La eficacia y la conveniencia de adoptar una estrategia de 60/40 comienza a estar puesta en discusión.

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¿El fin de una era? Por qué la histórica estrategia 60%-40% pierde efectividad y tiene su peor año desde 2008

La caída en bonos y acciones hace que invertir 60% en acciones y 40% en bonos tenga su peor año desde la última gran crisis global
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25 de abril de 2022 a las 13:59

Por Julián Yosovitch/El Cronista-RIPE

Con las bajas tasas de interés y la elevada inflación, la tradicional estrategia de inversión de 60% acciones y 40% bonos está pasando de moda. 

Los retornos que está dejando esta estrategia en términos nominales y reales hacen que los inversores se replanteen la conveniencia de la misma. Incluso, comienza a aparecer otra estrategia que divide a la cartera en tres tercios.

Contra las cuerdas

John Bogle, el fundador de Vanguard Investment Group, popularizó la asignación de cartera clásica compuesta por un 60% de acciones para proporcionar revalorización del capital y un 40% en renta fija con el objetivo de darle estabilidad y menos volatilidad a la cartera. 

Así, los inversores buscaban generar rendimientos con acciones y minimizar la volatilidad mediante la tenencia de bonos.

Desde 2008 hasta 2021, solo en cuatro años está estrategia dejó pérdidas. Fue en 2008, 2011, 2015 y 2018.

En todos los casos las bajas fueron menores al 7%, con excepción del 2008, año en el que llegó a perder más de un 30% debido a a crisis financiera internacional que golpeó a todos las clases de activos.

Sin embargo, tomando los retornos promedios de entre 2006 a 2021, la cartera arrojó una ganancia de 6,5% anual, mientras que obtuvo un rendimiento anual promedio del 11,1% en la última década.

En 2021, las carteras tradicionales 60/40, obtuvieron un rendimiento del 10%.

Además de su consistencia a largo plazo, muchos adeptos a la estrategia remarcaron que los beneficios de diversificación de la cartera 60/40 pueden ayudar a proteger a los inversores de escenarios de elevada volatilidad y mayor riesgo.

Un año distinto 

El 2022 se presenta distinto para la cartera 60/40. Hasta la fecha, muestra un retorno negativo de 9,1% y es su peor rendimiento desde la crisis de 2008.

El sesgo más agresivo en la política monetaria de la de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) provocó una venta masiva de bonos y un impresionante rally en las tasas de interés de los bonos globales. Por otro lado, la guerra entre Rusia y Ucrania generó volatilidad en los mercados de acciones.

La estrategia 60/40 esta teniendo un año difícil ya que las acciones han bajado un 10% o más, y los bonos del Tesoro a largo plazo pierden cerca de un 19%.

Es decir, ambos componentes de la cartera están apuntando fuertemente a la baja, dejando un retorno negativo en la cartera.

Además, la inflación al alza hace que los retornos reales sean aún más negativos. La cartera pierde un 6,6% en el último año, y a ello hay que sumarle el 8,5% de inflación, dejando una pérdida del 15,1% en términos reales en el último año.

De esta manera, la eficacia y la conveniencia de adoptar una estrategia de 60/40 comienza a estar puesta en discusión.

Nicolás Max, director de asset management de Criteria, explicó que una cartera 60/40 es típicamente una estratega que se apoya en la parte de renta fija cuando las acciones corrigen.

"En el entorno en el que estábamos acostumbrados a trabajar en las últimas décadas, la correlación entre bonos y acciones era negativa. De esta manera, la cartera balanceaba los retornos ante un contexto de volatilidad en la renta variable. Por esto es que carteras 60/40 se lo llamaban estrategias balanceadas", dijo Max.

Sin embargo, el director de Criteria remarca que en el actual contexto en el que se dispara la inflación, esta cartera pierde efectividad.

"Últimamente, la correlación entre bonos y acciones se tornó positiva y no existe más el efecto balanceo entre bonos y acciones. La deuda deja de ser un amortiguador ante la caída de las acciones que servía para reducir la volatilidad del portafolio", advirtió.

Además, agregó que hoy acciones y bonos se mueven en la misma dirección.

"La pregunta es si esta estrategia sigue teniendo sentido frente a estrategias que incorporen activos que son sensibles a mantener los retornos más emparejados con los actuales niveles de inflación", sostuvo.

Agustín Honig, presidente de Adcap Grupo Financiero advierte que con la suba de tasas estamos de frente a un nuevo paradigma. 

"El mundo estaba acostumbrado a invertir en un entorno de tasas en el 0%. Cuando las tasas se disparan al 3%, estamos en un paradigma de mercado completamente diferente. Un mundo de tasas más altas es un mundo al que no estábamos acostumbrados. Creo que va a cambiar mucho la manera de invertir y hacia donde se mueven los flujos de capitales", dijo.

¿33% son mejores?

Debido a que los bonos y las acciones han operado con una correlación más elevada que en el pasado, surge la necesidad de incorporar a la cartera otra clase de activos que no presente esa correlación.

Aquí es donde los activos no líquidos (inversiones alternativas), como metales preciosos, materias primas, bienes raíces, capital privado, deuda privada o criptoactivos, deben ingresar a la cartera.

Históricamente, las inversiones alternativas han generado rendimientos iguales, si no mejores, que las acciones o los bonos.

Los metales preciosos fueron la clase de activos de mayor rendimiento en 2020, mientras que las criptomonedas y las materias primas lideraron el camino en 2021. 

De 1992 a 2020, los rendimientos de las tierras agrícolas superaron al S&P 500, los bonos e incluso los bienes raíces.

Las clases de activos alternativos brindan el beneficio de la diversificación (razón por la cual muchos inversores permanecen en renta fija) junto con una baja correlación con las acciones.

Según un análisis de J.P. Morgan Asset Management, asignar solo el 30% a las alternativas en su cartera puede aumentar sustancialmente sus rendimientos anuales, al tiempo que fortalece la estabilidad de la cartera y reduce el riesgo.

A medida que la industria de inversiones alternativas se vuelve cada vez más accesible y transparente, toma mayor protagonismo la nueva estrategia de asignación de cartera compuesto por un 33% para bonos, acciones e inversiones alternativas.

Históricamente, una cartera que se divide entre acciones, bonos e inversiones alternativas ha tenido un buen desempeño, a menudo superando otras asignaciones.

En comparación con una asignación 60/40 durante este período, una cartera 40/30/30 (40% de acciones) generó un rendimiento anualizado más alto con una volatilidad más baja y una reducción máxima más baja.

Desde 1989 hasta junio de 2021, la cartera con activos alternativos generó menor volatilidad y mayor rentabilidad que la cartera defensiva.

Los analistas del gigante de inversiones BlackRock remarcaron en un informe recientemente publicado que la cartera clásica 60/40 se ha desequilibrado.

"Las acciones de EEUU dominan los rendimientos, pero se han concentrado cada vez más y las valoraciones se han tornado ajustadas. Los bonos se enfrentan a varios desafíos, incluidos rendimientos reales negativos y vientos en contra de la rentabilidad de los precios a medida que suben los tipos de interés. Las inversiones alternativas pueden ayudar a reducir el riesgo del mercado de acciones y aumentar los rendimientos de renta fija", dijeron.

 

 

 

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