El Despacito oriental

Seguramente en el certificado de defunción ha de constar. No sé cuándo fue la última vez que la muerte de un músico uruguayo recibió tan tremenda difusión internacional, lo cual demuestra el reconocimiento que tenía el occiso.

Quizás para muchos, incluso mayoría, su nombre por sí solo no sea tan fácil de identificar, aunque enseguida es reconocido apenas se informa que fue co-autor de la canción Mayonesa, la cual convirtió a Uruguay en un país exportador de música tropical pop, sin definir por completo un ritmo en particular, línea que han seguido más acá en el tiempo Márama y Rombai, entre otros (aunque parezca irreal, proliferan los grupos uruguayos de música tropical).

Tal cual pude constatarlo no hace mucho en diferentes países hispanoamericanos, Mayonesa mantenía vigencia tantos años después, ya para 20, del momento de su éxito.

Por el infantil y poco fundamentado estigma que pesa en este país sobre la música tropical, Britos no es un prócer del género aunque debería serlo, no solo por la prodigalidad de su talento (compuso más de 200 canciones), sino por haber logrado lo que pocos, en el género musical que sea, consiguen, esto es, componer una canción intemporal que se convierte en pieza consagrada del repertorio latinoamericano.

En la jerga musical estadounidense se usa la expresión "one-hit wonder", para referir al creador de un único gran éxito. Britos compuso más de una buena canción, pero, como esos papeles que definen y marcan la carrera de un actor en teatro o cine, Mayonesa fue su sello de distinción, porque pertenece a la rara estirpe de éxitos tropicales que también integran otras canciones sin edad, como Pedro Navaja, La bilirrubina, La gota fría, y La vida es un carnaval.

Es, hasta ahora, la última canción uruguaya sin fecha de vencimiento en haber cruzado tantas fronteras.