Ricardo Peirano

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Fútbol para todos y más

Es fácil hacer demagogia si es otro el que paga los platos rotos
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09 de abril de 2017 a las 05:00

La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, para que suene mejor, y conocida popularmente como ley de medios, va camino a ser reglamentada por el Poder Ejecutivo. Además, se tratará de subsanar algunas de las pocas pero serias inconstitucionalidades señaladas por la Suprema de Corte de Justicia en un período de más de dos años y con integración variable. Inconstitucionalidades que fueron menores a las que planteó originalmente el fiscal de Corte, Jorge Díaz, que hubieran dejado la ley prácticamente inservible. Como realmente lo es por su concepción restrictiva de las libertades de expresión y de propiedad, por su desconfianza de la actividad privada, y por su vetustez tecnológica, reconocida cuando se aprobó a fin de la administración Mujica en 2014 y que no ha hecho más que envejecer y quedar desactualizada con el paso de estos dos años.

Una ley que Mujica, cuando lo consultaron sobre si iba a mandar una ley de medios al Parlamento, rechazó enfáticamente diciendo que "la mejor ley de medios es la que no existe", y que si le llegara un proyecto lo "tiraría a la papelera". Pues bien, ya no tenemos la mejor ley de medios porque hay una que sí "existe", y el proyecto que recibió Mujica nunca fue a dar a la papelera sino al Parlamento. Y dentro de las leyes de medios que pudieron "haber sido", claramente esta no es de las mejores. Es un cajón de sastre donde los lobbies interesados fueron introduciendo sus propuestas. Lo único rescatable es el inciso A del artículo 1, que declara que "No son objeto de regulación en la presente ley los servicios de comunicación que utilicen como plataforma la red de protocolo internet". Felicitaciones a quien introdujo, a posteriori del ingreso de la ley al Parlamento, dicho inciso. Pues si esta ley se hubiera aplicado a internet, Uruguay habría hipotecado su futuro en materia de telecomunicaciones y hubiéramos tirado por la borda todos los esfuerzos e inversiones realizadas en los últimos cinco años para ubicarnos a la vanguardia de América Latina en materia de acceso a las nuevas tecnologías.

Ahora llega la hora de reglaFútbol para todos y más mentar, y también de sanar lo que la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional. Pero también parece que es hora de impulsar nuevas agendas o rescatar viejas banderas. Es lo que ocurre, por ejemplo, con el proyecto de ley que impulsa la bancada del Frente Amplio para dejar bien claro que lo que establece el artículo 39 sobre la emisión de partidos de las selecciones uruguayas de fútbol y de básquetbol, sean por televisión abierta en todas sus instancias y no solo, como interpretó correctamente la Ursec, cuando fueran instancias definitorias de campeonatos sudamericanos o mundiales. Es más, según el diputado del Frente Amplio, Carlos Varela, la intención original de la normativa era "que todos los partidos oficiales, tanto de fútbol como de básquetbol, sean transmitidos por la televisión pública". Y ojo que "televisión pública" (TNU) no es lo mismo que "televisión abierta", que incluye los canales privados.

El virus de la demagogia impera claramente en la Venezuela de Maduro, en la Bolivia de Evo Morales, en el Ecuador de Rafael Correa y, muy conspicuamente, en la Argentina de Cristina Fernández de Kirchner. Pero ninguno de los demás países latinoamericanos está inmunizado frente a ese virus. Y tampoco los países desarrollados que votan por candidatos que prometen cosas inalcanzables o alcanzables a muy alto costo. De Argentina, parece que queremos copiar el nefasto y demagógico Fútbol para todos, mediante el cual CFK, aliada con Julio Grondona (que falleció antes que se destapara el Fifagate), tomó los derechos del fútbol, que pertenecían a una empresa privada, y los expropió para darlos gratuitamente a través de la televisión pública argentina. La fiesta ahora terminó porque se acabó la plata y se vuelven a licitar los derechos del fútbol, pero mientras tanto muchos funcionarios kirchneristas y de la AFA hicieron su agosto económico, y el gobierno K aumentó su popularidad regalando "pan y circo".

Claro que lo que no explica el diputado Varela ni los demás diputados frentistas, es cómo se va a financiar la AUF. Obviamente, si los partidos van por TNU, nadie pagará por los derechos del fútbol ni del básquetbol. ¿Qué será de la AUF, y de los clubes, y de los jugadores? ¿Habrá que recurrir al erario nacional para que introduzca en la Rendición de Cuentas un rubro que diga Compra de derechos de fútbol y de básquetbol? Es fácil hacer demagogia si es otro es que paga los platos rotos. Y es fácil hacer demagogia sin medir que más de mitad de los hogares de Uruguay tiene televisión por abonados y que, quien lo no tiene, puede ver los partidos de Uruguay por VeraTV (que para tranquilidad de los diputados del Frente Amplio, es televisión pública y se ve desde el celular).

Confiemos en que esta propuesta carezca del voto 50, que los legisladores reflexionen sobre lo que proponen, que nos olvidemos de la ley de medios y que entendamos por donde va el mundo, que de alguna manera es por donde apostó por ir Uruguay con su inversión en fibra óptica y en red celular LTE.

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