Matías Silva y Melania Montero se conocieron cuando estudiaban en la escuela agraroa UTU La Carolina.
La producción es un clásico ejemplo de un emprendimiento familiar.
El cariño en las distintas labores es un diferencial.

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Enamorados de su tesis, pasaron a criar ovejas

Dos jóvenes investigaron la raza Frisona Milschaf y, tras recibirse, se fueron del cuadro de los estudiantes al de los productores
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26 de abril de 2020 a las 05:00

Cuando terminaron de presentar la tesis para cerrar su formación como técnico agrícola-ganadero, Melania Montero, de 27 años, y Matías Silva, de 25, habían quedado tan enamorados del tema que eligieron que decidieron pasar del equipo de los estudiantes al de los productores y dedicarse a la cría de Frisona Milschaff.

Esta raza ovina es de origen alemán y por su destacada aptitud lechera fue introducida a Uruguay por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y por productores de Rodó, Soriano, en 1990.

Actualmente se encuentra distribuida en todo el país, principalmente en predios familiares pequeños donde la producción es intensiva.

Los jóvenes se conocieron cuando cursaban sus estudios en la escuela agraria superior La Carolina, de la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU) en Flores. Luego de dos años de carrera, los estudiantes decidieron enfocar su tesis de grado en los ovinos.

Para eso se trasladaron a la sede de INIA de Treinta y Tres, donde analizaron los comportamientos en corderos y corderas Frisona Milchschaf cruzados con la raza Finnish Landrace desde el nacimiento hasta el destete.

A modo de ejemplo, estudiaron comportamientos como el período desde que el animal nace hasta que se pone de pie, el período desde que nace hasta que mama y si esto influye o no en la evolución del peso vivo.

En 2017 los jóvenes, oriundos ella de Minas (Lavalleja) y él de Castillos (Rocha) se recibieron.

Llevan adelante la producción en un predio de 3 hectáreas cerca de Villa Serrana, en Lavalleja.

Al tener tanta información sobre la producción de esta raza, por haber estudiado su comportamiento durante tanto tiempo y tan en detalle, una vez recibidos les despertó el interés por producir con esos ovinos.

Lo que más les llamó la atención fue la precocidad (la rapidez de maduración del animal), la fertilidad y la prolificidad (pueden aportar a la majada más de un cordero por parición) de este tipo de ovinos. Pero además de sus características productivas y reproductivas, les gustó mucho la morfología del animal.

Al año de haberse recibido comenzaron a investigar cómo podían conseguir ovejas para armar una producción propia.

Los jóvenes tenían claro que primero necesitaban un tiempo para poder ahorrar y también debían conseguir un lugar dónde producir a los animales.

Conocimientos tenían, solo hubo que ahorrar y esperar alguna ayuda 

A su vez, analizaron en profundidad el tema, porque reconocían que llevar adelante una producción ovina requiere mucha dedicación y, por ende, mucho tiempo  por todos los cuidados que necesitan los lanares, debiendo viajar al campo, al menos, un día por medio.

“Empezar un emprendimiento siendo joven no es fácil, pero gracias a mis padres pudimos comenzar, y gracias a mis abuelos pudimos conseguir un lugar donde criarlas”, narró Montero a El Observador.

El predio está en Molles de Aiguá, a 10 kilómetros de Villa Serrana, en Lavalleja. El área en la que desarrollan la producción es de 3 hectáreas.

Al no integrar ningún grupo de jóvenes rurales ni sociedades criadoras de razas ovinas, fue una dificultad conseguir un carnero de la raza Finnish Landrace, dado que la idea inicial era comprar ovejas Milchschaf y cruzarlas con un macho Finnish.

Esto no se pudo concretar y, por eso, decidieron criar Frisona Milchschaf como una raza pura.

En octubre de 2018 compraron siete ovejas; hoy tienen 22.

Una vez que se hicieron de algunos ahorros, los jóvenes tomaron impulso y se compraron –en octubre de 2018– siete corderas Milchschaf. Cada una les costó US$ 90, mucho para jóvenes que hacen las cosas con base en sus esfuerzos, sin que les regalen nada.

Tenían las ovejas, pero ahora debían preparar el terreno. Después de largas charlas, los jóvenes decidieron sembrar “al voleo” raigrás y lotus rincón y dividieron el potrero en nueve franjas para realizar un pastoreo rotativo.

En marzo de 2019 llegó un carnero de la cabaña Punta San Francisco. Y en abril de 2019 se hizo la primera encarnerada y se preñaron el 100% de las corderas. 

“Somos muy pequeños, pero pensamos en grande”, dice Montero

Como manejo preventivo para paliar el invierno y los ataques de los depredadores, los jóvenes construyeron parideras para poder salvar más corderos debido al efecto del clima-inanición. Gracias a esto se obtuvo un buen resultado de parición.

Luego debieron comprar un nuevo carnero Milchschaf para evitar problemas por consanguinidad. Llegó en febrero de 2020 y ya se encuentra trabajando en una nueva encarnerada.

Como el número de la majada es pequeño (22 lanares) el primer objetivo que se propusieron fue vender los machos como reproductores para ayudar a expandir la raza. En la medida que la producción crezca estos pequeños productores pretenden vender corderos pesados y seleccionar reproductores para continuar.

“Sabemos que no es fácil, que surgen nuevas ideas y experiencias y eso nos ayuda a crecer. Tenemos la certeza de que, poco a poco, vamos a lograr nuestros objetivos. Por ahora somos muy pequeños, pero pensamos en grande para concretar nuestras ideas y transmitir lo que hemos aprendido a los demás”, contó Montero. 

Los jóvenes no solo han aprendido conceptos, sino también a trabajar juntos y, aunque cueste y requiera de mucha dedicación, están cada vez más enamorados de su nueva profesión. 

Características

La prolificidad superior de la raza Frisona Milschaf es lo que permite tener altos porcentajes de partos múltiples. Las hembras son sexualmente precoces, pudiendo tener sus primeras crías antes de cumplir un año de vida. Por su parte, los machos también muestran gran precocidad llegando a la pubertad a los siete meses.

Es ideal para los pequeños productores

La raza Frisona Milchschaf fue introducida al Uruguay por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA) y por productores privados de Rodó (Soriano) en 1990.

Es originaria de Frisia (Alemania) en donde fue seleccionada por su aptitud lechera de más de 500 años.  Andrés Ganzábal fue uno de los técnicos del INIA que participó de la primera importación.

En diálogo con El Observador contó que se trató de un camión que vino de la zona de El Bolsón, Argentina, que trajo 20 corderas y cuatro carneros. También informó que hoy la raza se ha impuesto en los sistemas de producción de pequeña escala por la eficiencia productiva.

Se estima unos 200 productores crían la raza y que hay unas 6 mil ovejas en Uruguay.

La raza se caracteriza por su elevada producción de leche, prolificidad y habilidad materna, alta velocidad de crecimiento de sus corderos y por producir bajo nivel de engrasamiento aún en canales muy pesadas, generando además un vellón de lana blanca, de muy buen largo de mecha y rendimiento al lavado. 

 

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