Un valor hediondo se levanta en la noche desde el lago

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El olor de la noche

El lago de San José de Carrasco, cercano al shopping, despide un fuerte hedor
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17 de enero de 2014 a las 19:15

La rutina para la hora de dormir de Anabel Esquerré, habitante de San José de Carrasco hace 48 años, es la siguiente: “Cierro las ventanas, prendo el ventilador y echo perfume”. Ni así puede conciliar el sueño. “Siempre por las 2.30 me despierto con ganas de vomitar”, dijo a El Observador. El mal olor del ambiente persiste durante todo el día pero recrudece hacia la noche y se vuelve insoportable a la madrugada. Silvia Blanco, propietaria de una carpintería en San José de Carrasco, coincidió en el horario. “Tengo arcadas de madrugada”, relató.

¿Y cómo es el aroma nocturno que padecen los vecinos? “A caca”, “a pozo negro”, “a como si la barométrica estuviera dentro de casa”, fueron las respuestas recogidas por El Observador.
“Sí, hay olor; yo se lo he reconocido a los vecinos. Hay un grado de contaminación en el lago, pero está en estudio”, expresó el alcalde de Ciudad de la Costa, Omar Rodríguez. El responsable es el lago adyacente al shopping que, como otros del departamento, padece un estado eutrófico.

Esto quiere decir que es un ambiente acuático enriquecido con nutrientes (en especial, nitrógeno y fósforo) que aceleran el crecimiento de vegetación. Las plantas le quitan el oxígeno al agua y eso potencia la contaminación.

La carga contaminante, en particular, fósforo y coliformes fecales, proviene del vertido de aguas residuales domésticas y de residuos sólidos que llegan al lago y al canal Artigas, una cañada por la que encuentran su camino hacia la playa.

Leonardo Herou, director de Gestión Ambiental de la Comuna Canaria, explicó a El Observador que hay que tener en cuenta que la principal causa del deterioro de la calidad del agua de los lagos de Ciudad de la Costa y Paso Carrasco es que ocupan el suelo de antiguas areneras y que fueron utilizados como vertederos por algunas industrias de la zona, entre ellas cartoneras. Así acumularon durante décadas materia orgánica y productos químicos. El lago del Costa Urbana, en especial, recibió “el arrastre de las quintas” que funcionaron en el norte “durante mucho tiempo”.

Contrario a la hipótesis de los vecinos, Rodríguez señaló que no se puede acusar al Costa Urbana Shopping, puesto que el único caño que drena hacia el lago “desagota el agua de los equipos de aire acondicionado y las aguas pluviales”.

Luis Abreu, viejo vecino de la zona, recordó que antes solo había camalotes pero ahora el espejo de agua es más pequeño porque está rodeado por pastos altos. La vegetación también es más tupida en el canal Artigas. “En cada verano se secaba y ahora hay un verdor como si le hubiesen tirado fertilizante”, comparó. Una fracción del lago que se deja ver entre los pajonales en un rincón de la pasarela de madera es negra y de aspecto aceitoso; misma coloración y consistencia que en la cañada. Herou confirmó que la cobertura densa de vegetación se debe a la contaminación.

Vapor nocturno
La empresa que gestiona el shopping dijo a El Observador que financió y construyó una tubería de cuatro kilómetros para conducir sus vertidos hacia la red de saneamiento trazada por debajo de avenida De la Playa –al lado del centro comercial Géant– que se conecta con la red de Montevideo. La obra significó una inversión de US$ 800 mil. “No hay ningún tipo de desecho que se vierta en la zona. Ni en el lago ni en ningún otro lado”, afirmó un vocero que agregó que el shopping comenzó a operar con esta conexión y que el lago ya mostraba signos de eutrofización antes de su apertura en diciembre de 2011. No obstante, Rodríguez recordó que, al inicio, se recurrió a la barométrica.

Pero los vecinos no creen en las coincidencias. Para ellos todo se agravó a partir de ese verano. Silvia Blanco, propietaria de una carpintería cercana al Costa Urbana Shopping, se sumó al barrio hace cuatro años, pero solo hace dos que empezó el problema. Y, para más coincidencias, Ana Senda, otra comerciante de la zona, explicó que la bomba de olor explotó con más fuerza entre Navidad y Año Nuevo cuando el shopping tuvo más clientela y, en cambio, casi desapareció luego del incendio del depósito del supermercado Ta-Ta.

El alcalde de Ciudad de la Costa reconoció que la madrugada es el peor horario. Según explicó, la razón se debe a un “vapor” que se genera con el calor del día y que “se levanta de noche”. Por eso los taxistas que deben esperar pasaje en avenida Giannattasio y José Artigas prefieren hacerlo cuadras adentro. Aída Texeira, quien comenzó a trabajar en esa parada de taxi hace un mes, no tiene forma de escapar. Soporta la jornada con puertas y ventanas cerradas y dos perfumes “buenos” –uno Carolina Herrera y otro Quartz– que alterna porque le queda la mitad del que le regalaron en Reyes. “A veces prefiero aguantar el olor para no gastarlos”, confesó.

El proceso de eutrofización se hace más visible en los meses de calor. Es por eso que Rodríguez lleva la cuenta de que este mismo reclamo se le hizo desde 2012 a la fecha. “Es muy probable que la semana que viene no haya más olor y nos olvidemos del tema”, comentó el alcalde. No obstante, señaló que el municipio y la Comuna Canaria “no se olvidan”, sino que trabajan en conjunto con la Facultad de Ciencias en un plan de manejo de los lagos del departamento.

Cañada Artigas: vertedero público

La cañada Artigas es un vertedero público pero, a pesar de ser problemática, no se la puede tapar porque se desbordaría el lago. El cauce recibe bolsas de nailon, botellas y restos de frutas y verduras. “Hemos hecho intimaciones; incluso alguna demanda, y hemos penado a los feriantes, pero se sigue tirando de todo”, apuntó el alcalde Omar Rodríguez. Los vecinos de San José de Carrasco reclaman más limpieza, pero el jerarca indicó que, “si está muy grave la cosa”, solo se tiene capacidad para limpiarlo dos veces por año.

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