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Emmanuel Macron: un reformista convencido para tiempos turbulentos
Desde su llegada al poder en 2017, el presidente francés Emmanuel Macron se enfrentó a duras protestas contra sus reformas, la pandemia por coronavirus y las consecuencias de la guerra en Ucrania. Todo, con el mismo ímpetu con que busca ahora derrotar a la extrema derecha.
Meses antes de llegar al elíseo hace un lustro, Macron advirtió que sería un presidente "jupiterino". Según el diccionario Larousse, esta expresión evoca el carácter dominador y autoritario del dios romano Júpiter. Y en este sentido, el presidente no defraudó.
"Creo que llegué [al poder] con una vitalidad que espero seguir teniendo, y con una voluntad de sacudir [el sistema]", dijo en diciembre durante una entrevista sobre su mandato. En la misma, reconoció "errores".
La crisis de los chalecos amarillos fue su máximo exponente. Esta protesta surgió en 2018 por el alza de los precios del combustible y se extendió por toda Francia para denunciar las medidas hacia las clases populares del exbanquero. La movilización apuntaló su imagen de "presidente de los ricos" que ya había conseguido con polémicas frases, como cuando dijo que en las estaciones de tren te cruzas con gente que ha tenido éxito y personas que no son nada.
"Estamos en guerra"
La pandemia de coronavirus acabó con las protestas y dio pie a una nueva etapa de confinamientos y mascarillas. Esta época impulsó el perfil más jupiterino de Macron: "Estamos en guerra [contra el covid-19]", subrayó entonces. Su gestión personalista de la crisis le valió los ataques de la oposición y —pese al recelo inicial de la población—, supo ganarse su confianza e imponer polémicas medidas como el pasaporte sanitario.
"Las crisis requieren una hiperpresidencialización (...) En esos momentos, Macron está como pez en el agua", analizaba durante la campaña la periodista Corinne Lhaïk en el diario L'Opinion.
Pero de resultar elegido en esta jornada electoral, el presidente deberá completar su ambicioso programa de reformas interrumpido por la pandemia —en la línea de lo recomendado por la Comisión Europea—, para estabilizar la economía. Entre sus promesas para transformar Francia están: el renacimiento de la energía nuclear, alcanzar la neutralidad de carbono para 2050 y atrasar la edad de jubilación de los 62 a los 65 años, aunque se dijo dispuesto a retrasarla sólo a 64 para atraer al electorado de izquierda.
"Piensen en lo que decían los ciudadanos británicos unas horas antes del Brexit o en Estados Unidos antes de la votación por Trump: 'No voy a ir, ¿qué sentido tiene?' Puedo decirles que al día siguiente se arrepintieron", dijo recientemente el presidente de Francia a los votantes para que no se abstengan en esta jornada electoral.
"Brillante y carismático"
En 1995 se graduó con honores en el liceo parisino Henry IV y luego, obtuvo una maestría en Filosofía.
Durante sus años universitarios trabajó como asistente editorial del filósofo francés Paul Ricoeur.
En su época de estudiante ya era "brillante y carismático" y "buen orador"; "con un perfil a lo Barack Obama", dijo en 2016 su compañero de la Escuela Nacional de Administración (ENA), Julien Aubert.
AFP
