El 71% de la población peruana rechaza la gestión de Dina Boluarte y el 88% desaprueba al presidente del Congreso

El problema es que, si la fragilidad de la actual presidenta se profundiza, la autoridad recaerá sobre Williams, de quien nueve de cada diez peruanos tiene una imagen negativa.

Dina Boluarte entró como vicepresidenta del presidente izquierdista Pedro Castillo, actualmente en prisión, y está al frente del Ejecutivo desde el 7 de diciembre, cuando su compañero de fórmula fue destituido por el Congreso. Boluarte es abogada y militante de Perú Libre, una formación política de izquierda. El 71% de los entrevistados por IEP –en un muestreo tomado como representativo de todo el país– rechaza su gestión.

La misma consultora evaluó a Boluarte apenas asumió y poco antes de la represión ordenada por su gobierno. Entonces tenía ocho de cada diez peruanos en contra. Sin embargo, Boluarte creyó –y aún cree– que puede estirar su mandato hasta el año próximo por lo menos y que puede dar instrucciones a las fuerzas de seguridad para reprimir manifestantes.

En un país convulsionado, con medio centenar de muertos a lo largo de las últimas dos semanas por instrucción del Ejecutivo, hablar de izquierdas y derechas parece bastante difícil. Hay descontento, hay desgobierno. Está en prisión Alberto Fujimori, un expresidente de derecha que cerró el Congreso y fue juzgado por numerosos delitos de corrupción y de ser responsable de matanzas. Tiene 84 años y, con idas y vueltas, prisión domiciliaria, indulto y contraindulto, está preso desde 2007 con una condena de 25 años.

También está en prisión por decretar el cierre temporario del Congreso –tres décadas después de Fujimori– el izquierdista Pedro Castillo quien compartió al menos una noche en la misma prisión que purga pena Fujimori.

Aunque sea un lugar común, vale la pena preguntarse, al igual que Santiago Zabala (alter ego de Mario Vargas Llosa en su novela Conversación en La Catedral), ¿cuándo se jodió el Perú? El libro fue publicado en 1969, cuando Fujimori era matemático y, en ese año, nacía Castillo.

La encuesta del IEP, que no se va en derivas, pone números dramáticos sobre la mesa: el Poder Legislativo, como institución, tiene apenas una aprobación del 9% y un descrédito del 88%.

Frente a la pregunta “¿Usted cree que hubo excesos de las fuerzas del orden?”, el 58% cree que sí los hubo a la hora de reprimir las protestas. Sin embargo, un 26% dice que “lo hicieron apropiadamente”. Sobre los “excesos” de las fuerzas de seguridad, el 70% de los jóvenes los desaprueba.

El estudio del IEP se hizo entre el sábado 7 al jueves 12 de enero y tiene un margen de error de 2,8%.

El 60% de la población justifica las protestas. En cambio, el 35% considera que estas manifestaciones no tienen justificación. Un 44% de los peruanos cree que los actores más importantes de esas movilizaciones fueron grupos espontáneos u organizados. Sin embargo, el 27% lo atribuye a grupos violentos o vinculados a terroristas. El 13% lo relaciona a grupos ligados al narcotráfico.

Así como la desaprobación de las instituciones respecto de las protestas es muy grande, las opiniones sobre identificación están divididas: un 50%, se siente identificado y un 46% no. Cuando se ve la franja etaria de los jóvenes, la adhesión pasa del 50% al 72%.

La mayor carga de la desaprobación se ve en las preguntas referidas a la toma de edificios públicos o a las formas violentas de lucha. El 90% está en contra de ocupar edificios o aeropuertos y el 81% dice estar en contra de “agredir a fuerzas del orden”.

Comparado con Boluarte, Pedro Castillo tiene más aprobación: lo desaprueba el 66% por el cierre del Congreso, en cambio el 30% se manifestó a favor de esa medida. Un 60% de los ciudadanos preferiría que Castillo no estuviera preso, El 41% cree que debe enfrentar juicios en libertad con restricciones y un 18%, que debe hacerlo libre sin restricciones. Sólo el 1% dice que no debería afrontar esos procesos. Para un 34%, debe seguir sus juicios en la cárcel.