Por Roberto Horta *
Proponer un agenda posible y fundamentada para la segunda transición energética en Uruguay es el principal objetivo del estudio presentado a mediados de agosto por Pharos, Centro de análisis y propuestas de la Academia Nacional de Economía, y elaborado por técnicos de la Universidad Católica del Uruguay pertenecientes al Observatorio de Energía y Desarrollo Sostenible y al Instituto de Competitividad.
A comienzos del presente siglo, la matriz de generación de energía eléctrica uruguaya estaba compuesta principalmente por capacidad térmica e hidroeléctrica, con fuerte dependencia de las condiciones hidrológicas, situación que se logró transformar en menos de quince años, en un sistema diversificado, de fuentes autóctonas, resiliente, de menores costos y menor impacto ambiental, convirtiéndose en un caso ampliamente conocido a nivel internacional, debido a la rapidez de la transformación y a los resultados obtenidos.
Una piedra fundamental de dicho cambio fue la política energética de largo plazo, avalada por todos los partidos políticos con representación parlamentaria en la década de los 2000, con el objetivo de fomentar la soberanía energética, mediante la introducción de energías renovables no convencionales (ERNC) como la biomasa, solar y eólica. Como resultado se estabilizó y se redujo el costo de abastecimiento de la demanda de electricidad y las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas, aspectos que han contribuido a mejorar el entorno de los negocios y la competitividad de la producción de bienes y servicios que se desarrollan en el país.
Pero también es cierto, reconoce el estudio, la existencia de debilidades que aún presenta el sistema eléctrico, como ser, la existencia de barreras para la implementación en su globalidad el sistema normativo y vacíos regulatorios que es necesario subsanar, el hecho de que la reducción general de costos en el abastecimiento de la demanda no se ha reflejado de igual forma en las tarifas y que se mantienen algunos subsidios cruzados entre diferentes tipos de tarifas, entre otros aspectos.
Los desafíos para los próximos años indican la necesidad de consolidar los avances realizados y profundizar las reformas para superar las debilidades detectadas y avanzar en la transformación del sector eléctrico, en particular, y energético en general.
Con ese objetivo, el estudio plantea encarar la segunda transición energética a partir de una agenda de acciones a implementar en los próximos años, con foco en la demanda y la competitividad del país. A continuación, resumimos las principales propuestas.
El estudio finaliza afirmando que, “La segunda transición energética puede ser motor de desarrollo, generar nuevas áreas de negocio, impulsar innovaciones, crear empleo, reducir la dependencia del petróleo y derivados importados, aumentando, a la vez, la competitividad de la producción nacional, la resiliencia del sistema y el cuidado del medio ambiente. Para que ello ocurra es de vital importancia contar con una agenda de acciones para el corto, mediano y largo plazo. Este estudio ha intentado contribuir con análisis y propuestas al desarrollo efectivo de la misma”.
NOTA: Acceder al estudio en http://www.acadeco.com.uy/pharos/trabajos.htm
*Académico de Número de la Academia Nacional de Economía, Profesor Emérito Universidad Católica del Uruguay
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