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El conflicto con un amigo de Trump que puede terminar la carrera profesional de la estrella del golf uruguayo
Las oportunidades se aprovechan y Juan Álvarez, el jugador más destacado en los últimos tiempos del golf uruguayo, dejó escapar una muy grande.
El profesional de 26 años se desvinculó del empresario Louis Rinaldi, hombre que financió su carrera en el campo rentado en las dos últimas temporadas.
Rinaldi le dio la posibilidad económicamente a Álvarez de jugar en las giras profesionales, incluyendo tres años seguidos las clasificaciones para el US Open.
“No me interesó perder dinero, a Juan lo quiero mucho, lo aprecio, considero que es un gran jugador y tiene un talento mundial”, expresó Rinaldi a Referí.
“Lamentablemente Álvarez no se ha comprometido como un profesional, ha sido difícil que entienda que debe entrenar, cuidarse e interesarse más en prepararse para cada evento”, subrayó el empresario.
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“A Juan le entregue todos los premios (dinero) que ha logrado en su tiempo conmigo, considero que traté de hacer bien las cosas, lo mejor que pude, Álvarez viajó por toda Latinoamérica y jamás le faltó nada”, sentenció el ahora exmanager.
Un recorrido por la historia
En diciembre de 2016, Álvarez llegaba por segunda vez al campo rentado (la etapa anterior fue durante unos meses en el período 2012-2013) tras una polémica salida de su condición de jugador aficionado, donde el uruguayo aparecía en publicidades de una famosa marca de whisky, cartelería en vía pública y, ante estas situaciones, la Asociación Uruguaya de Golf (AUG) determinó que Álvarez cambiara de “status” de amateur a profesional como marcan los reglamentos y condiciones del Jugador Aficionado.
Días antes, en el Sudamericano de mayores en Lima 2016, la AUG recibió fuertes críticas sobre el tema de Álvarez.
Atrás quedaban en el olvido las conquistas como aficionado de Álvarez: donde jugaba era protagonista, llevando la bandera y a la AUG a los primeros lugares.
Títulos en varios países, y su notable consagración como campeón en el Sudamericano Amateur individual en Lima 2016.
Viajes, hoteles cinco estrellas y solo una meta: ganar. En esos tiempos, todo salía de la AUG, que mes a mes hacía que el uruguayo viajara a cuanto torneo Uruguay estaba invitado y eso llevó a que por primera vez en la historia del golf nacional, un uruguayo se situara en la ubicación 12 en el World Amateur Golf Ranking (WAGR).
Finalizando 2016 y como profesional, sin apoyo económico, Álvarez empezó a jugar eventos profesionales locales, a través del PGA Uruguay. Así llegó su primer triunfo.
A principios de 2017, Álvarez fue a jugar la escuela del PGA TOUR Latinoamérica en Argentina y consiguió “status” parcial tras ubicarse dentro de los primeros cinco jugadores.
Álvarez descubría un nuevo mundo, donde de ser estrella amateur pasó a ser uno más del montón y a tratar de ganar dinero.
Durante el primer semestre de Álvarez en el PGA TOUR LA recibió ayuda de los socios del Club de Golf del Uruguay para viajar a cada evento.
El vínculo con Rinaldi
A finales de mayo de 2017, Rinaldi acordó con Álvarez un contrato por dos temporadas, donde el empresario se hacía cargo de todos los gastos del profesional (pasajes aéreos, hospedajes, inscripciones y caddies a los torneos, comidas, un sueldo mensual y un alto porcentaje en las ganancias de cada torneo).
Esto se transformó más en una notoria ayuda hacia Álvarez, que en un negocio redituable para Rinaldi.
Comenzó a funcionar el ciclo con el empresario y a los pocos meses, Álvarez obtuvo una destacada consagración tras ganar el Bolivia Open Mitsuba, certamen comprendido en el Dev Series, PGA TOUR Latinoamérica y su primer cheque de cinco dígitos.
A la semana siguiente, Álvarez, Rinaldi y el coach Ruben Llanes, llegaban a un acuerdo económico para que el argentino se encargara de entrenar al uruguayo.
Y Álvarez fue por más, cerrando un segundo semestre de temporada del PGA TOUR LA en el lugar 38 en la Orden de Mérito (el primer semestre se encontraba en el puesto 103), con tres top 10, la llegada al Shell Tour Championship y US$ 27.681, sumados a los US$ 11 mil ganados en Bolivia, dejaron un muy buen comienzo de relación y con futuro.
Los cambios de coach
A finales de enero de 2018, sucedió lo impensado, Rinaldi y Llanes tuvieron diferencias.
Álvarez tampoco ayudó a poner paños fríos al mal entendido entre el empresario y el coach, y Llanes dejó de entrenarlo.
El profesional uruguayo contaba con “status completo” para la nueva temporada del PGA TOUR Latinoamérica, pero sin coach.
A los pocos días, Rinaldi contrató a Fernando Correa como nuevo entrenador para Álvarez y a los tres meses, Correa dijo basta y se desvinculó.
Álvarez mermó notoriamente en sus rendimientos y finalizó en el lugar 64 en la Orden de Mérito con US$ 13.369, dos top 10 y perdiendo el “status” en el PGA TOUR Latinoamérica.
Jugó durante la temporada 13 torneos y logró seis cortes.
Cada vez que Álvarez iba a Nueva York, entrenaba con Chris Marinaro, coach que trabaja en la institución donde Rinaldi es socio (Trump National Golf Club Westchester).
En 2019, el profesional uruguayo debió jugar nuevamente la escuela clasificatoria del PGA TOUR LA y casi sin practicar, subido de kilos, Álvarez sorprendió y vapuleó a todos sus rivales en Cañuelas Golf Club, Argentina. Empleando 274 golpes, 14 bajo par, consiguió “full status” para toda esa temporada y la tranquilidad de tener membresía permanente durante el año.
La esperanza de un buen año estaba latente, un gran resultado en Cañuelas le daba hándicap, aunque el jugador no se había preparado para competir durante toda la temporada.
Álvarez, había descuidado la preparación física y a finales de marzo, jugó el primer evento del PGA Tour Latinoamérica y logró el lugar 24. Obtuvo US$ 1.558 jugando las cuatro rondas y sumando desde el comienzo dólares para la Orden de Mérito.
De ahí hasta este final, el profesional no mostró el desempeño de un jugador del campo rentado.
En la actualidad, se ubica en la posición 140 en la Orden de Mérito y en los últimos seis eventos que participó no pasó el corte.
Hace unas semanas, se disputaron dos torneos en Brasil y Álvarez no se inscribió, teniendo el “status” para jugar ambos eventos. Tampoco jugó la semana pasada en Ecuador.
Rinaldi, radicado en Nueva York y amigo personal de Donald Trump, le proporcionaba a Álvarez el sostén económico para que, sin preocupaciones, el uruguayo jugara cada evento.
La gira latinoamericana es muy cruel debido a las presiones de dinero que tienen los profesionales, donde las bolsas son insignificantes y salvo algunos pocos, en general pierden dinero.
Referí intentó contactar sin éxito a Álvarez.
Lo cierto es que Rinaldi dijo basta, Álvarez se quedó sin el dinero para solventar los gastos de cada campeonato y los suyos propios.
Ahora el rumbo profesional del golfista uruguayo es incierto y no se conoce qué hará de su futuro.
Álvarez y la dirigencia de la AUG deberían conversar y acercar posibilidades para que regrese a la condición de jugador aficionado ya que sin apoyo económico es imposible jugar circuito profesional.
Las reglas que deberían aplicarse para su regreso, serían las 9-2b y la 9-2c. Cuando Álvarez fue amateur, la AUG le otorgó mensualmente un subsidio.
En diciembre 2016, cuando ya era profesional y no tenía apoyo económico, en la Directiva que presidió Gonzalo Vertiz, el Club de Golf del Uruguay (que primero lo becó como jugador aficionado) le otorgó “status” de “socio honorario” por dos años, para que Álvarez pudiera utilizar las instalaciones del club, gimnasio, profesores, lugar de práctica y hasta le ofrecieron la posibilidad de almorzar en el comedor de personal para que tuviera una alimentación saludable. Finalmente, Álvarez lo utilizó muy poco. Además por aquellos tiempos, se realizaban torneos para recaudar fondos para que Álvarez pudiera viajar a disputar los eventos profesionales.
