La temperatura del vino es fundamental. La práctica de la degustación demuestra, sin mucha exploración, que un mismo vino con temperaturas distintas cambia. Para poder percibir sus cualidades es necesario tener a los blancos frescos (no fríos del todo) y a los tintos a una temperatura ambiente (sobre todo en otoño-invierno, entre 16 y 18 grados), pero tampoco calientes.
El consumidor amateur tampoco necesita tener heladeras o refrigeradores especializados para vinos. Basta con tener conciencia y ponerlo en práctica, ya sea con un golpe en su heladera doméstica como en un balde con hielo. Tampoco se precisa apelar a un termómetro. El asunto es más fácil.
Pero para darle un mimo al consumidor, algo que no abunda en el mercado local, una bodega uruguaya incluyó un indicador de frío en su etiqueta. Giménez Méndez inscribió la frase “Enjoy it” en las etiquetas 2014 de su Sauvignon Blanc Alta Reserva y el rosado de Malbec. Pero lo hizo con tinta sensible a la temperatura. Es decir, que cuando el vino está fresco, a la temperatura adecuada, ese “Enjoy it” se puede ver en un tono rosado casi fucsia. Si está caliente o sin la frescura necesaria para consumir, la frase no se puede percibir a la vista.
Lo presentó el viernes y sábado pasado en el salón de vinos del hotel Mantra de Punta del Este. A Sacacorchos se lo explicó el enólogo de la bodega, Mauro Giménez.
Una muestra de que con ideas y poco presupuesto se pueden hacer buenas cosas dirigidas al consumidor, a quien se le deben más mimos.
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