Barras de Peñarol se agredieron entre ellos

Nacional > VIOLENCIA CLÁSICA

Fútbol descontrolado: evalúan jugar clásicos de juveniles sin hinchas

Inteligencia policial trabaja para identificar a los barras de Peñarol que agredieron a la Policía. Hinchas declaran hoy ante la jueza Julia Staricco
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26 de noviembre de 2013 a las 22:05

Después del tercer gol de Peñarol, la barra brava de Nacional desplegó una bandera en la tribuna Colombes que decía “Rodry en el corazón de los pibes”. La bandera es un homenaje a Rodrigo Aguirre, hincha aurinegro que fue asesinado en el barrio La Comercial. Minutos después, siete policías de la Guardia Republicana que custiodiaban la puerta de ingreso a la tribuna Ámsterdam vieron bajar de las gradas a un grupo de barras enardecidos que le reclamaban retirar la bandera de la Colombes. “No entendíamos nada”, dijo uno de los agentes a El Observador. Los reclamos se convertieron pronto en insultos y los insultos en butacas que golpeaban a los agentes.

La Policía reconoce que no puede controlar a los barras. Los clubes siguen tirando la pelota para adelante, a tal punto que propusieron ayer jugar sin público los clásicos de inferiores de este fin de semana. Una vez más dejan de esta manera que los barra brava le ganen la pulseada a los hinchas.

Fútbol sin hinchas
Cuando Nacional le ganaba a Peñarol en Tercera División, una hora antes de empezar el clásico de Primera, un barra tricolor tiró una piedra, desde la tribuna Colombes hacia el pulmón dispuesto en la Olímpica, que impactó en la pierna de un policía. El agente, al que le dieron cuatro puntos de sutura, declaró ayer ante la jueza penal Julia Staricco. Los dos hinchas de Nacional que participaron de la agresión están identificados. La jueza ordenó que se los citara a declarar hoy, informaron fuentes del caso a El Observador.

El modus operandi de las barras bravas de Nacional y Peñarol no se restringe solo a los partidos de Primera División. Los clásicos de inferiores también pueden convertirse en escenarios de guerra en los que los violentos muestran su poderío. Por eso, Nacional y Peñarol propusieron anoche en la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF) que los clásicos de las divisiones inferiores, previstos para este fin de semana en el estadio Alfredo Víctor Viera y en el Méndez Piana, se jueguen sin público en las tribunas.

“Propusimos darles invitaciones a los padres de los chiquilines para que haya 100 hinchas de cada lado. Este sistema de las entradas controladas para familiares ya lo implementamos el año pasado en un clásico de futsal en el que estaba el clima caliente y salió bien. A la Policía le gustó la idea y mañana (por hoy) lo resolverá”, dijo el jefe de seguridad de Nacional, Wilson Miraballes a El Observador. También hubo una moción para jugar los clásicos entre semana.

Esta no es una propuesta aislada. Por temor a que las barras de Nacional y Peñarol se enfrentaran en una nueva batalla, la AUF suspedió la final de fútbol playa en febrero de este año (ver cronología).

A su vez, ayer, en Los Céspedes, complejo deportivo de Nacional, un barra brava tricolor amenazó de muerte al delantero Richard Porta. “Veníamos del gimnasio rumbo al vestuario y un hincha me empezó a insultar; me dijo que me iba a matar y que me iba a esperar afuera”, dijo Porta al programa “Último al arco” de Sport 890. También hubo otros enfrentamientos entre barras y futbolistas. Y esto tampoco es nuevo, aunque sí cada vez más frecuente (ver Deportivo).

Todos locos
En el enfrentamiento del domingo entre los policías y parte de la barra de Peñarol hubo varios agentes heridos, producto de las vallas y las butacas tiradas. “En ese momento intentamos proteger a los trabajadores del estadio que estaban en la puerta”, explicó el policía. Esa era su función. Habían recibido la orden de no ingresar a la tribuna Ámsterdam. “Pero uno de nosotros se fue, se dejó llevar por el impulso”, contó el efectivo. Un agente en solitario comenzó a reprimir a los barras aurinegros, gradas arriba, con su cachiporra. “Quedó solo. Entonces fuimos a rescatarlo”, relató el agente que para evitar sanciones del Ministerio del Interior no quiso revelar su identidad.

Cuando uno de los policías que fue en rescate de su compañero se entreparó en el umbral de ingreso a la tribuna Ámsterdam, barras le tiraron desde arriba una valla que le impactó en la nuca. “Si no tenía el casco, lo mataban”, dijo el efectivo a El Observador. El golpe en la nuca provocó que la mandíbula se cerrara con tal violencia que perdió tres piezas dentales.

Cuando los barras convirtieron las vallas en armas y rompieron el pulmón de la Ámsterdam, el juez del partido, Daniel Fedorczuk, por orden del Ministerio del Interior, decidió detener el partido. La escena recorrió el país. Siete policías intentaban esquivar vallas, butacas y piedras que le tiraban un centenar de barras de Peñarol. Mientras, decenas de agentes de la Guardia Republicana aguardaban afuera del estadio para ingresar. La Policía prefirió no reprimir dentro de la tribuna para evitar “desmanes mayores”. “Fue un mal operativo y a nosotros nos dejaron pegados”, dijo uno de los siete efectivos que estuvo en la Ámsterdam a El Observador.

Además del agente que perdió sus dientes y del agredido en la pierna por barras de Nacional, otros siete policías presentaron lesiones tras el clásico, en su mayoría por incidentes en la tribuna Ámsterdam. Una de las agredidas es mujer. Los nueve policías y el jefe del operativo declararon ayer ante la jueza Staricco y la fiscal Adriana Costa.

Esta tardecita, algunos policías agredidos se reunirán en el Sindicato de Policías de Montevideo (Sipom) para analizar si presentan una denuncia por daños y perjuicios en la Justicia Civil contra Peñarol. La denuncia penal fue presentada por la Jefatura de Policía de Montevideo y la Comisión Administradora del Field Oficial (Cafo).

Por su parte, la Dirección Nacional de Inteligencia trabaja visualizando las filmaciones de la tribuna que registraron las agresiones para identificar a los barras bravas de Peñarol violentos.

Algunos barras aurinegros no solo agredieron a los uniformados, sino que también golpearon a hinchas de su mismo equipo que intentaron detener la embestida contra la Policía. El autocontrol, evidentemente, no funcionó.

Del otro lado, en la Colombes, cuando barras de Nacional mostraron la bandera aurinegra como un trofeo de guerra, referentes de la barra que trabajan para la institución en seguridad ordenaron quitarla. “Y así fue”, explicó el jefe la seguridad de Nacional, Wilson Miraballes.

En 2008, la AUF y los ministerios del Interior y Deporte firmaron un protocolo de seguridad que ordenaba a los equipos designar jefes de seguridad que fueran referentes de las barras bravas. El último clásico dejó en claro que ese modelo no ha dado buenos resultados. Los barras tienen cada vez más poder y los hinchas menos ganas de ir al estadio.

Para evitar que la violencia gane siempre que se cruzan casacas tricolores y aurinegras, las restricciones a los hinchas impuestas por el Ministerio del Interior en los clásicos son cada vez mayores. El domingo, los hinchas no pudieron ingresar con agua, porque las botellas se podían convertir en armas.

En contrapartida, las tribunas Colombes, donde estaba la barra brava de Nacional, y Ámsterdad, donde estaba la de Peñarol, fueron tierras liberadas: no había policías. Ese fue el pacto al que llegaron los dos equipos y el Ministerio del Interior el sábado, en la sede de la Guardia Republicana. Las dos instituciones deportivos se encargarían de la seguridad en las tribunas donde estaban sus barras. También acordaron que no hubiera vallas en esas tribunas, sino “pulmones humanos”, integrados por policías. Temían que las vallas se convirtieran en armas.

“La Policía no cumplió el pacto y colocó vallas”, advirtió el jefe de seguridad de Nacional, quien agregó que “ponerlas en la tribuna es como darles un cajón de piedras para que se tiren”.

Sucedió lo previsible. Los hinchas pasaron sed o gastaron unos pesos más en refrescos por la restricción del agua y las vallas se convirtieron en armas.

“Estamos todos locos”, dijo ayer el presidente de la República, José Mujica, en referencia a la violencia durante el clásico. Y agregó: “Algo tenemos que hacer”. l

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