Litio en Bolivia

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El desafío del litio: la creación de un bloque latinoamericano o la entrega atomizada de los recursos

América Latina cuenta con el 68% de las reservas del mineral en el planeta y se prevé que la demanda crezca 42 veces para 2040. La necesidad de crear una organización regional de países productores para negociar en bloque
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04 de septiembre de 2022 a las 05:01

Bolivia, Argentina y Chile concentran más de la mitad de las reservas mundiales de litio, con un 64%, a las que se suman otros cuatro puntos con las que poseen Perú, México y Brasil. La suma es sencilla, América Latina cuenta con el 68% del litio que hay en el planeta. A esas reservas es necesario leerlas en contexto. La emergencia climática está obligando a los países centrales a acelerar la transición energética, lo que aumenta la demanda de nuevos minerales y entre ellos el litio ocupa un lugar central. 

Según una perspectiva difundida por el Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG), la demanda mundial de litio aumentaría 42 veces para el año 2040. En cuanto a su precio, la tendencia que se identifica a mediano plazo es una presión alcista del litio por una creciente demanda en el marco de la transición energética.

Con estas reservas, estos datos y estas perspectivas en la mano, América Latina está en condiciones de ganar mucho en el nuevo escenario geoeconómico de la transición energética, con una fuente de divisas nueva y segura para el funcionamiento de la economía de muchos de sus países. Sin embargo, esta posibilidad no se concretará si esos países no se integran y forman un bloque que les permita negociar con más fuerte. Por el contrario, si no lo hacen, lo más probable es que se repita el proceso de saqueo extractivista sin beneficios para las arcas de los Estados que parece ser la constante de la historia de la región.

“En este escenario, América Latina tiene mucho que ganar si se integra, y mucho que perder si avanza en un proceso de balcanización del litio en el que cada país ‘hace la suya’”, señala el CELAG.  Y propone: “La única forma que tiene la región para aprovechar adecuadamente esta ventaja económica es que negocie como bloque mediante la creación de una Organización Latinoamericana de Países Exportadores de Litio (OLPEL)”.

Los datos duros

Las reservas de litio están concentradas principalmente en Bolivia, con 21 millones de toneladas; Argentina, con 18,3 millones y Chile, con 9,6 millones.
De los países de la región, Chile es el que más ha avanzado en su extracción y exportación. Se posiciona como segundo productor global (22%), por detrás de Australia (48,8 %) y seguido por China (17,1 %).

Según las estimaciones de CELAG, para el 2040 las exportaciones de litio alcanzarían los US$ 530.000 millones anuales en esos seis países de América Latina: en Bolivia ascenderían a US$ 210.719 millones, en Argentina a US$ 193.477 millones, las de Chile a US$ 96.723 millones, las de México a US$ 17.071 millones, las de Perú a US$ 8.837 millones y finalmente, las de Brasil a US$ 4.464 millones. 

Para ese momento, el litio se convertiría en el principal producto de exportación de los tres grandes productores: podría representar el 81% de las exportaciones totales. 
En Bolivia, Brasil, Chile y Perú el litio está definido como recurso estratégico, y México se encuentra en trámite de aprobar esta calificación estratégica a través de una reforma constitucional. El Gobierno argentino se ha manifestado a favor de regular específicamente este mineral. Sólo Bolivia y Chile cuentan con algunas normas específicas sobre dicho mineral, en el resto de los países abordados la normativa relacionada con el litio es de carácter general.

El régimen de dominio es estatal y en su mayoría sujeta a concesión su explotación, con salvedades como Bolivia, que cuenta con una empresa pública que interviene en toda la cadena.
Distintas proyecciones muestran que este mineral disputará la relevancia de otras exportaciones típicas de la región, como el cobre y el petróleo. Sin embargo, no será una substitución absoluta dado que sus usos son complementarios con el cobre y el reemplazo del petróleo sería sólo parcial.

Las empresas mundiales

Las empresas que lideran la producción mundial del litio son las chinas Jiangxi Gangfeng Lithium y Tianqi Lithium (tiene acciones en SQM que opera en Chile y en México), las norteamericanas Albemarle (opera en Chile) y FMC Corporation, la chilena Sociedad Química y Minera de Chile (SQM o Soquimich). Recientemente, la china Tianqi ha ganado espacio y opera la mina más grande del mundo, Greenbushes (Australia), junto a la estadounidense Albemarle.

A SQM, Gangfeng y Albermale se suman Jemse, Orocobre, Toyota Tsuyo y Livent en Argentina. En Brasil Sigma, AMG, CBL y en Bolivia TBA-Boacheng y ASI Systema. Las empresas que operan en todos los eslabones de la cadena de la batería de Ion-Litio y lideran este desarrollo son LG Chem (Corea del Sur), Tesla (Estados Unidos), BYD (China) y Panasonic (Japón). LG Chem y Panasonic cuentan con una planta en México y Tesla tiene oficinas en la Ciudad de México para América Latina y está la posibilidad de instalar una fábrica en Brasil en dónde se encuentra una planta de BYD.

Las empresas mineras que representan más de la mitad de la producción global de litio en setiembre de 2021 conformaron la Asociación Internacional del Litio. Sus cinco miembros fundadores son SQM, Ganfeng Lithium, AMG Brasil, Orocobre y Pilbara Minerals.

Negociar en bloque

La necesidad de una organización que nuclee a los países productores de litio de la región es evidente si se pretende que los beneficios del litio no se esfumen por las ganancias de las multinacionales. En ese contexto es que surge la propuesta de una Organización Latinoamericana de Países Exportadores de Litio (OLPEL). Debería estar conformada por un núcleo central (Bolivia, Argentina y Chile), a quienes deberían sumarse México, Perú y Brasil que, si bien hoy no cuentan con reservas probadas tanimportantes, serían actores centrales por la transferencia de tecnología y por su peso geopolítico.

La integración a nivel supraestatal de estos seis países podría aterrizarse en dos fases: Fase de corto plazo: la suscripción de un convenio/tratado fundacional donde se establezcan las premisas básicas estratégicas, la hoja de ruta, las reglas de funcionamiento, así como los principales puntos de coordinación y articulación.

Fase de mediano plazo: suscripción de un convenio/tratado multilateral por el cual se establezca un organismo permanente de articulación y coordinación regional en forma de cartel que tenga como prioridad una política común en materia de precios y producción, y transferencia tecnológica.

Éste debería registrarse en la Secretaría de la ONU para su reconocimiento como organización internacional. La adopción de este convenio, dados los existentes marcos normativos nacionales, no requeriría modificaciones constitucionales porque no se necesita ninguna cesión de soberanía al organismo supraestatal.

La posibilidad está planteada. El litio plantea un desafío que es nuevo en cuanto al mineral de que se trata, pero repetido en lo que se refiere a la disputa de los recursos naturales de los países de América Latina: se los aprovecha en beneficio de los países o se los entrega para el saqueo. Hasta el presente, entre esas dos alternativas, la enorme mayoría de las veces los gobiernos locales han optado por la entrega.

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