El 6 de enero de 2021, cuando una turba ingresaba al Capitolio para impedir la proclamación de Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump calificó a su vicepresidente, Mike Pence, de “traidor” por no sumarse a su intento.
A pocos días de cumplirse el segundo aniversario de aquella ofensa, Pence formalizó su inscripción para disputarle a su ex jefe la candidatura presidencial en 2024 por el Partido Republicano.
De ese modo, el ex vice se ubicó primero en la lista para impedir que Trump vuelva a la Casa Blanca, anticipándose incluso al gobernador de Florida, Ron DeSantis, tenido hasta acá como su principal adversario interno.
Pence registró en el sitio web de la Comisión Federal Electoral su inscripción y la designación de los miembros del comité de su campaña, según las agencia de noticias internacionales.
Trump y sus seguidores afirmaron sin ningún fundamento salvo su afirmación, que en aquella elección los demócratas le birlaron la victoria mediante un fraude cometido a través de las máquinas de voto electrónico.
Autoproclamado vencedor, días después de las elecciones de medio término del 8 de noviembre pasado, Trump oficializó su postulación a un segundo mandato, tal como venía anticipando.
Pero su anunciada “marea roja” de votos republicanos no resultó ser tal y aunque su partido ganó en votos para la Cámara de Representantes, el Senado volvió a quedar en manos de los demócratas, incluso por mayor margen.
Algunos análisis post comiciales dijeron incluso que los candidatos que había auspiciado tuvieron un desempeño pobre en relación a su triunfalismo.
En otras palabras, que su apoyo “tiraba para abajo” en vez de “empujar hacia arriba”, lo que constituiría un pésimo antecedente para sus pretensiones de regresar al mando de los Estados Unidos.
El rotundo triunfo en la reelección del joven gobernador de Florida, Ron DeSantis, fue señalado incluso como el surgimiento de un candidato presidencial mucho más atractivo y menos conflictivo.
DeSantis aún no dio señales de si aceptará el reto, pero el desafío de Pence suena casi como una convalidación del reciente informe parlamentario que atribuye a Trump el intento de golpe de estado del 6 d enero de 2021, al que su número dos no quiso plegarse.
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