Eduardo Espina
The Sótano > OPINIÓN
El noticiero nocturno de canal 4
Según se informó, Monte Carlo TV pondrá punto final al noticiero Telenoche Segunda Hora, que durante años era el último plato antes del postre, y que en tiempos recientes se había transformado en el último plato de la programación de la jornada, pues en el canal dejó de haber postre, espacio que en el pasado era ocupado por una película o el capítulo repetido de alguna serie, pues en época de vacas menos flacas que la actual la televisión uruguaya terminaba mucho más tarde que en el presente.
Esto, por cierto, no es novedad, pues en época de restricciones energéticas en el país, allá por fines de la década de 1980, la programación de los canales montevideanos también terminaba temprano, “por falta de luz”, tal cual me dijeron la vez que pregunté. En aquellos tiempos la programación radial de la noche era la gran beneficiada, pues una cantidad grande de uruguayos insomnes pasaba de la televisión a la radio, la cual ofrecía mejores alternativas tanto para el entretenimiento como para la inteligencia. Recuerdo en especial la programación de Radio Carve de aquella época, con variedad, amenidad y buena música después de las 21 horas.
Y como en algunas cosas el progreso no llega en forma definitiva, y menos en Uruguay, Monte Carlo TV vuelve nuevamente a la poda de programación, empezando por uno de sus caballitos de batalla, el noticiero asociado, por hora y tono, a la medianoche. Durante años, a fines de la década de 1990, cuando llegaba tarde del trabajo lo primero que hacía luego de aflojarme la corbata era sintonizar el informativo del 4, que tenía buenos conductores, con uso correcto de la dicción y de la gramática. Además, tal como en varias ocasiones lo comprobé, estaban al tanto de las noticias de último momento, de las que en los diarios pueden hacer parar las rotativas y que en televisión sirven para abrir el noticiero de medianoche, y luego son repetidas al final de este.
Se acaba pues una época en la historia de dicho canal que, como los demás nacionales, enfrenta los desafíos de un tiempo histórico indescifrable, que de una forma o de otra está castigando a los medios informativos en todas partes, haciendo estragos incluso en el medio televisivo, que parecía ser el más sólido desde el punto de vista financiero y que ahora lucha como cualquier hijo de vecino por la supervivencia, habiendo puesto de moda expresiones vagas a más no poder, como “reestructura de programación” y “reorganización del departamento de información”. Los eufemismos se han popularizado, tal vez porque invitan a la discreción, y a no querer conocer más allá de lo que se informa.
