El presidente regional catalán, Quim Torra, reconoció este martes la "contradicción" de las instituciones independentistas, que simpatizan con las protestas contra la reciente sentencia a líderes separatistas, y al mismo tiempo deben garantizar el orden, recurriendo si es necesario a la fuerza.
La situación quedó ilustrada este lunes, poco después de que el Tribunal Supremo español condenara a penas de entre 9 y 13 años de cárcel a 9 de los 12 líderes separatistas procesados este año, por su implicación en el fallido intento de secesión de 2017.
El gobierno independentista catalán manifestó su simpatía hacia las protestas ciudadanas organizadas rápidamente. La más importante tuvo lugar en el aeropuerto barcelonés de El Prat, que se vio bloqueado parcialmente por unos 10.000 manifestantes, según el ministerio del Interior, y donde fueron anulados más de 150 vuelos entre este lunes y el martes.
La protesta había sido convocada por "Tsunami Democrático", una nueva plataforma independentista sin portavoces ni estructura conocida. Y derivó en una batalla campal con la policía regional catalana, los Mossos d'Esquadra (dependientes del gobierno catalán), que efectuaron una detención y emplearon pelotas de goma.
En total, 115 personas requirieron asistencia sanitaria en el aeropuerto, según el servicio catalán de emergencias médicas, y un manifestante podría haber perdido un ojo, de acuerdo con el hospital que lo atiende.
En un encuentro con la prensa internacional este martes en Barcelona, Torra reconoció que hay en todo ello una "contradicción", y que esto "es una de las dificultades de este proceso", defender el derecho de autodeterminación desafiando al gobierno central español, y al mismo tiempo garantizar el orden público.
Una directriz ésta que según dijo no cambiará, ya que su gobierno sigue comprometido con "garantizar el derecho a la protesta" y también "garantizar la seguridad general".
"Si hay cualquier exceso que se salta los protocolos de los Mossos d'Esquadra habrá las investigaciones que tenga que haber, hasta el final y hasta las últimas consecuencias", enfatizó Torra.
La Vanguardia de Barcelona, en una nota similar a otra de El País de Madrid, también alude a otro tipo de contradicciones de más calado. "Los socios del Govern de la Generalitat (el gobierno catalán) han evitado airear sus divisiones internas respecto a la gestión de la sentencia (...) y al rumbo de la legislatura con la comparecencia del president Quim Torra ante el Parlament", apunta el medio catalán.
La Vanguardia hace alusión al intento de acordar entre las fuerzas independentistas una resolución única sobre las sentencias del Tribunal Supremo pero "JxCat (Junts per Catalunya) y ERC (Esquerra Republicana de Catalunya) han descartado llevar resoluciones al pleno (parlamentario) y votarlas ante la imposibilidad de acordar un texto".
En otro encuentro con la prensa, en Madrid, el ministro español de Exteriores, el catalán Josep Borrell, se refirió a ello y dijo que "hay una cierta esquizofrenia" en el planteamiento político del separatismo catalán, que controla el gobierno y el parlamento de la región.
"Por un lado, se anima a los manifestantes, pero por otro lado, se envía a la policía" para "controlar, y algunas veces contrarrestar a los manifestantes. Hay ahí una dualidad, cuanto menos", valoró Borrell.
Preguntado por la prensa, el independentista Torra no quiso manifestar su apoyo público al Tsunami Democrático, y descartó también que las recientes protestas en Hong Kong sean un modelo para el soberanismo catalán, como habían planteado algunas voces dentro del mismo.
"No creo que sean casos comparables Hong Kong con Cataluña", pues somos un movimiento "no violento", aseveró.
El martes, algunas carreteras y vías férreas fueron nuevamente cortadas por los manifestantes, a la espera de nuevas instrucciones de la organización "Tsunami democrático" que en la víspera había llamado a bloquear el aeropuerto.
Queriendo imitar a los manifestantes prodemocracia de Hong Kong, los independentistas acudieron en vehículo, transporte público o a pie para bloquear hasta bien entrada la noche los accesos a la terminal.
Durante horas se enzarzaron contra la policía que custodiaba el aeropuerto, que cargó en numerosas ocasiones contra ellos e hizo uso de balas de goma y de foam.
El eslogan ya circula por las redes sociales: "Hagamos de Cataluña un nuevo Hong Kong".
Más de cien vuelos fueron anulados, muchos viajeros no pudieron llegar y cientos se quedaron varados en la terminal toda la noche, según el gestor aeroportuario AENA.
Otra cuarentena de vuelos fueron anulados para el martes sobre el millar previstos.
Durante las trifulcas del lunes, 131 personas recibieron asistencia médica, 115 en el aeropuerto y el resto en otras protestas por la región.
La movilización continúa con huelgas estudiantiles y varias marchas masivas por el territorio a partir del miércoles que deben converger el viernes en Barcelona, organizadas por las asociaciones Asamblea Nacional Catalana y Omnium Cultural.
Este mismo martes por la tarde, ambas entidades llamaron a manifestarse con velas frente a las delegaciones del gobierno español en las principales ciudades de la región.
Fuentes: AFP y medios españoles
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