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Energía y Competitividad

Evaluación de la primera transición energética de Uruguay y agenda para la segunda
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08 de septiembre de 2022 a las 05:03

Por Roberto Horta *

Proponer un agenda posible y fundamentada para la segunda transición energética en Uruguay es el principal objetivo del estudio presentado a mediados de agosto por Pharos, Centro de análisis y propuestas de la Academia Nacional de Economía, y elaborado por técnicos de la Universidad Católica del Uruguay pertenecientes al Observatorio de Energía y Desarrollo Sostenible y al Instituto de Competitividad.

A comienzos del presente siglo, la matriz de generación de energía eléctrica uruguaya estaba compuesta principalmente por capacidad térmica e hidroeléctrica, con fuerte dependencia de las condiciones hidrológicas, situación que se logró transformar en menos de quince años, en un sistema diversificado, de fuentes autóctonas, resiliente, de menores costos y menor impacto ambiental, convirtiéndose en un caso ampliamente conocido a nivel internacional, debido a la rapidez de la transformación y a los resultados obtenidos.

Una piedra fundamental de dicho cambio fue la política energética de largo plazo, avalada por todos los partidos políticos con representación parlamentaria en la década de los 2000, con el objetivo de fomentar la soberanía energética, mediante la introducción de energías renovables no convencionales (ERNC) como la biomasa, solar y eólica. Como resultado se estabilizó y se redujo el costo de abastecimiento de la demanda de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas, aspectos que han contribuido a mejorar el entorno de los negocios y la competitividad de la producción de bienes y servicios que se desarrollan en el país.

Pero también es cierto, reconoce el estudio, la existencia de debilidades que aún presenta el sistema eléctrico, como ser, la existencia de barreras para la implementación en su globalidad el sistema normativo y vacíos regulatorios que es necesario subsanar, el hecho de que la reducción general de costos en el abastecimiento de la demanda no se ha reflejado de igual forma en las tarifas y que se mantienen algunos subsidios cruzados entre diferentes tipos de tarifas, entre otros aspectos.

Los desafíos para los próximos años indican la necesidad de consolidar los avances realizados y profundizar las reformas para superar las debilidades detectadas y avanzar en la transformación del sector eléctrico, en particular, y energético en general.

Con ese objetivo, el estudio plantea encarar la segunda transición energética a partir de una agenda de acciones a implementar en los próximos años, con foco en la demanda y la competitividad del país. A continuación, resumimos las principales propuestas.

  • Hay que acordar una nueva política energética de largo plazo, fijando metas ambiciosas de descarbonización, de ahorro por sustitución de fuentes y eficiencia energética, con líneas de acción de corto, mediano y largo plazo, haciendo foco en la competitividad del país y en los requerimientos de los consumidores.
  • Se considera imprescindible que el marco regulatorio acompase los cambios tecnológicos que cada vez se desarrollan con mayor rapidez en el mundo, quitando barreras a la entrada de forma de permitir dinamismo, inversión, eficiencia y traspaso de beneficios al usuario final. En este sentido, la normativa debe permitir que el sector privado innove asumiendo riesgos, evitando que el estado uruguayo tome riesgos en inversiones significativas en tecnologías que luego puedan no resultar fructíferas.
  • Se sugiere implementar una discusión abierta y participativa de cuál es el rol que se espera de la empresa eléctrica y de combustibles del futuro. En ese sentido, se propone una separación de gestión y funciones de UTE, a modo de transparentar costos y precios de transferencia entre las actividades desarrolladas. Asimismo, se espera que ANCAP comience un proceso de diversificación de mercados y productos, en un contexto internacional de disminución del consumo de derivados de petróleo, que la convierta cada vez más en competidora de UTE, en algunos casos, y cooperadora en otros.
  • Es importante que la tarifa eléctrica sea determinada de forma técnica, transparentando costos y subsidios, asegurando la sustentabilidad económica de la empresa eléctrica y estableciendo criterios que fomenten la eficiencia, y la transferencia de parte de esta a los usuarios finales.
  • Hay que optimizar los excedentes de energía eléctrica incorporando mecanismos adecuados de gestión e incentivos de la demanda.  Ello es posible, ya sea mediante la creación de nuevas demandas en horas de bajo costo del sistema, la flexibilización de demandas existentes, la sustitución de energéticos, el almacenamiento de energía para utilizarla en momentos de escasez, aspectos que deberían ser uno de los pilares de la segunda transición energética.
  • En relación con la electromovilidad el estudio analiza y propone, como ejemplo, un proyecto concreto: recambio a unidades eléctricas, del total de la flota de ómnibus del transporte urbano de Montevideo, durante los próximos ocho años. Proyecto técnica y económicamente viable.
  • Como forma de sustituir otros energéticos por electricidad generada de fuentes renovable, en el estudio se analiza la propuesta de un programa de incorporación de 50.000 aires acondicionados Split para sustituir calefacción en base a GLP. Se concluye que esta propuesta es económicamente factible y que genera beneficios para el país en cuanto a eliminar un subsidio existente en la actualidad y presentar externalidades positivas en cuanto a la salud de las personas.
  • Finalmente, el estudio propone el desarrollo de un marco estratégico y regulatorio que permita la competitividad de un sector de producción de Hidrógeno Verde y sus derivados, teniendo en cuenta que su evolución depende de su capacidad de competir con aquellos países con mejores recursos renovables. Existen las condiciones para poder crear un sector dinámico, orientado a la exportación, atrayendo importantes inversiones y creando empleo fundamentalmente en el interior del país.

 

El estudio finaliza afirmando que, “La segunda transición energética puede ser motor de desarrollo, generar nuevas áreas de negocio, impulsar innovaciones, crear empleo, reducir la dependencia del petróleo y derivados importados, aumentando, a la vez, la competitividad de la producción nacional, la resiliencia del sistema y el cuidado del medio ambiente. Para que ello ocurra es de vital importancia contar con una agenda de acciones para el corto, mediano y largo plazo. Este estudio ha intentado contribuir con análisis y propuestas al desarrollo efectivo de la misma”.

 

NOTA: Acceder al estudio en http://www.acadeco.com.uy/pharos/trabajos.htm

 

*Académico de Número de la Academia Nacional de Economía, Profesor Emérito Universidad Católica del Uruguay

 

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