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12 de abril 2023 - 5:00hs

La Justicia de Colombia ordenó prisión preventiva para Luis Alejandro Alfonso Salamanca, alias “el Tío”, quien fuera jefe del Bloque Centauros del disuelto grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).

Salamanca está acusado de ser responsable de ordenar más de 30 asesinatos en 2002, informó la Fiscalía. El Tío habría estado al frente de una estructura paramilitar denominada Bloque Capital, se informó en un comunicado este lunes. Se lo acusa mandar a los paramilitares a su cargo a asesinar a 34 personas en el sector de Altos de Cazucá, en Soacha y en otros 10 barrios ubicados entre esta ciudad vecina de Bogotá y la localidad de Ciudad Bolívar, en el sur de la capital.

Los hechos ocurrieron entre abril y noviembre de 2002 y, según la investigación, el Tío pagaba a cada sicario 400.000 pesos colombianos, equivalentes a algo menos de US$ 100, por cada homicidio.

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Según la fiscalía, las víctimas eran “personas señaladas de estar vinculadas a actividades delictivas, habitantes y líderes comunales que tenían ideas contrarias a los grupos paramilitares y una menor de edad que identificó a algunos de los agresores y los denunció”.

Las víctimas eran jóvenes, trabajadoras sexuales, consumidores de drogas y habitantes de la calle asesinadas bajo la sanguinaria modalidad de “limpieza social”, agrega la fiscalía.

Alfonso Salamanca también estaría involucrado en el secuestro, las torturas y la muerte de un hombre capturado por los paramilitares. El hecho ocurrió el 20 de julio de 2003 en Villavicencio, capital del departamento del Meta. Se trató de una persona que fue llevada a una casa en la cual, tras torturarlo, “los centauros” lo desmembraron y envolvieron sus restos en bolsas de plástico para arrojarlo luego al río Negritos, en la localidad de Las Mercedes, según la Fiscalía.

El Tío durante varios años mantuvo el perfil de comerciante de turismo y pasó desapercibido para las autoridades hasta que testimonios y nuevas evidencias obtenidas por la Fiscalía pusieron al descubierto su pasado criminal.

Vestido con una remera, gorra y zapatillas deportivas, Salamanca fue capturado por orden de una fiscal de la Dirección Especializada contra las Violaciones a los Derechos Humanos y acusado de los delitos de homicidio agravado y concierto para delinquir agravado.

Las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) se desmovilizaron en 2006, y Salamanca logró eludir a la justicia haciéndose pasar por comerciante. Sin embargo, fue acusado por varios ex paramilitares que lo señalaron en sus declaraciones a la Ley de Justicia y Paz.

Los crímenes por los que Salamanca fue detenido constituyen uno de los capítulos más cruentos de los señalados por el Centro de Memoria Histórica (CMH) en Bogotá.

A inicios de los 2000, el barrio de Soacha tuvo que vivir bajo el orden que pretendían instalar los paramilitares declarando objetivo militar a quienes ellos catalogaran de “viciosos”, “bazuqueros” e “indeseables”.

El lema de los paramilitares era: “Los niños buenos se acuestan temprano. A los niños malos nosotros los acostamos”, consigna el informe del CMH.

El frente paramilitar que lideraba el Tío imponía toques de queda. Los jóvenes “no podían estar en la calle después de las ocho o nueve de la noche, so pena de ser asesinados o desaparecidos. Los patrullajes nocturnos y las desapariciones de jóvenes a pleno día fueron también parte de este conjunto de prácticas”, afirma el CMH.

En sus páginas también puede verse: “La limpieza social instaurada por el Frente Capital se caracterizó por asesinatos y desapariciones, antecedidos de intimidaciones y patrullajes nocturnos. Las olas de violencia en los barrios periféricos dejaron como resultado una alta cuota de personas asesinadas y desaparecidas, muchas veces a la luz del día y a plena vista. Habitantes y paramilitares reconocieron que muchos sectores aledaños a Ciudad Bolívar y Soacha se convirtieron en fosas comunes porque así podrían borrar cualquier evidencia”.

Los testimonios recogidos por el CMH consignan que “encontrarse un muerto era normal. Lo más duro fue que un día hicieron una limpieza y mataron mucha gente muy joven, mataron niñas embarazadas; creo que fueron más de quince jóvenes que mataron”, dice la declaración de una mujer al CMH.

La violencia no cesó en Soacha. El año pasado fueron asesinadas al menos 132 personas y este año van 29, afirma la Fundación Paz y Reconciliación. Isaac Morales, coordinador de convivencia y seguridad ciudadana de esta organización, dice que aunque se han “transformado”, las prácticas propias del paramilitarismo siguen presentes. “Hay una herencia del paramilitarismo, en la que se elimina al que piensa distinto. Hay acciones relacionadas con el tráfico y el narcomenudeo que están siendo controladas por organizaciones con esa herencia paramilitar”.

El alcance de la captura del jefe de las AUC en Soacha servirá para saber, dice la Fiscalía, “quién daba las órdenes a los paramilitares”. La detención de Salamanca es una prueba para el sistema de justicia para develar quiénes estuvieron involucrados en el régimen del terror que hace dos décadas azotó a Soacha, a menos de 10 de la Casa de Nariño, la sede presidencial de Colombia en Bogotá.

(Con información de agencias)

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