Paraje Daymán se ubica bien al norte del departamento de Paysandú, casi sobre el límite con Salto. Allí, en 2005, Juan Pedro Broglio y Luis Bertolini plantaron unas filas de Tannat que 11 años más tarde serían la clave para elaborar el mejor varietal elaborado con esa cepa del mundo. El jueves, en Montevideo, se conocieron los resultados de la sexta edición del concurso Tannat al mundo, un joven pero muy prestigioso certamen que organiza cada tres años la Asociación de Enólogos del Uruguay, y que cuenta con el aval y apoyo del máximo organismo mundial en la materia, la Organización Internacional del Vino (OIV). Es, para muchos, el mundial del Tannat.
Y en ese concurso, el Tannat Exotic Senza crianza que elabora la bodega Bertolini&Broglio, resultó ser el más destacado entre casi 130 muestras analizadas por catadores de Uruguay, Brasil, Argentina, Chile y Francia. Fue la medalla de oro con más puntaje.
El vino del norte del país, cuya bodega está en Paysandú pero se siente más de Salto por la cercanía a esa ciudad, tiene algunos secretos que su creador contó a El Observador. A juicio de Juan Pedro Broglio, el bosque de eucaliptus que rodea a las 25 filas de viñas Tannat destinadas a elaborar ese vino ejercen una influencia muy importante. En primer lugar la exploración de las raíces de los árboles compiten con la viña para controlar de forma natural su vigor. El viticultor que busca producir uva de gran calidad para vinos de alta gama baja la carga de las plantas para concentrar color, aromas y sabores. Por eso cada viña de la que sale el Tannat Exotic tienen entre 1 y 1,5 kilos.
Luego, hilando fino, alguien puede encontrar un toque de aroma a eucalipto, aunque eso ya se trata de algo sensorial y personal, y no está relacionado con los árboles sino con la familia de aromas terpenos.
Es un vino de parcela única cuyo clon de Tannat (717) es uno de los más buscados.
Tiene un grado alcohólico alto (14,7%) para el promedio de Uruguay , lo cual es consistente con la zona de donde proviene la uva, ya que el clima permite una síntesis de azúcares más intensa en los cultivos. A la vista es muy oscuro, denso, casi negro. Tiene aromas a frutas negras muy maduras, a chocolate y tabaco. Y en boca es gordo, con taninos dulces y una larga persistencia. Es prácticamente un extracto de Tannat, por lo concentrado, ideal para terminar un asado, como si fuera un postre y después de haber acompañado la comida con otros vinos, con más acidez que este.
El presidente de la Asociación de Enólogos del Uruguay, Fernando Pettenuzzo, fue quien encabezó el equipo organizador. Según dijo a El Observador, la calidad de los Tannat colmó las expectativas del jurado (que fue 60% extranjero) y más allá de los puntajes se destacó la integración de la madera en los vinos de alta gama. Pettenuzzo dijo que pocos de los presentados en el concurso no se merecían una medalla. Como todos los de OIV, el certamen otorgó un máximo de 30% de medallas a las muestas presentadas.
El presidente de la Asociación destacó también la participación de un jurado de jóvenes enólogos que funcionó de forma paralela al oficial, que no puntuó para medalla pero que logró integrar y reconocer a las nuevas generaciones.
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