico, los servicios financieros y la propiedad intelectual, al tiempo que lo restringe en otros ámbitos, como el de la integración automotriz.

En adelante, el contenido de los vehículos deberá tener un 70% de componentes de origen americano, porcentaje que será revisable cada siete años en el componente de acero y cada diez en el de aluminio. En contraposición, y para contrariedad de la industria farmacéutica, Washington abandonó su idea inicial de limitar a diez años el plazo de protección para las patentes de medicamentos.

Uno de los asuntos más difíciles de la negociación fue el de la pretensión americana de inspeccionar en forma directa a las condiciones de trabajo en México. Porque para facilitar la aprobación del acuerdo, el gobierno de López Obrador debió mejorar el sistema de justicia laboral, la independencia de los sindicatos y aprobar un aumento anual del salario mínimo de un 2% por encima de la inflación.

Por ello se estableció que las eventuales diferencias que pudieran surgir entre ambos países sobre las condiciones laborales en México serán sometidas a la consideración de tribunales especialmente creados a estos efectos.

Al cabo de todo este proceso, el nuevo acuerdo fue aprobado por el Congreso de Estados Unidos. Aunque con Trump el futuro no es seguro. Dos ejemplos recientes abonan esta sospecha.

Hace pocos meses el presidente americano amenazó con un alza de tarifas sobre las importaciones de México en caso que no tomara medidas para limitar la inmigración. Más recientemente, en la reunión de la OTAN, Trump anunció que estaba considerando el uso de tarifas sobre la importación proveniente de Canadá en caso que no cumpliera con su cuota de aporte a la alianza militar. Son dos diferencias que, además de otras, en cualquier momento pueden volver a enturbiar las relaciones entre estos países.

Pocos días después, los gobiernos de Estados Unidos y China anunciaron un “primer paso” o una “tregua” en la guerra comercial que los enfrenta. Pero como los anuncios de ambas partes tienen algunas diferencias, habrá que esperar hasta conocer el texto definitivo del acuerdo para emitir un juicio más acabado. 

Así, EEUU afirma que China se comprometió a aumentar sus importaciones hasta el 2021 por US$ 200.000 millones con respecto al nivel del 2017, incluyendo bienes agrícolas e industriales, energía y servicios financieros. Pero hasta ahora, si bien China también anunció un compromiso de aumentar sus compras americanas, no ha comprometido  un monto concreto.

En particular, EUU anunció el compromiso de China de aumentar sus importaciones agrícolas en hasta US$ 40.000 millones, pero de nuevo aún hay dudas sobre el posible cumplimiento de esta promesa, en especial teniendo en cuenta el descenso de las ventas en el último año y el bajo nivel actual de los precios internacionales en comparación con años anteriores. 

EEUU también anunció acuerdos sobre la protección de la propiedad intelectual,  el combate a la piratería y la falsificación de bienes, la transferencia forzosa de tecnología desde las empresas extranjeras a favor de las empresas chinas y el compromiso mutuo de evitar la manipulación de sus monedas. Pero estos compromisos o bien no están dentro de los anuncios de China o bien carecen de un detalle sobre las medidas que permitirán instrumentarlos.

Cierto es que a cambio de estos compromisos aún en trámite de definición, EEUU se abstuvo de aplicar el aumento del 15% sobre US$ 156.000 millones de importaciones de China que iba a entrar en vigencia a mediados de este mes y rebajó desde el 15% al 7% a la tarifa sobre US$ 120.000 millones de importaciones que fue aprobada en septiembre pasado. Por su parte, Pekín también desistió de la aplicación de la tarifa del 15% que iba a aplicar sobre US$ 75.000 millones de importaciones provenientes de EEUU.

Pero por ahora Washington mantiene la tarifa del 25% sobre aproximadamente la mitad de las importaciones provenientes de China, unos US$ 250.000 millones, que rige  desde el comienzo de la guerra comercial. Por su parte, China también mantiene su respuesta arancelaria compensatoria.

Así que todo indica que ambas partes están cerca de alguna forma de  acuerdo parcial para su guerra comercial. Pero entre la inestabilidad de Trump y la reticencia de China, puede que al final nada sea como parece.

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