Falta de higiene en las playas se agrava por carencia de papeleras

Hace una semana fue en la playa Pocitos, el fin de semana le tocó a la Buceo. Una bandera roja con la palabra “Peligro” escrita en grandes letras blancas se erguía entre un mar de bolsas de nailon, botellas, envases y vasos de plástico, dibujando relieves blancos entre las líneas negras de resaca de la orilla.

“Mis hijos fueron a ver, vinieron y me dijeron ‘mamá, es mugre’. Yo no dejo que se bañen ahí. Ni siquiera que se acerquen a mojarse los pies”, contó a El Observador Mary Teliz, una usuaria de esa playa.

Buceo es una de las costas de Montevideo que cuenta con certificación ambiental por parte de la Intendencia de Montevideo, rigiéndose por estándares internacionales. No obstante, Ramírez, Pocitos y Malvín, también certificadas, se destacaban sobre el fin de la semana pasada cuando El Observador las recorrió por su pulcritud.

Todas las playas desde la Ramírez hasta el Arroyo Carrasco son limpiadas todos los días por la Intendencia, desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana. Sin embargo, cada tanto se vislumbran escenarios similares a los de Buceo. Las opiniones de los visitantes son variadas. Algunos culpan a la Intendencia mientras que otros alababan sus labores, pero todos coincidieron en la escasez de papeleras que hay en los kilómetros de arena capitalina.

Sin lugar dónde tirar
“La falta de papeleras es una contra que tiene todo Montevideo”, expresó Ana Wolcan, que se encontraba en la playa de Pocitos. “A veces caminás cuadras y cuadras para tirar un papel o una botellita. Algunos se cansan y tiran los residuos en cualquier parte”, agregó.

Según informó a El Observador el director de la unidad de Playas de la comuna, Daniel Picún, en las costas de la capital hay 110 papeleras, sin contar las aproximadamente 200 que hay en la vereda de la rambla, desde la escollera Sarandí hasta el Arrollo Carrasco. No obstante, Picún afirmó que se considera que la playa Ramírez, la Honda y Malvín cuentan con pocos receptáculos, por lo cual se están colocando algunas papeleras nuevas en esas zonas.

Sin embargo, la carencia de cestos de basura va de la mano del descuido de la gente. “La playa es una representación de lo que es la ciudad”, opinó Teliz. “Los uruguayos somos sucios”. José Pedro Álvarez, usuario de la playa Ramírez, está de acuerdo con su vecina. “He visto tirar muchas botellas. No es sólo problema de la Intendencia sino de la gente que no sabe cuidar. Te das cuenta en seguida de que nadie se preocupa por llevar la basura a la papelera. Hacen un agujerito en la arena y la entierran en vez de caminar un poco o traerse una bolsa para sus residuos”.

Cuestión de actitud
En la playa Pocitos, entre la pulcritud de la arena, llamaba la atención un trozo de sandía encallado en la orilla. “¿Ves eso que está ahí? Eso lo tiró una nena que se acercó a la orilla”, señaló Marta Correa, que se encontraba en la playa.

La solución, para los asiduos a las playas, no sólo radica en que se aumente el número de cestos, sino en que se eduque a la población para generar una cultura del cuidado. “Vos podés poner la cantidad de papeleras que quieras, pero no vas a cambiar mucho”, sostuvo Teliz.

“A la gente le gusta que le pongan la bota arriba, que le digan que junte los residuos”, comentó Lilián Fernández, en la playa Buceo, dando cuenta de que la ausencia de personal fiscalizador también influye en los comportamientos de los individuos.