Facundo decidió dejar la UAM y dedicarse a la venta minorista de frutas y verduras.

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El joven emprendedor que dejó la UAM por los altos costos

Facundo aguantó cuatro meses y no le quedó otra que abandonar su puesto mayorista; ahora vende frutas y verduras en Los Cerrilos
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19 de junio de 2022 a las 05:00

Facundo Baceda es de Los Cerrillos –Canelones– y con 26 años debió tomar una decisión difícil, aunque no fue el único: dejar de trabajar en la Unidad Agroalimentaria Metropolitana (UAM), donde comercializaba frutas y hortalizas, porque los altos costos no le permitían alcanzar un margen de rentabilidad.

Facundo comenzó a trabajar en el rubro hortifrutícola a los 13 años, cuando empezó a acompañar a su padre, Marcelo, al Mercado Modelo. Desde chico estuvo vinculado al campo, su abuelo y su padre fueron granjeros. Siempre le gustaron mucho también los caballos y el ganado vacuno. Su padre era productor de manzanas y además comisionista –le compraba producción a granjeros para comercializarla a nivel mayorista–. Cuando Facundo cumplió 18 años su padre se retiró del rubro y él quedó a cargo del negocio en el que vendía manzanas, peras, lechugas, apio y perejil, entre otros productos de granja.

Una vez se anunció la mudanza del viejo mercado al nuevo predio, el de la actual UAM, el joven lo pensó muy bien porque no estaba seguro de querer ir a vender allí, reconoció a El Observador.

“Primero no quería ir porque lo veía muy caro, tenía un poco de miedo, (aunque) estaba de acuerdo con que fuera más caro, porque era todo nuevo”, dijo.

Finalmente se arriesgó, sacó cuentas y se mudó, aunque cuando llegó tuvo una sorpresa: el lugar por el que debía pagar el doble de lo que abonaba en su viejo puesto en el Mercado Modelo era más chico que el que tenía en el viejo mercado.

Facundo y un productor al que le compraba mercadería para llevar a la UAM.

La UAM en dos polos

Cuando empezó los negocios en el nuevo centro le fue muy bien. Los primeros dos meses vendió mucho, pero luego empezaron a bajar. “Al principio trabajé precioso, era la zafra y coincidió que era un buen año (para la granja). Pero sabía que el invierno iba a ser bravo para mí. Aguanté un mes de invierno y dije ‘no da para más’”, recordó.

Su puesto estaba ubicado en la Nave E, en la que se instalaron varios operadores chicos y medianos, donde muchos abandonaron, según supo El Observador.

Para Facundo, en la UAM hubo varias realidades que le jugaron en contra. Por un lado las altas tarifas en un negocio donde es difícil tener márgenes que permitan afrontarlas, por otro que el mercado “es muy grande” y “se dividió en dos polos”: en un sector se ubicaron los productores medianos y pequeños, y por otro lado, durante la zafra, los comerciantes salteños que se ubican mayormente en las naves A y B generando un volumen mayor de comercialización con incidencia en una venta menor para el resto.

Facundo comenzó a trabajar en el Mercado Modelo junto a su padre y luego continuó con el emprendimiento familiar.

La difícil decisión

Una vez los negocios comenzaron a bajar, Facundo, que ya tenía un local de venta minorista de frutas y verduras en Los Cerrillos, comenzó a pensar qué hacer, si seguir o no en el negocio mayorista. “Ya veía la cosa muy complicada en el mercado, estaba perdiendo mucha plata para lo que manejaba, y no le veía una salida”, indicó.

Junto a su pareja, Cecilia, con quien manejan la verdulería y semillería La Yunta, pensaron qué hacer, y aunque la decisión se tomó con una fuerte carga de emociones, porque “es un tema complicado, porque me salió una buena plata decidir dejar”, el joven decidió abandonar su puesto en la UAM.

“Ya venía muy entregado y amargado, pero no tenía salida. En el último tiempo se me había ido de las manos”, recordó, y comentó que por mes debía pagar más de $ 28 mil de renta, por lo que debía vender más de $ 200 mil al mes para ser rentable, y a veces no llegaba.

Fueron cuatro meses los que trabajó en la UAM hasta que tomó la decisión de irse. No fue fácil, recordó. Tuvo que avisarle a los productores a los que les compraba y a los clientes a los que les vendía, también tuvo que deshacerse de algunos materiales, como los más de 1.500 cajones que le quedaron –la mayoría los vendió–.

Otras cosas, como por ejemplo el camión, las siguió usando, dado que a la UAM sigue yendo, pero ahora a comprar y no a vender.

“Son capitales que no son tan fáciles de dejar cuando armas un negocio así y te proyectas. Es horrible tener que dejar todo, pero era un riesgo que ya sabía que corría”, indicó.

Luego de dejar la UAM le quedaron más de 1.500 cajones, la mayoría los vendió.

Luego de irse del mercado supo de otros casos de colegas que también tuvieron que abandonar por las altas tarifas, algo por lo cual muchos operadores reclaman, y que es un tema que en los últimos días se ha puesto sobre la mesa, luego de que el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) publicara una auditoría que muestra varios problemas financieros del mercado, citando incluso el riesgo de no poder cumplir la UAM con obligaciones financieras que tiene con el Banco República.

“Sé de gente que está trabajando muy mal y que están atados a no poder dejar, porque es complicado dejar”, contó.

Para él, sería positivo tener más unión entre puesteros para poder hacer reclamos cuando algo no funciona o no agrada. “Yo cambié de rubro y no luché por los que quedaron, pero estaría dispuesto y estoy a la orden. Pienso que habría que tener más unión para tener más fuerza y poder reclamar. Tendríamos que poner un poco de cada uno”, agregó.

Comentó que una alternativa, al menos para los productores chicos, es que se bajen –“por lo menos a la mitad”– los costos de renta en la UAM, pero eso es algo que hay que evaluar con mucha delicadeza, sostuvo, “y no sé si es algo que habrá evaluado la UAM”.

Granja y ganadería

Hace un año que Facundo también se dedica a la ganadería, algo que le gusta mucho. En un campo en Canelones cría vaquillonas, y si bien hace poco empezó tiene pensado seguir con esa actividad porque cree que le irá muy bien. Pudo conseguir un predio y generarse un capital y se quiere quedar en el rubro.

Sobre si le gustaría volver a la UAM, dijo que tendría que pensarlo. “La verdad es que la UAM me dejó un gusto muy amargo. Como estoy parado ahora, no volvería, pero de repente surgen cosas. Si las cosas mejoraran lo podría pensar, porque el negocio me gusta, porque es con lo que empecé a generar mis primeros pesos”, sostuvo, y resaltó: “Soy joven, pero lo poco que he trabajado en mi vida lo he trabajado en el Mercado Modelo y en la UAM, y no está bueno que me haya tenido que deshacer de lo que había comprado, porque te cambia el perfil de trabajo y el ánimo”.

Si bien abandonar la UAM fue duro para su ánimo, está bien rodeado, destacó, tuvo mucho apoyo de su familia y amigos. “Es feo porque te deslomas y haces un horario muy malo trabajando, pero estoy bien rodeado y lo he podido superar”, sostuvo.

 

Un debe que tiene que resolver la Intendencia de Montevideo

Para Facundo, uno de los grandes problemas a los que se enfrenta la UAM es que no toda la mercadería hortifrutícola que se comercializa a nivel mayorista en la capital pasa por allí.  Eso es algo por lo que muchos operadores del mercado reclaman, dado que se genera una competencia desleal.

Marcelo Moizo, operador del mercado e integrante de la Mesa Ejecutiva de la UAM, dijo a El Observador que ese tema se ve con mucha preocupación por parte de los vendedores mayoristas que trabajan en ese mercado, dado que quienes venden por fuera evitan todos los costos vinculados a operar en el nuevo mercado, por ejemplo las tarifas de renta.

Según detalló Moizo, es la Intendencia de Montevideo la que debe encargarse de controlar la llamada “zona de exclusión” por la que se determinó que no se pueden realizar ventas mayoristas de frutas y hortalizas dentro de Montevideo en un lugar que no sea la UAM. “Dijeron que se iba a aplicar la zona de exclusión al pie de la letra, y hasta hoy estamos en veremos”, sostuvo.

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