Paredes que buscan la victoria: el boom de locales políticos en campaña

Enfrente, allí donde 18 de julio cruza con Martín Martínez y la vorágine del horario laboral se mezcla con los jingles de campaña, dos militantes de Edgardo Novick anotan datos de personas (muchos inmigrantes) que vienen a la sede de la lista que encabeza el diputado Daniel Peña en busca de alguna changa que esta zafra política les pueda ofrecer. Van llenando seis carillas de una cuadernola.

Una cuadra más adelante, ya cuando la avenida principal se topa con la calle Pablo De María, el dirigente blanco Juan Andrés Ramírez Saravia y un grupo de jóvenes militantes almuerzan pizza mientras descansan de la primera jornada de doblado de listas, dentro de la histórica sede de la agrupación wilsonista Por la Patria que apoya la precandidatura de Jorge Larrañaga.

Camilo dos Santos

En el camino, un local de la lista 15 (José Amorín Batlle) del Partido Colorado, uno del Nuevo Espacio del Frente Amplio (Daniel Martínez) y uno del Partido Independiente (Pablo Mieres), se cuelan entre locales comerciales dando aviso formal: este año es electoral.

Y para los que alquilan propiedades –así como para los que se encargan de elaborar cartelería y para las imprentas-  la campaña es sinónimo de ganancias. “Ahora hay una oferta muy grande de locales vacíos. Muchos son rentados. Otros dicen que no, prefieren esperar. Y para tenerlos vacíos como hace seis meses que lo tienen, de repente, bueno, prefieren alquilarlos aunque sea solo hasta fin de año”, explicó a El Observador el presidente de la Cámara Inmobiliaria del Uruguay, Wilder Ananikian.

“De 20 locales vacíos que hay, los partidos políticos toman siete u ocho”, agregó, intentando poner en números la realidad, aunque aclaró que ese dato no se puede generalizar. Para Ananikian el aumento zafral se da en cada campaña, pero aseguró que este año “hay más locales políticos porque hay más locales vacíos”.

Camilo dos Santos

Según contó, los locales que los políticos buscan son  “aquellos que están bien ubicados, con buena presencia y que tengan visibilidad”. La mayoría cubren un espacio de 40 metros cuadrados y sus costos rondan entre los $20.000 y $30.000 mensuales. 

Los contratos suelen ser hasta fin de año pero varían según las agrupaciones. Aquellos que apoyan a precandidatos con pocas posibilidades de ganar en las internas, muchas veces, negocian que el alquiler sea por poco tiempo. “Se suele pagar en contado y adelantado. Los contratos suelen ser hasta fin de año, pero bueno, hay que ver cada uno que arreglo hizo”, afirmó Ananikian.

Sin embargo, según fuentes políticas, el 90% de los locales del Partido Nacional son prestados gratuitamente por propietarios que comparten ideología y ofrecen sus bienes para que sus ideas políticas se propaguen. Esa situación se repite en otros partidos. Es por eso que algunos locales, siguen, campaña a campaña, con el mismo partido o sector.  

“En algunos se alquila lo que se puede, en otros se busca que sea céntrico o visible, en otros casos un militante tiene uno y lo presta”, explicó a El Observador el senador frenteamplista Rafael Michelini.

Camilo dos Santos

El funcionamiento de los locales en la capital, en ocasiones, es diferente que en el interior. Desde el comando del intendente de Maldonado y precandidato blanco Enrique Antía, por ejemplo, aseguraron que los locales que tienen en el interior, en muchos casos, no se cierran porque allí es donde su agrupación tiene mayor fuerza y presencia.   

Actos, asados y listas

Es viernes, faltan 31 días para las elecciones internas  y unos pocos rayos de sol piden permiso entre los edificios de 18 de julio para amortiguar el frío de la tarde otoñal. En el centro la gente camina con prisa. Una pequeña multitud se agolpa a la espera de un ómnibus que pase frente a la sede central de la Iglesia Universal (Pare de Sufrir). Entre el bullicio del transporte y el murmullo de la muchedumbre estos locales desprenden de lo suyo: “Larrañaga va/ sin miedo va”, se escucha de un pequeño pero potente parlante y tiempo después el “Sentí la energía que mueve tu alma/ renová las ganas de luchar” de Lacalle Pou se hace notar. 

Pero además de promover la figura de sus precandidatos mediante jingles, los locales son buenos puntos de despliegue de información en formato papel. 

“Cambiar la inseguridad se puede. Y se puede así:”, señala –entre ítems programáticos- uno de los folletos violetas y amarillos que reparten en el local del Partido Independiente. Otro apunta a transformar la educación y otro a fomentar la productividad y el empleo. Luego, cuentan con un tríptico que destaca el trabajo de sus representantes en el Parlamento: números de proyectos de ley presentados, interpelaciones y pedidos de informes, además de mostrar que tienen el porcentaje más alto de asistencia al parlamento y el más bajo en pedidos de licencia.

Camilo dos Santos

En el local de la 71 ocurre algo similar. Como aún las listas no están prontas, reparten folletos con resúmenes del plan de gobierno. En el de Novick tienen invitaciones como “Vení a jugar a la conga” para el sábado 8 de junio a las 16 horas. Y mientras que el de Amorín Batlle y el de Nuevo Espacio están cerrados, en el de la lista 250 de Larrañaga se jactan de ya estar doblando listas. 

En ese bastión wilsonista –que parece pequeño desde afuera, pero enorme para quienes se adentran a él- saben que la militancia no es solo política. La barbacoa con parrilla incluida que tienen en la parte alta del local es testigo de muchas noches de festejos aunque sean pocos justificados, como el de ese jueves, que habían tirado algo a las brasas solo porque las listas estaban impresas.  
Pero eso sí, en todos estos casos las propiedades son amplias y buscan ser  paredes anfitrionas para actos del precandidato en el que han depositado su confianza.