Hubo protestas frente a aeropuertos estadounidenses

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El sueño de una familia siria en Jordania, paralizado por Trump

Los al Jamus ya contaban hasta con un apartamento pronto en el estado de Virginia
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02 de febrero de 2017 a las 20:10

El apartamento tiene tres habitaciones. Está totalmente equipado y amueblado y hace poco cambiaron la moqueta. Sus inquilinos, una familia siria de siete miembros, tenían que aterrizar en Washington el miércoles y ocuparlo, pero se quedaron bloqueados en Jordania, a 11.000 km del Despacho Oval.

Un empleado de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) les dio el sábado por teléfono la mala noticia, unas horas después de que el presidente Donald Trump firmara un decreto por el que cierra la puerta al ingreso en Estados Unidos de refugiados por 120 días, y a los sirios de manera indefinida.

Faraj Ghazi al Jamus, un albañil de 45 años, huyó hace cuatro años a Jordania con su mujer Camila y sus cinco hijos, que actualmente tienen entre 5 y 20 años.

Inicialmente estuvieron en un campo de refugiados y luego en una pequeña vivienda de los suburbios de Ammán, donde pasaron todos los filtros de la maquinaria administrativa de la ONU y luego de Estados Unidos para obtener el estatus de refugiados.

El gobierno estadounidense aceptó pocos sirios durante la presidencia de Barack Obama (12.500 en 2016). Su sucesor no quiere ni uno más.

"Estábamos muy impacientes por salir, soñamos con una nueva vida, lejos de nuestro país destruido por la guerra", cuenta a la AFP este padre derrotado, en la habitación del hotel de Ammán donde fueron alojados por la OIM hace algunos días.

Debían volar a Washington el 20 de enero, el día de la investidura del presidente Trump, pero su vuelo de Turkish Airlines fue anulado a causa de la niebla. Sus reservas fueron aplazadas al 1 de febrero. En ese intervalo Donald Trump firmó el mencionado decreto.

"En (el estado de) Virginia todo estaba listo para recibirnos, teníamos fotos de nuestra próxima vivienda", dice Faraj con tristeza.

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Puerta cerrada

El 20 de enero unos 40 voluntarios de la iglesia luterana de St. John de Alexandria, en las afueras de Washington, se dedicaron a instalar en esa vivienda sofás, una televisión, mesas y literas. Para la cama individual de uno de los hijos eligieron una colcha con los colores de la bandera estadounidense.

El Estado federal solo otorga en Estados Unidos unos US$ 1.100 a las familias de refugiados cuando llegan (también hay otras ayudas sociales disponibles).

En junio último, los fieles de esa iglesia luterana votaron a favor de encargarse de una familia. Durante meses se dedicaron a reunir unos objetos en perfecto estado que hoy se llenan de polvo en el apartamento, situado en un tranquilo complejo de viviendas.

Cuando el expediente de los Al Jamus fue aprobado en enero, la iglesia firmó un contrato de alquiler de un año, de US$ 1.900 mensuales, financiados por donaciones.

"Quedamos devastados por que esta familia simplemente se quedara esperando en el aeropuerto", cuenta con voz quebrada Diane Brody, una voluntaria. "Estamos muy apegados a ellos (...) y oramos por ellos".

A pocos kilómetros de allí vive el hermano de Faraj, Qusai, quien llegó hace cuatro años gracias a una visa de trabajo.

"Tenían pensado caminar sobre tierra firme, y pusieron el pie sobre una nube", dice este elegante padre de familia de 43 años. "Todo está listo, obtuvieron la autorización, finalizaron todos los procedimientos", se lamenta.

Alrededor de 100 refugiados, aprobados por el Departamento de Estado, iban a ser recibidos antes de fines de febrero por la ONG Lutheran Social Services of the National Capital Area para ser instalados en la región, según la portavoz Autumn Orme.

Solo 45, la mayoría afganos, obtuvieron el permiso de ingresar entre lunes y jueves. A partir del jueves la puerta se cerró. Y la organización no sabe si habrá excepciones.

Los Al Jamus dejaron el hotel de Ammán el miércoles en dos taxis para dirigirse a una pequeña casa en los suburbios.

"Le imploro al presidente Trump que nos ayude. Somos refugiados, somos vulnerables", dice Camila.

Ignoran si un día podrán viajar a Estados Unidos. El decreto presidencial N° 13769 estipula que el programa de refugiados sirios solo se reanudará cuando sea "de interés nacional".

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