Fernando Mattos expuso sobre la necesidad de readecuar el sistema tributario en el sector.

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“El ministerio actual no es el que vamos a necesitar en el futuro”

Mattos: "Me parece perfecto que existan procesos de negociación, pero no que dejen el proceso productivo de rehén y mucho menos poner en riesgo el estatus sanitario"
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10 de diciembre de 2021 a las 21:44

Por Andrés Oyhenard (@andresoyhenard) y Juan Samuelle (@juansamuelle) 

En un día sin huecos en su agenda, Fernando Mattos –ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP)– se reunió varias horas con profesionales de los Servicios Ganaderos del ministerio y participó en reuniones para presentar el apoyo del Instituto Nacional de Carnes al Instituto Nacional de Alimentación y nuevos acuerdos con el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Entre dos conferencias, en su despacho, concedió una entrevista de una hora a El Observador. Entre otras consideraciones, comentó qué le dejó el conflicto sindical en los frigoríficos, aludió a revisiones en curso sobre el sistema tributario, contó lo que se explicó a la Fundación Gates sobre cómo Uruguay produce sus carnes y reflexionó que el actual ministerio no es el que se necesitará.

 

¿Qué reflexión hace tras el conflicto en la industria frigorífica y cómo observa el clima sindical en general, considerando otros casos, como los que hubo en el sector lácteo?

Estas negociaciones están dentro del proceso normal de negociación salarial, cada grupo defiende su interés. Sin perjuicio de que no teníamos participación directa, seguimos todo con atención y no debería llegarse a extremos de esta naturaleza, en lo que se refiere a ganados encerrados en corrales de frigoríficos tal vez, seguramente, como elemento de presión en la negociación, máxime cuando los informes que fuimos recibiendo desde el Ministerio de Trabajo determinaban que la propuesta de los empresarios era de las más generosas en relación a los 180 grupos de negociación, dicho por las propias autoridades. La propuesta de la industria frigorífica estaba muy por encima de la pauta indicada por el gobierno.

En un proceso de negociación no debería quedar otro sector como víctima. Los anuncios (de paros de 24 horas) se hicieron muy tarde en la noche, los ganados estaban encerrados para la faena del día siguiente, claramente se utilizó esto como elemento de presión y ahí entran a jugar otros aspectos que sí tienen que ver con el Ministerio de Ganadería, que es salvaguardar la imagen del país en cuanto a los aspectos sanitarios y de bienestar animal. Si pensamos en esta época, casi verano, con soles muy fuertes y temperaturas elevadas, los corrales tienen comodidades para una permanencia temporaria, no para muchos días, hay que disponer de agua que está pero la traída de alimento requiere toda una logística y son pisos de material, no el piso al que está acostumbrado el animal. Nos preocupamos, personalmente recorrí en varias oportunidades y el Instituto de Bienestar Animal estuvo atento para verificar y comprobar que la industria se había preocupado por la disponibilidad de sombra, agua y alimento y la dispersión de los animales, con espacio suficiente para que no se generara estrés y algún tipo de consecuencia de carácter sanitario.

No se debió haber llegado a este extremo, debió haberse agotado un proceso negociador en otras condiciones. Esto preocupa si se sigue repitiendo. La negociación está hecha, llegaron a un acuerdo, bienvenido, estamos muy contentos, pero queda ese sabor amargo, se pudo haber evitado.

Hemos vivido situaciones de conflictos extremos en el sector de la leche, sabemos que las vacas se tienen que ordeñar, si no se genera un riesgo sanitario importante, dos veces por día y los 365 días del año mientras están en producción. Si la leche no se recibe o no se levanta cuando se agota la capacidad de frío se tiene que tirar, generando todo un tema ambiental y una consecuencia de pérdida económica. También (sucede) en otras producciones intensivas, como los engordes en las avícolas, son períodos cortos de engorde, los animales no puede permanecer mucho más tiempo más allá del punto justo de faena porque se genera un problema sanitario y ambiental si hay una gran mortandad.

Me parece perfecto que existan procesos de negociación, que pueda haber diferencias que se tienen que dirimir, pero no que dejen el proceso productivo de rehén y mucho menos poner en riesgo el estatus sanitario o la imagen del país en cuanto al bienestar animal.

Tenemos que sacar enseñanzas y tratar de generar los ámbitos de conversación y llegar a un nivel de conciencia de que no perjudiquemos a otros sectores o a la propia imagen del país cuando estamos defendiendo un interés particular.

El riego, un segundo piso en el campo, un tema en la agenda.

Hace un tiempo manifestó que la estructura impositiva en el agro no es la adecuada, aludiendo a los impuestos ciegos, incluso mencionó que en un escenario positivo como el actual el aporte pudo ser mayor, y que sea menor en momentos adversos. ¿Está previsto iniciar en 2022 un proceso de revisión?

Todo el tema vinculado a la pandemia (por covid) ha tenido una incidencia en los tiempos. Estas revisiones están en curso, estamos con equipos técnicos trabajando, tengo alguna entrevista para conversar del tema con la ministra de Economía (Azucena Arbeleche), pero no va a ser nada inminente. Sí entendemos, y así está expresado en el Compromiso por el país, el libro de guía consensuado de los partidos que integran la coalición, que los aspectos de tributación en el agro debieran propender a reducir la incidencia de los impuestos ciegos. Estamos conceptualmente de acuerdo con esto.

De alguna manera la última gran reforma tributaria en el año 2007 así lo determinó, pero se fueron modificando estas reglas dándole un peso relativo a los impuestos ciegos que son aquellos que no tienen relación con el resultado económico de las empresas. Todos los sectores deben contribuir, pero el agropecuario tiene ciertas particularidades, estar literalmente a la intemperie, sujeto a vicisitudes del clima que es cada vez más variable e incierto. También están los aspectos sanitarios. ¿Qué vamos a decir de las incidencias sanitarias cuando hemos tenido una pandemia global que ha modificado la vida de todos los ciudadanos del planeta? Tenemos una realidad, un cultivo u otro, una producción u otra, vuelta y media están afectados por temas sanitarios. Además de los aspectos de incertidumbre que todo negocio pueda tener, tenemos otros que inciden en forma adicional.

El sistema de aportes del sector mucho más apropiado es aquel que está vinculado con el resultado de las empresas, y doy un ejemplo: la producción lechera ha tenido cinco o seis años de resultados muy negativos, precios deprimidos internacionalmente se sumaron a problemas climáticos que reducen la capacidad productiva y aquellos impuestos ciegos que no tienen que ver con el resultado generaban un impacto que impidió resultados favorables para la reinversión o superar períodos de vicisitudes económicas, y el resultado fue que muchas empresas vinculadas al sector lechero no soportaron ese prolongado período y tuvieron que cerrar. Todo eso además de los planes de apoyo y respaldo que de alguna manera hubo en los distintos gobiernos.

Es mucho mejor tener un aspecto contributivo que esté vinculado al resultado de las empresas y durante este año, de haber tenido una incidencia mayor los impuestos a la renta, el aporte del sector hubiera sido mucho más importante de lo que seguramente resultará.

 

En un año récord en la agroindustria de la carne, en lo que se produjo y se exportó, en valores e ingresos, generaron inquietudes visiones externas cuestionando al producto. Acaban de reunirse con la Fundación Gates, cuyo líder promueve el consumo de “carne sintética”. ¿El mensaje brindado fue bien recibido?

Fue una reunión muy productiva, fructífera, estuvimos más de dos horas. Hicimos una presentación de varias instituciones, demostrando que Uruguay es un país distinto, que tiene una tradición vinculada a la economía, pero también a la cultura, a la tradición, a la ocupación del territorio, que somos respetuosos de aspectos ambientales y de la defensa de los recursos, que la pastura natural sigue siendo la base fundamental de la competitividad y de la alimentación de nuestros ganados.

El trabajo coordinado que demostramos con el Ministerio de Ambiente y en este grupo interdisciplinario de la huella ambiental de la ganadería puede ser una gran oportunidad para captar valor de aquellos consumidores de países donde la sensibilidad ambiental está mucho más desarrollada y que le dan un peso importante al punto que, de alguna manera, terminan tomando posiciones muy extremas de evitar el consumo o establecer por ejemplo esa asociación de que la ganadería es la gran contaminante del mundo, cuando todos sabemos y quedó muy claro en la COP26 en Glasgow que el villano no es la producción agropecuaria y sí la producción de energía, que es el gran sector que aporta la mayor proporción de CO2, de gas metano o de otros gases de efecto invernadero.

La agropecuaria sustentable, como la que practicamos acá, dando pasos para mejorarla, es emisora pero captura carbono.

Estamos casi superando el 80% de las metas asumidas en el Compromiso de París. La agropecuaria salió de la primera fila del banquillo de los acusados y está claramente el compromiso de los países desarrollados de hacer un mayor esfuerzo para tratar de reducir las emisiones. El calentamiento global es algo que nos preocupa y el ritmo de calentamiento está asociado a una acumulación de CO2 en la atmósfera, fruto de una activad económica generada por la sociedad de consumo y la única manera de detener rápidamente la tendencia es reduciendo las emisiones de metano y en eso firmamos un compromiso, que no es vinculante país a país, pero sí en forma global, con la meta de reducir el 30% de las emisiones, pero tomando en cuenta todas las fuentes.

Los mayores aportantes de metano a la atmósfera son la industria del petróleo a través de la fuga de los pozos, las prospecciones de gas, las minas de carbón, todas actividades vinculadas a la energía altamente aportantes de metano y contaminantes que son mucho más importantes que emisiones de fermentación entérica que un rumiante utiliza, pero además ellos no capturan nada, nosotros sí a través del sistema de fotosíntesis o del sistema forestal uruguayo, que fue uno de los destaques que le mostramos a la Fundación Gates.

Somos un país que no utiliza promotores de crecimiento, no utiliza mayormente antibióticos, no somos un país nuclear, somos el único de la región que aumenta su área de bosques naturales y que está plantando más bosques como política de Estado de diversificar sistemas productivos con un gran secuestrador de carbono, y además con otras técnicas que venimos desarrollando y en diagnóstico como es el proyecto “Ganadería y clima” que define parámetros que dicen que en la medida que aumentemos la productividad, las tasas de procreo y las de extracción vamos a estar generando una menor emisión por unidad de producto generado a través de una mejora de la eficiencia en la ganadería. A eso hay que sumarle sanidad, genética, nutrición y manejos a los efectos de alcanzar un ciclo ganadero más corto. Con eso, si agregamos los engordes intensivos aumentando el peso de la canal como se viene verificando no solo a través del feedlot, también a través de la mejora de las pasturas, tenemos la posibilidad de seguir en la trayectoria de reducción de emisiones de la ganadería.

El ministro explicó lo que Uruguay informó a la Fundación Gates.

Cuando asumió la responsabilidad de ser ministro, habló de una necesidad de un plan estratégico. ¿Tenemos el ministerio que Uruguay necesita?

El plan estratégico es una mirada de largo plazo. Seguramente el ministerio actual no es el ministerio que vamos a necesitar en el futuro. Queremos, además de los temas del día a día, de las emergencias a atender, una mirada de largo plazo para preparar al ministerio con una visión de futuro, de desarrollo y de mayor integración.

Uruguay tiene una enorme oportunidad de crecimiento de su propia producción, lo venimos sintiendo con un gran entusiasmo de muchas empresas que vienen presentando proyectos de inversión y eso habla de que el malla oro sigue recibiendo señales positivas, el gobierno así lo quiere propiciar, generar una mayor producción respetando los parámetros ambientales, pero vamos hacia un aumento de la productividad y eso genera una mayor masa de producción disponible y exportable, lo que determina una mayor exigencia en los propios servicios del ministerio.

El ministerio viene hace mucho tiempo con carencias de personal, de técnicos, de sistemas, de infraestructura edilicia, de flota vehicular. Es un ministerio muy abarcativo y hace más de tres años no ingresa personal y se retiran 150 por año.

Hemos presentando un plan asociado al plan estratégico que tenemos a diseñar porque tenemos que atender lo inmediato y en lo inmediato está incorporar nuevas capacidades, con otra formación para dar respuesta a un requerimiento creciente y preparar al ministerio para la demanda del futuro.

No solo tendremos más producción, la tendremos más diversificada y con exigencias de los mercados más importantes de la mano de exigencias sociales. Lo ambiental está cada vez más presente y deberá ser un componente importante de la formación de valor del producto.

Será nuestro trabajo cercano, interactuando con el Ministerio de Ambiente, un aspecto esencial. Muchas de las unidades ejecutoras existentes obedecen a un mercado del pasado. Estamos tratando de proponer desde adentro las transformaciones necesarias y vamos a dar participación abierta a todos los sectores de interés para ordenarnos internamente imaginándonos cuál será el ministerio del futuro y en ese ejercicio estamos. Cuesta, es como mover un gran gigante y muchas veces la reacción primaria es “no me cambien el status quo”, pero es una necesidad.

Debemos pensar en grande, en el futuro, en un país inserto en el mundo. A pesar de la potencialidad que tiene Uruguay en la producción no podremos jamás atender la demanda creciente, con una población rumbo a 10.000 millones de habitantes en 2050, casi 50% más de habitantes y vamos a tener del lado del aumento de la demanda individual de estos ciudadanos un volumen de demanda de productos de origen agropecuario cada vez más importante. Basta ver que todo esto vinculado al incremento del valor de los alimentos tiene vinculación evidente con la relación nutrición y salud y la búsqueda de una mejor inmunidad de habitantes están acosados y apremiados por una pandemia mundial.

Medidas sindicales: Mattos destacó que no está bien que haya perjuicios para terceros no involucrados.

La masificación del riego es un desafío

¿Qué falta para que el riego sea una práctica más extendida? En el arroz está muy presente, no en otros sectores y nos acordamos del valor del riego en cada sequía, cuando hay perjuicios importantes.

Uruguay tiene condiciones de multiplicar su área regada en forma importante, la masificación del riego es un desafío. En arroz inclusive hay potencial de crecimiento en una producción que se viene recuperando, este año aumenta casi 25 mil has, había infraestructura de riego subutilizada por las relaciones de precios que se venían arrastrando. Pero el gran salto es con proyectos de riego en áreas agrícolas de secano y ganaderas para producción de forraje.

Puede haber algún punto (a ajustar) en las reglas de promoción productiva, en la suma de líneas de financiación de largo plazo, apoyos de carácter tributario establecidos que se pueden mejorar y en capacidades técnicas, hay requerimientos de más gente preparada en conocimientos en riego, y todo lo que refiere a mayores garantías respecto a los proyectos multiprediales. Hay aspectos de carácter legal, por las últimas reformas constitucionales, en cuanto a los dominios del agua. Hay un tema ambiental que afinar mejor con el Ministerio de Ambiente por los caudales permanentes que deben tener las cuencas. Hay un aspecto multidisciplinario que tenemos que trabajarlo más a efectos de dar garantías a los procesos de inversión que deben de ser, por el nivel de inversión, amortizables a largo plazo, se requieren garantías en cuanto a que las reglas sean estables.

Pero es un enorme potencial que tiene Uruguay de ponerle un segundo piso al campo, con sistemas sustentables.

Normalmente nos acordamos de la sequía cuando está instalada y ahí el margen de maniobra de las políticas públicas es muy escaso. Debemos acordarnos cuando llueve, no estamos apremiados y nos da tiempo de diseñar políticas de largo plazo.

Hay una ley de riego, aprobada en la administración pasada, que puede ser objeto de mejoras; estamos trabajando y en los próximos meses puede haber propuestas.

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