“En ciudades inteligentes 80% tiene que ver con creatividad y asertividad”

La arquitecta e investigadora se refirió a uno de los objetivos de la ONU que llama a lograr ciudades inclusivas, resilientes y sostenibles

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12 de junio de 2022 a las 05:00

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En tiempos donde muchas veces prima lo urgente sobre lo importante, hay algunos “deberes” que de no ser tomados en serio, quedarán reducidos a letra muerta. Tal es el caso de los Objetivos Globales (ODS) acordados a nivel de Naciones Unidas (ONU), donde se enumera el conjunto de decisiones imperiosas para “la  sostenibilidad social, económica y ambiental’ de la humanidad. Hay un objetivo, el número 11, que llama a lograr que las ciudades sean inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles. Gabriela Pallares, arquitecta, investigadora y comunicadora en áreas de tendencias, innovación e industrias creativas, no siente que se esté pensando mucho en esos retos del futuro.

¿Cuánto de estos objetivos vinculados a las ciudades  está siendo tomado en cuenta por los gobiernos de nuestro país?
A  veces, sobre todo en el mundo subdesarrollado prima más lo urgente que lo importante, cuando en este tipo de agendas debe ser a la inversa. Es necesario establecer canales que tengan un rumbo paralelo a largo plazo, sin olvidar la gestión de lo urgente, que en nuestros países tiene mucho peso y que sin resolverlo tampoco se llega a los objetivos.

No sólo debe gestionarse lo urgente sino anticiparse a algunos fenómenos que arrastrarán más complejidades. ¿Qué puntos críticos abarcarías en una primera aproximación al tema?
Todos sabemos que hay una proyección que indica que para 2050 casi el 80% de la población mundial vivirá en ciudades. Entonces, es en ese territorio donde está la obligación de resolver esos desafíos. A mí me gusta citar a una economista escandinava que se llama Kate Raworth y que trabaja mucho con el concepto que se llama la “Economía del donut”. Ella dice que de acá a unos años las empresas no se van a medir solamente por resultados financieros sino que lo van a hacer por el grado de éxito en la gestión de las dos variables que las “topean”: la medioambiental y la social. Entonces el concepto del donut es esa órbita que va desde el agujero del centro que es la parte social que la empresa debe atender –los consumidores, los empleados, el resto de la sociedad–, y los cuidados ambientales que debe observar. 

¿Esa filosofía debería estar presente en la planificación sobre el futuro de las ciudades?
Es la que debería primar para alcanzar esos objetivos que nos impone el futuro.

¿Qué “foto” ve de Montevideo hoy?
Montevideo tiene muchas fortalezas pero tiene también muchas debilidades y desafíos pendientes que hay que atender. Y así como las personas y las empresas tienen rumbos, visiones, planes y acciones que hay que establecer, lo que nos pasa en el caso de Montevideo y otras ciudades del interior es la falta de visión y de programación a largo plazo. Terminamos siendo también acá muy cortoplacistas a cinco años con suerte y viento a favor, equivalente a un periodo de gobierno. Salvo excepciones, no hay acciones que trasciendan más allá de eso. Creo que el desafío mayor es establecer cosas que han funcionado en otros lugares del mundo,  porque atrás hubo por ejemplo conjunción público/privada en una visión a largo plazo, con objetivos y planes que se alinean con esa visión y donde cada uno tiene un rol concreto.

Hay obras cuyo espíritu iba en ese sentido. En todo caso ¿falta hacer más o ir a mayor velocidad?
Sí se han hecho muchas cosas a nivel urbano, de accesibilidad y de inclusión, por ejemplo, tratando de llevar mayor calidad de este tipo a la periferia, por ejemplo. Pero podría hacerse con mucho más calidad y mucha mas cantidad. Hay temas de movilidad, de transporte, donde está faltando mucho. No en vano el tema del monopolio del transporte y de cómo se gestiona se hace sentir en estos problemas.

“El monopolio del transporte y de cómo se gestiona se hace sentir” 

En la discusión sobre el futuro de las ciudades se menciona la necesidad o el destino de ir a las “smart cities”, pero al mismo tiempo  con la obligación de resolver los problemas persistentes de la ciudad tradicional. ¿Cómo se maneja ese equilibrio? 
El tema de las ciudades inteligentes, en rigor, indica que un 20% tiene que ver con tecnología y el 80% restante tiene que ver con creatividad, asertividad y visión en la gestión. Entonces, primero hay que ver un estudio de factibilidades y de necesidades de los usuarios finales, para ver qué se necesita. Porque no es instalar una ciudad inteligente porque sí, ni instalar sensores porque sí. Es ver qué es lo que vamos a medir, que sirva el análisis para corregir cosas que están mal. Esos procesos de ciudades inteligentes deben ser eficientes,  porque también conocemos muchísimos procesos de esos que no lo han sido. 

"Hay temas de movilidad, de transporte, donde está faltando mucho"

¿Es posible desarrollar ese plan de ciudad inteligente como solución a los problemas de la actualidad?
Sería una herramienta increíble de maniobra de recursos y de alineación, para resolver lo que no está funcionando. Una ciudad inteligente por ejemplo, podría alinear sensores para no sólo ver cuando las volquetas están llenas, sino definir qué se hace con los distintos tipos de residuos. Allí hay otra información sobre zonas, horarios, la forma en que la gente dispone esos residuos. También medir los flujos de tránsito, donde hay más, donde hay menos…la capacidad de carga de una ciudad, cuántos autos pueden entrar a determinadas zonas o no y cómo eso se distribuye en toda la ciudad. El medir por ejemplo las zonas calientes de consumo de acuerdo a los POS, que arrojan datos sobre momentos del día, de la semana, son a su vez insumos para el sector empresarial: cómo alineas negocios de gastronomía por ejemplo,  para determinados flujos de gente en determinados lugares. Temas que pueden usarse como “Big Data” cuando un comerciante quiere instalar un negocio…

Esto que hoy se observa como un proceso muy incipiente ¿cómo ha funcionado en otros lugares? ¿Es demasiado grande el salto en recursos necesarios para poner en marcha estos procesos?
Lo mejor es que se está haciendo en lugares donde no necesitás tener enormes recursos como en Oriente o en Asia, ni tampoco que sean megalópolis. Hay ejemplos en muy pequeña escala como el municipio de Tequila en México, que lo trasladaron de ser solamente industrial a ser un lugar turístico y con métricas que indican que frenaron la emigración a Estados Unidos por ejemplo, asentando poblaciones, bajando la pobreza,  y así  impactaron en el PBI del lugar gracias a estas soluciones creativas de valor. O sea que a escala chica, es posible.

En muchas ciudades del mundo se está dando el corrimiento de sectores de la población a zonas alejadas de lo urbano. ¿Qué debe verse allí?
Hay casos donde hubo ciudades que surgieron por una determinada actividad industrial, que conformó el principal asentamiento de población. Ahora con otras realidades, se va vaciando el centro urbano, se se migra a la periferia. Eso hace que vos tengas toda una infraestructura invertida que alimentaba ese centro urbano, que ya está hecha y consolidada y ahora tenés que invertir para extender toda la infraestructura de movilidad, de transporte, de energía y de todo lo demás hacia esos nuevos lugares. Entonces esa mancha urbana, cuanto más extendida está y más requiere de la extensión de los servicios, menos eficiente es. Hoy no te digo que Hong Kong sea lo más eficiente, pero hay un punto medio de relación con áreas verdes, con áreas residenciales, de servicios y de todo lo demás, que es la óptima. Cuando se te empieza a dispersar demasiado la ciudad, empieza a no ser eficiente; y no ser eficiente impacta en que tenés que tener más recursos para esa infraestructura.

Sin contar los espacios que quedan vacíos, despoblados
Nosotros en el centro de Montevideo –y está medido– imaginate toda el área ociosa que hay en las plantas bajas de las antiguas galerías comerciales, sumado a los edificios completos que se están vaciando tanto en el Centro como en la Ciudad Vieja. No te digo que sea cien por ciento “solucionable” pero hay posibilidades de políticas públicas mediante incentivos, por ejemplo. Destinarlo a emprendedores emergentes, a empresarios chicos a Pymes, para ver qué otro uso se le da a esas áreas. No se está consolidando una solución, porque el problema continúa. Tal vez empezar con un “demo” donde digamos, bueno, en estas tres cuadras pongamos a diseñadores emergentes…no veo que se esté pensando en algo así.

“Hay posibilidades de políticas públicas mediante incentivos (para las casas y galerías vacías en el Centro y Ciudad Vieja), por ejemplo destinarlo a emprendedores emergentes, a Pymes”

Una gestión debe tener en la agenda realidades diferentes, que deben convivir y a las que hay que atender. Por un lado la tendencia de sectores de la población a habitar barrios privados o espacios con esas características, por el otro el problema aún no resuelto de los asentamientos, y estos corrimientos internos en la ciudad.  ¿Cómo debe lidiar una administración con esas realidades tan distintas?
Hay lugares donde no te digo que se haya resuelto, porque persisten ciertas tensiones, pero por lo menos se movió la aguja en el “statu quo”. Medellín es una ciudad que hace unos 20 años estaba tomada por el narcotráfico –estamos hablando de cosas pesadas– con la periferia donde los chicos en vez de ir a la escuela, tomaban el camino corto que era aliarse a bandas y crecer en ese contexto. Hasta que vino (Sergio) Fajardo, un alcalde con otra visión del tema , y posicionó a la ciudad que pasó de ser una amenaza, a un lugar que merece ser visitado. A tal punto que la campaña publicitaria decía “el peligro es que te quieras quedar”.

¿Qué intervenciones destacarías de ese ejemplo?
Armaron una agenda de eventos, la dotaron de infraestructura, centros de convenciones, de salud, de educación. Hicieron anillos en la periferia con museos, bibliotecas, instalaciones deportivas, facilitaron la conectividad a través de líneas de metro. ¡Pusieron escaleras mecánicas para subir las laderas de los cerros!, para que la gente pudiera estar conectada a esos museos, a colegios…o sea, no hubo excusas para que la gente no se integrara. Le dieron arquitectura de valor a través de estudios internacionales y dotaron a la ciudad de una infraestructura que realmente integraba a la gente. Entonces a esas bibliotecas y a esos museos iba el de clase alta, el de clase media, de clase baja. Y donde la gente se mezcla, a veces la magia sucede, y no estás creando “clusters” sociales.

¿No se está haciendo suficiente obra con un criterio de largo plazo?
Uno se pone a pensar y en los últimos 20 o 30 años  ¿qué obra pública de valor se hizo? Ponele que pensás en la Torre (de las Telecomunicaciones) de Antel, o en el edificio de la CAF (Banco de Desarrollo de América Latina). Y vas teniendo otra que se va degradando como la Estación Central (AFE) que mejor ni hablemos. Pero forma parte de espacios que serían de mucho atractivo y están ahogadas en un limbo jurídico y legal, por lo cual se le quita a la ciudad ese potencial de desarrollar nuevos polos creativos o turísticos.

Ha manifestado su descontento con el discurso que sólo se basa en los atractivos vinculados al carnaval, el asado y el fútbol
Lo que pasa es que el turismo está mucho más sofisticado que antes. Y aún gente que ya vino por esas cosas, quiere ver otras. Entonces le tenés que agregar otras dimensiones del país a nivel de arquitectura, de moda, de servicios tecnológicos, audiovisuales…tenés una superficie latente por debajo de eso que puede mostrarse en formas muy creativas y que está muy subutilizada.

“Imagino el día en que vea un stand de Uruguay en una feria internacional que tenga servicios audiovisuales, de software, creativos… De repente no son los que mueven la aguja hoy en mayor escala, pero tampoco lo harán si no se difunden”

¿Debe renovarse la comunicación de lo que somos?
La comunicación del país está siendo idéntica desde que yo soy chica, y pasa por el ganado, el fútbol, el vino, las lanas y nunca por servicios diferenciales. El día que yo vea un stand de Uruguay en una Feria Internacional que tenga servicios audiovisuales, de software, creativos…de repente no son los que mueven la aguja hoy en mayor escala, pero tampoco lo harán si no ponés un kiosko para difundir eso. Uruguay tiene un potencial para ser modelo, y hay que trabajar en eso.

Definir un modelo implica alcanzar acuerdos de hacia adonde se quiere ir
Copenhague hace 20 años no era lo que es hoy. Y es lo que es hoy porque en un momento un primer ministro conservador se juntó con un alcalde socialdemócrata y pusieron en la agenda determinados temas, establecieron corporaciones públicas de gestión privada para llevar adelante planes que cambiaron diametralmente la dinámica y la oferta turística y comercial de la ciudad que la posicionó en el lugar que tiene hoy. Hay un concepto de “place branding” y de usar las fortalezas de los lugares con una estrategia bien diseñada. Si lo hacen en otros lugares, tiene que poderse acá. En miles de lugares se superan las diferencias políticas para establecer objetivos que van por encima de los intereses que van más allá de los partidos.

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