Mario junto a su señora y al entonces presidente del SUL, el ingeniero agrónomo Alejandro Gambetta, cuando se realizó el acto inaugural del Centro de Innovación y Capacitación Ovina Mario Azzarini.

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El legado de Mario

El fallecimiento de Mario Azzarini (1937-2020) generó profunda tristeza en el sector agropecuario; dos personas del vasto conjunto de sus amigos comparten reflexiones sobre Mario y sus virtudes
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11 de abril de 2020 a las 05:00

El fallecimiento de Mario Azzarini (1937-2020) generó profunda tristeza en el sector agropecuario; dos personas del vasto conjunto de sus amigos comparten reflexiones sobre Mario y sus virtudes

“Un ejemplo de vida que al menos deberíamos todos intentar imitar”

Por Carlos María Uriarte (*)

El pasado 4 de abril, el país agropecuario le dijo adiós a unos de sus más destacados hijos, el ingeniero agrónomo Mario Azzarini.

En nombre del Gobierno Nacional, queremos hacerle un digno y merecido reconocimiento a un gran técnico y excelente ser humano. Un ejemplo de vida que al menos deberíamos todos intentar imitar.

Nacido en una familia citadina, su vocación por el campo y en especial por la oveja, lo llevó a cursar la carrera de ingeniero agrónomo en la Udelar, donde tuvo una larga y reconocida trayectoria como docente en ovinotecnia.

Luego realizó estudios de post grado en Wyoming (USA) en aspectos de reproducción ovina.

Regresó al país en 1967, reincorporándose a la actividad docente en la Cátedra de Ovinotecnia en la Estación Experimental Mario Cassinoni (EEMAC), en Paysandú. En dicha actividad, que realizó hasta 1973, se destacó por sus cualidades extraordinarias como profesor, basadas en sus sólidos fundamentos técnicos, sus habilidades docentes, el orden y claridad de los conceptos. Eran épocas donde la población ovina llegaba a 23 millones de cabezas, y el rubro lana era uno de los pilares de nuestras exportaciones.

En el año 1971, conjuntamente con el ingeniero agrónomo Raúl Ponzoni, escribieron el famoso y destacado libro: Aspectos modernos de la producción ovina, que se constituyó en un best seller no solamente en el país, sino también en otros países de América. No exageramos si afirmamos que continúa siendo en la actualidad “el libro” de lectura y consulta para estos temas.

En su prólogo, se expresa: “Nuestro propósito es el de dar la máxima divulgación posible a los conocimientos con que actualmente se cuenta en la materia, llegando a un público de naturaleza heterogénea. Se trató en consecuencia de manejar un lenguaje sencillo, accesible a estudiantes de nivel medio y productores en general”.

Dicho propósito se logró con creces, logrando un balance adecuado entre conocimientos científicos, lenguaje sencillo y alcance directo a los productores.

Llegar a los productores ovinos constituyó siempre su obsesión. Las jornadas de extensión para productores de la EEMAC de aquella época, fueron famosas por la cantidad de interesados en participar de las mismas.

Durante su permanencia en la EEMAC hasta 1973, dieron comienzo a las primeras actividades de investigación en el rubro ovino, algo que no había sucedido hasta el momento. La comparación entre razas en su eficiencia reproductiva, tasas de crecimiento y producción de lana, constituyó un aporte sustancial al conocimiento local de parámetros productivos importantes.

Cabe destacar que Mario se involucraba directamente en las actividades de campo conectadas a los trabajos de investigación ya fuera curando bicheras, controlando el pietín, revisando y clasificando animales, lo cual se traducía en una mayor credibilidad por parte de los productores y un balance envidiable entre ciencia y realidad.

En 1973, Mario dejó su trabajo en la EEMAC, al igual que todos los docentes de dicha Estación Experimental.

Habiendo rechazado interesantes ofertas de trabajo del exterior, finalmente el 1° de marzo de 1974, pasa a integrar el Departamento de Investigación de la Producción Ovina (IPO) del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), donde continuó hasta su retiro.

Allí se involucró liderando los programas de investigación en reproducción ovina y producción de carne ovina, localizados fundamentalmente en el  Centro de Investigación y Experimentación Doctor Alejandro Gallinal  (CIEDAG), en Cerro Colorado.

Muchas de sus propuestas no solamente fueron innovadoras, sino que llamaron la atención por su audacia. Entre ellas destacamos la primera importación de un ecógrafo para permitir detectar con precisión la carga fetal de las ovejas preñadas (apuntando a proveer de mejor alimentación a las melliceras), y un laparoscopio, a los efectos de medir la tasa ovulatoria y permitir la inseminación con semen congelado.

Pero sin lugar a dudas el aporte tecnológico y práctico más impactante para el país, fue el Proyecto del Cordero Pesado. Su incomparable capacidad para integrar a técnicos de otras organizaciones y a un frigorífico en especial, hizo que en nuestra producción de carne ovina, hubiera un antes y un después de la creación del “Cordero Pesado”.

A lo largo de su actividad en el SUL, nos representó en innumerables eventos técnicos de significación en el mundo, que lo consolidaron como un referente mundial.

Con posterioridad a su retiro definitivo del SUL, y de acuerdo a su forma de pensar y sentir, adquirió una pequeña fracción de campo, transformándose en productor agropecuario con ovinos, dedicándole a ello toda su fuerza y su cariño por las ovejas.

En vida, el SUL destacó su trayectoria nombrando al Centro de Innovación y Capacitación Ovina (CICOMA) con su nombre, en merecido homenaje a su destacada actuación.

Agradecemos al ingeniero Roberto Cardellino su colaboración para componer estas líneas, y personificamos en él a muchos compañeros, colegas y productores, que hoy con tristeza, pero con mucho orgullo le quieren decir adiós.

Su legado perdurará en nuestras majadas, y en todos aquellos que fuimos humildes alumnos suyos.

(*): Ingeniero agrónomo (MSc.), ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)

“Un técnico fuera de serie, una persona querida por todos”

Por Daniel Castells Montes (*)

Mario nació en Montevideo y era hijo del arquiteco Horacio Azzarini y nieto del doctor José Scosería y, sin duda, su vida le hizo honor a sus ancestros. Siempre atraído por el campo, fue a los 20 años cuando lo contratan para inseminar ovejas en la estancia “El Ombú”. Sin experiencia y con material rudimentario allá fue a la estancia administrada por don Jacobo Piñeyrúa. Allí consolidó su vocación, pero conoció a Martha, de quien se sintió inmediatamente atraído y con el paso del tiempo profundamente enamorado.

Como docente de la EEMAC de la Facultad de Agronomía, no hay generación que no lo sienta como propio. Como investigador del SUL, no hay funcionario que no se sienta orgulloso de haber trabajado con él.

Sus investigaciones se orientaron a producir más corderos y su obsesión era que no se murieran. La crisis de la lana de los 90 la transformó en una oportunidad para que sus investigaciones en reproducción se capitalizaran en carne ovina y por ello desarrolló el “Cordero Pesado”. Pero voy a dejar para otros profundizar en su rica historia como técnico, porque todos los que tuvimos la fortuna de conocerlo, sabemos que el costado humano era lo más destacable.

Mario era bueno, pero era bueno con todos, por eso todos lo querían. Mario tenía el don, de poder decir exactamente lo contrario a lo que vos pensabas, pero lo hacía de una manera que no te dabas ni cuenta.

Siempre encontraba la palabra justa, esa que todos buscábamos y no encontrábamos.

Pero para describir a Mario más profundamente voy a contar un hecho. Estábamos solos filosofando en “Aguapey” (su campo) y me contó que una vez estaba solo y se puso a mirar las estrellas y empezó a pensar en su pequeñez dentro del mundo, luego su pequeñez dentro del sistema solar y finalmente se puso a pensar en su pequeñez infinita dentro del universo y allí se puso a llorar. Mientras él me lo contaba, mis ojos se empañaban ante uno de los ejemplos más divinos de humildad.

Los que admiramos a Mario, tenemos hoy la obligación de seguir su legado de trabajo, responsabilidad, familia, amigos y amor por los seres queridos.

(*): Veterinario (MSc.), ex técnico del Área de Investigación del Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL)

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