El científico que anuncia que el reemplazo de los empleos humanos por IA “es algo bueno"

Y como para no dejar lugar a dudas de su estrellato, Goertzel presentó al público reunido en la Web Summit la última versión de su robot humanoide Grace, una enfermera diseñada para cuidar ancianos en asilos y hospitales.

Goertzel es el hombre que creó el término "Inteligencia Artificial General" (IAG) para definir las habilidades cognitivas humanas que aún no fueron desarrolladas y que, según declaraciones vertidas a la agencia de noticias AFP, estarán operativas “en apenas pocos años".

“Si queremos máquinas que sean realmente tan inteligentes como las personas y tan ágiles para lidiar con lo desconocido, precisamos que sean capaces de grandes saltos más allá de su entrenamiento y programación. Todavía no lo logramos, pero hay suficientes motivos para pensar que no faltan décadas, sino años en conseguirlo”, dijo el fundador y director de la plataforma SingularityNET.

Consultado por AFP por los entredichos generados por los riesgos del chat-GPT, Goertzel señaló que no cree imprescindible realizar una pausa en el desarrollo de ese sistema, ya que “no se trata de una IA superhumana peligrosa, que pueda hacer razonamientos complejos de varias etapas como los que requiere la ciencia ni inventar cosas nuevas fuera del ámbito de su entrenamiento con datos”.

Al presentar a sus humanoides, que hicieron delirar al público, como la Desdémona de pelo violeta y talle sensual, dijo que las investigaciones sobre IA no deben parar: “No prohibimos internet, que pone una gran cantidad de información al alcance de todos y distribuye también todas las mentiras y desinformación. ¿Por qué deberíamos hacerlo con la Inteligencia Artificial?”.

Con relación a la posible amenaza de suplantación de los empleos humanos por robots, el matemático provocó aún más: “Sin necesidad de crear una IAG, con los sistemas similares a chat-GPT que surgirán en los próximos años, es muy probable que se vuelvan obsoletos alrededor del 80% de los trabajos que la gente hace. Y eso es un beneficio, ya que las personas podrán buscar mejores cosas que hacer que ganarse la vida trabajando”.

“Prácticamente todas las tareas administrativas podrían automatizarse –dijo sin perder la sonrisa–. El problema que veo es el período de transición, cuando las inteligencias artificiales empiecen a tornar obsoleto un trabajo tras otro. No sé cómo se resolverán esos problemas sociales”.

Al presentar a Grace, la enfermera robot, afirmó que muchas personas en los Estados Unidos están solas en residencias de ancianos, y aunque tienen atención médica, alimentación y entretenimientos, suelen carecer de apoyo emocional y social. “Los robots humanoides que respondan a sus preguntas, escuchen sus historias o los ayuden a hacer llamadas con sus hijos o a hacer pedidos en línea, mejorarán su calidad de vida. Con IAG, se volverán todavía mejores acompañantes que los profesionales”. Y agregó más leña al fuego cuando dijo que “en esos casos no se eliminarían empleos, ya que no hay suficientes personas que quieran trabajar como enfermeros o cuidadores”.

En cuanto a la regulación con la cual la Inteligencia Artificial pudiera tener un impacto positivo como él lo augura, Goertzel dijo que “la gobernanza de estas tecnologías debería ser de alguna forma participativa, involucrando a la población”. Y si bien supone que la administración descentralizada y democrática del futuro sistema es técnicamente posible, centró todas sus dudas en un problema irresoluble con las actuales las apetencias del libre mercado: “A las compañías que están financiando la mayoría de las investigaciones en IA no les importa hacer el bien, sólo buscan maximizar el valor para los accionistas”.