La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, anticipó que la entidad continuará con sus política de endurecimiento monetario y volverá a subir las tasas de interés de referencia en procura de contener la inflación, que alcanzó un récord de 10,6% anual en la Eurozona en octubre, cinco veces más que la meta fijada por el BCE del 2% anual.
Tras años de mantener sus tasas en niveles negativos para impulsar la economía, el BCE dispuso ya tres incrementos desde enero pasado, uno de 50 puntos básicos y dos de 75 puntos, llevando su tasa principal al 1,5% anual, nivel máximo desde 2009, previo a las crisis financiera global de 2008 y de los bonos soberanos del bloque.
La velocidad con la que BCE viene incrementando sus tasas es la mayor en su historia, en momentos en que, según el consenso de los analistas, el comité de política monetaria decidirá un aumento de 50 puntos en su próxima reunión pautada para diciembre, evitando así otro retoque de 75 puntos que frenaría todavía más la actividad económica de los 19 países que utilizan el euro.
Por lo pronto, la zona del euro cerrará este año en recesión y registrará una inflación aún elevada en 2023, en un escenario marcado por un "grado excepcional" de incertidumbre, según anticipó la Comisión Europea en sus previsiones económicas del otoño boreal, como producto de un "entorno externo más débil y condiciones financieras más estrictas".
En ese contexto, además de anticipar nuevas subas en el costo del dinero, Lagarde advirtió que ha aumentado el “riesgo de una recesión” y que, incluso si ello sucediera, no sería suficiente para calmar a los precios. Es por ello que, según la presidenta del BCE, resulta vital la política monetaria para anclar las expectativas inflacionarias.
“Esperamos seguir aumentando las tasas. En última instancia, las aumentaremos a niveles que permitan bajar la inflación hasta las metas de mediano plazo”, dijo Lagarde en un discurso en Frankfurt, Alemania. Según señaló esta semana el vicepresidente del BCE, Luis de Guindos, la inflación en la zona del euro continuará elevada en los meses venideros y –en la misma línea que Lagarde– señaló que la desaceleración, impulsada por la crisis energética, no hará mermar los precios por si sola.
“La inflación en la Eurozona es demasiado alta. La experiencia histórica sugiere que una recesión es poco probable que haga bajar la inflación significativamente, al menos en el corto plazo”, precisó Lagarde, quién, a su vez, señaló que en diciembre el banco dará mayores presiones sobre la reducción en su hoja de balances que llevará a cabo durante el año próximo.
De cara al largo plazo, la economista francesa, extitular del Fondo Monetario Internacional (FMI), afirmó que la política fiscal será clave para estimular o no el crecimiento, y que los gobiernos deberán elegir entre aumentar impuestos o recortar la inversión pública. "Si optan por lo último, como hicieron después de la gran crisis financiera, existe el riesgo de que la oferta no se recupere y las restricciones al crecimiento sigan limitando", sostuvo la presidenta del BCE.
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