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Durmiendo con el enemigo: lecciones para evitar la violencia contra la mujer

La violencia doméstica es una de las formas de violencia más difíciles de combatir por la naturaleza propia del contexto en el que se desarrolla
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11 de junio de 2014 a las 00:00

Por Roberto Obando Prestol

En una de sus primeras películas, la afamada actriz Julia Roberts interpretaba a una mujer que vivía con un marido abusivo y que lograba escapar fingiendo haberse ahogado en el mar.

El título de la película se volvió parte del léxico popular en Estados Unidos (sleeping with the enemy) haciendo referencia a una masculinidad que es violenta y no es saludable.

La 6ta. Clínica de Seguridad Ciudadana incluyó como uno sus paneles el interesante y complicado tema de la “Prevención Social de la Violencia que afecta a las Mujeres”.

La mayoría de nosotros hemos visto noticias sobre el tema, posiblemente hemos visto afiches en nuestros lugares de trabajo, e incluso escuchado de personas cercanas que han vivido situaciones de violencia doméstica.
Distinguidos expositores de Brasil (Alice Taylor, del Programa ProMundo), México (Zulay Abbud, del Centro de Justicia para Mujeres de Chihuahua), Estados Unidos (Chris Gunther, del Departamento de Salud de New Orleans) y Republica Dominicana (Roxanna Reyes, Procuradora General Adjunta para Asuntos de la Mujer) compartieron con los participantes sus experiencias en el diseño e implementación de políticas públicas enfocadas en prevenir la violencia contra la mujer.

Aunque esta lista no es limitativa, las siguientes fueron las lecciones compartidas que más atención concitaron:

• En distintos países se ha observado una baja utilización del sistema de justicia por parte de las mujeres víctimas de violencia, a causa de los maltratos adicionales que pueden recibir al intentar acceder a recursos judiciales. También se ha detectado una gran la desconfianza de las mujeres respecto de la eficacia de las instancias judiciales para remediar los hechos. Finalmente, es notoria la falta de conocimiento de los servicios disponibles, incluyendo servicios no-legales.

• Se requiere promover las masculinidades no violentas y relaciones de género equitativas, a través del trabajo directo con los hombres para analizar y transformar las normas y creencias que asocian la masculinidad con el control y la violencia. El trabajo en materia de prevención de la violencia con hombres complementa y fortalece el trabajo con las mujeres. Sobre este tema en particular, les recomiendo este artículo de Jennifer Peirce.

• Cada vez resulta más relevante abordar el género y los procesos de socialización –especialmente las actitudes y comportamientos vinculados a la violencia – para poder desarrollar políticas y programas efectivos de prevención de violencia. La encuesta IMAGES, desarrollado por la ONG Promundo, es una herramienta importante para definir y medir las actitudes relacionadas con equidad de género. Esta investigación también comprueba que las personas que cambian sus actitudes “tradicionales” de género, reportan menos comportamiento violento en sus hogares.

• El factor más fuertemente asociado con el uso de la violencia contra la pareja es haber sido testigo de ella durante la niñez. En efecto, cuando un niño es testigo del uso de la violencia contra su madre esto tiene un efecto más fuerte en todas las variables que sirven para predecir futuras conductas, incluso mayor que el propio hecho de que el hombre abusivo haya sido víctima de violencia cuando era niño.

• Uno de los factores proactivos más fuertes contra la violencia es la participación de los hombres (padres) en actividades domésticas o cuidado de los/as niños(as) y la toma de decisiones equitativa durante la niñez.

• Se requiere garantizar la protección, seguridad y restitución de los derechos de las víctimas de violencia doméstica, así como la reparación de los daños causados, ampliando la cobertura y la efectividad de los servicios a las mujeres que han sufrido estas difíciles situaciones.
La violencia doméstica es una de las formas de violencia más difíciles de combatir por la naturaleza propia del contexto en el que se desarrolla; las ideas y concepciones que adquieren las personas en los procesos de socialización; y los patrones culturales y sociales que reafirman conductas que se constituyen en catalizadores para que se produzca.

Sin importar de dónde eres o a qué te dedicas, quiero que sepas que tu esfuerzo es necesario para que colectivamente vayamos desterrando este mal en América Latina y el Caribe.

Nos pueden seguir en @BID_Seguridad y recibir nuestras alertas de email.
Roberto Obando Prestol es abogado especialista en gestión pública, reforma judicial y seguridad ciudadana. Egresado de la PUCMM (Santo Domingo) y Duke University (USA). Ha trabajado como funcionario público en el Gobierno de Republica Dominicana, consultor de USAID y PNUD. Ha sido Profesor de ciencias jurídicas y políticas en distintas universidades.

Actualmente se desempeña como Consultor dentro del clúster de Seguridad Ciudadana y Justicia del BID.

Este post fue publicado en el Blog Sin Miedos del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)

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