En su celular, Duarte conserva varios mensajes de audio y texto en los cuales sus superiores le dicen que no vaya a trabajar. Él ha pedido –sin éxito- que le expliquen o le justifiquen tal decisión, o que le permitan volver a su puesto. “El director no va a hacer ninguna orden por escrito, simplemente andá y esperá orden allá en tu casa”, dice un audio que le envió un capitán.
La situación trasciende la mera anécdota. Duarte ha realizado denuncias de graves irregularidades dentro del Ejército. Algunas ya se han demostrado verdaderas y otras están siendo objeto de una demorada investigación administrativa que se inició en 2021 y de la cual aún no se conocen los resultados.
Oficial Nelson Duarte
Mientras tanto, el teniente ha sufrido un traslado atrás del otro y un sinfín de sanciones y humillaciones, la última de las cuales es pagarle para que se quede en su casa.
El Ejército, además, pretende desde hace meses pasarlo a retiro obligatorio, pero no ha podido concretarlo debido a las apelaciones del oficial y al trámite que a ellas le ha dado el departamento jurídico del Ministerio de Defensa Nacional.
Cerveza y whisky
El origen de esta situación se remonta a 2014, cuando Duarte denunció una serie de irregularidades que ocurrían en la unidad donde revistaba.
Su acusación originó una voluminosa investigación administrativa que recién concluyó en 2020 y El Observador hizo pública en 2022. Allí se corroboró que todo lo denunciado era cierto. Soldados habían trabajado, al menos entre 2000 y 2016, instalando piscinas para una empresa privada, sin que existiera ningún convenio que lo habilitara.
También se corroboró que militares habían traído whisky de contrabando del Chuy en vehículos del Ejército y que se hacían trabajos de carpintería para la empresa de un coronel.
Sin embargo, salvo un par de sanciones menores, los responsables de estas “irregularidades” no fueron penados. Tampoco se llevó el caso a la justicia.
En cambio, la vida profesional de Duarte cambió para siempre. Ya nunca logró un ascenso. Lleva doce años como teniente.
En 2021 Duarte presentó una segunda denuncia, reuniendo varios episodios que le tocó presenciar y documentó con videos y fotos.
Según su relato, todo comenzó en febrero de 2020. Revistaba entonces en el Comando de Apoyo Logístico del Ejército. Una mañana vio llegar una camioneta militar que comenzó a descargar cajas de cerveza y de whisky.
Según relata, la camioneta venía del Chuy: “Hacían acopio de la mercadería en el parque de Santa Teresa y luego la trasportaban a Montevideo. La descargaban en el Comando de Apoyo Logístico, en la puerta de la oficina de un general, el comandante de la unidad. El Ejército no me puede decir que no tenía conocimiento. En el mismo vehículo que venía esa mercadería, venían dos coroneles”.
Con el tiempo, documentó la descarga de otros cargamentos: fundas de refrescos, cajas de bebidas alcohólicas. En ocasiones, se hacían paquetes que luego otros militares pasaban por allí a comprar.
En setiembre de 2021 presentó una denuncia. En noviembre fue citado a declarar por primera vez.
Fotos y videos
Duarte hace correr un video en su computadora. Es una película tomada del propio sistema de seguridad del Comando Logístico. Es una de sus pruebas.
“Acá se ve como bajan 65 cajas de cerveza Heineken y cajas de whisky. Aunque digan que lo compraron en la calle, el vehículo militar no está para andar trasladando cerveza. Yo aparezco en la película porque salí de mi oficina y les pregunté qué estaban haciendo, porque no quería que quedaran dudas de que yo lo iba a denunciar, porque eso no podía ser. Y ahí se ve cómo sale el coronel que recibía la mercadería y la paga”.
Según Duarte, ese cargamento fue luego retirado por un oficial que manifestó estar organizando una fiesta familiar.
En otra película se ven fundas de refrescos y cerveza Glaciar dentro de lo que, asegura, es el Comando.
Duarte también denunció otras irregularidades: la entrega de combustible del Ejército al dueño de una estación de servicio, el reparto de vales de nafta entre oficiales y la venta de neumáticos de la fuerza, sin uso, a particulares.
Más de una docena de videos y fotos fueron adjuntados como respaldo.
Sin embargo, hasta el momento es imposible saber si las acusaciones se comprobaron verdaderas, tal como ocurrió con el anterior expediente de 2014.
Ni Duarte ni su abogada –que es su esposa- han logrado que se les notifique del resultado de esa investigación.
El Observador pidió el expediente a través de un acceso a la información pública, sin haberlo recibido por el momento.
El ministro García no respondió los mensajes enviados con preguntas sobre el caso.
Mientras tanto, la carrera funcional del teniente Duarte en el Ejército terminó por arruinarse.
“El instructor de la investigación administrativa que decidió el Ministerio fue el general Marcelo Pose, que era el denunciado. Luego de eso, en los hechos fui desvinculado de la función pública”, sostiene el oficial, rodeando de pilas enormes de papeles. Son sus reclamos para ascender, las respuestas negativas, sus apelaciones, las fotocopias autenticadas de su legajo.
En otra habitación, Natalia Martínez, su esposa y abogada, también trabaja en el caso.
No son optimistas.
En las últimas horas, Martínez recibió un correo electrónico del coronel Gustavo Figueredo, director general de Recursos Humanos del Ministerio de Defensa Nacional, notificándola de que Duarte será sometido al retiro obligatorio.
Es lo que el Comando General del Ejército viene buscando desde hace meses, apelando al artículo 195 de la Ley Orgánica del Ejercito que establece que eso ocurre con los oficiales que en el mismo grado son dos veces calificados como “deficientes”. En este caso serían los años 2017 y 2018.
Hasta ahora la oficina jurídica del Ministerio de Defensa había respondido que eso no se podía hacer mientras no se sustancien las apelaciones que Duarte ha hecho respecto a sus calificaciones, pero el mail de Figueredo parece cerrar el caso.
El teniente acusa al Ejército de falsificar documentos para forzar su pase a retiro. Cita el caso de una calificación anual en la cual le correspondía la nota de “bueno”, el superior le estampó “regular” y al Ministerio de Defensa Nacional se elevó “deficiente”.
“Yo hice la denuncia por falsificación de mis calificaciones de 2017. A raíz de mi denuncia, el Ministerio de Defensa le mandó un oficio al Ejército, que respondió que está todo ajustado a derecho. ¿Cómo me puedo defender yo? Se justifican diciendo que mi conducta fue ‘deplorable’, pero un juicio de este tipo tiene que tener algún respaldo. ¿Cuáles fueron los hechos que permiten sustentar ese juicio? No existen”.
También sostiene que se lo ha notificado de sus calificaciones luego de ser enviadas al Ministerio de Defensa, quitándole el derecho legal de notificarse a tiempo y apelar.
Además, Duarte afirma que su legajo ha sido adulterado para poder justificar sus bajas calificaciones y su pase a retiro obligatorio.
“Han falsificado documentación, hicieron un CD digitalizando mi expediente, mi legajo, y suprimieron hojas. Cuando se estudia mi ascenso, el Ministerio de Defensa le pide información de mi legajo al Ejército, el Comando se lo manda adulterado. Lo puedo probar con la copia autenticada de mi legajo y con la copia digital que ellos mandaron. Y hoja por hoja puedo decir donde está falsificado. Le dije al Ministerio que está falsificado. El Ministerio le manda un oficio al comando y el comando dice que no, que de ninguna manera, que está todo ajustado a derecho y que el que miente soy yo. Es una lucha quijotesca”.
“No venga más”
Cuando uno consulta por Duarte en el Ejército y en el Ministerio de Defensa Nacional la primera respuesta suele ser que es un oficial “problemático”.
Una fuente del Ejército dijo que Duarte fue expulsado de la Escuela Militar por mala conducta y luego readmitido, pero el teniente exhibió un documento oficial de esa institución donde consta que aquella baja fue “a su solicitud” y luego él mismo decidió reingresar.
Cuando su primera denuncia, luego comprobada como verdadera, la primera reacción de sus superiores fue sancionarlo.
El comandante de la Brigada de Infantería 1, coronel Víctor Grande, a quien estaba dirigida la denuncia, le impuso diez días de arresto a rigor por “tomarse atribuciones totalmente indebidas al iniciar investigaciones de presuntas irregularidades”.
En aquel expediente emergieron todas las faltas previas que había cometido Duarte: el teniente había sido castigado por llevar a un soldado a realizar un trabajo particular de poda y una vez se había llevado prestadas una escalera y otras herramientas, y cuando las devolvió faltaban algunas (una plomada y un alargue, según Duarte). También había hecho reparaciones en su domicilio mientras estaba de licencia médica.
Consultado sobre la situación actual de Duarte, el vocero del Ejército, el coronel Alejandro Alcántara, dijo que no podía informar al respecto ya que Pasos de Frontera no depende de la fuerza. Negó que el pase a retiro obligatorio esté decidido y señaló que seguramente el trámite irá para largo.
Duarte decidió salir a hablar a la prensa porque está desesperado. “Ya no sé qué decirles a mis hijos cuando me preguntan por qué me quedo en casa y no voy a trabajar”.
Por momentos, siente que enfrenta a una maquinaria mucho más poderosa que él, pero no está dispuesto a rendirse.
“Dentro de la institución el mensaje es que si vos hacés la vista gorda, ascendés y vas para adelante. Si te desviás y me denunciás, te ejecuto. Te cae todo el peso de la institución y te desvinculan. Lamentablemente en esta institución el pecado es ser honesto”.